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¿Qué es la Central Clasista de Trabajadoras y Trabajadores?

Por: Javier Pineda Olcay | Publicado: 06.09.2018
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La nueva Central sindical reúne a más de 20 mil afiliados y definió este fin de semana sus Estatutos, su Declaración de Principios y su Plataforma de Lucha

Para mañana están invitados los obreros y empleados de este puerto, con el fin de hacer una nueva tentativa de organización obrera que sirva de fuerza y poder para adquirir las mejoras que nos hacen falta al bienestar de todos. Hemos tenido organizaciones importantes, como la Mancomunal  que vivió hasta 1907; como la organización gremial que se levantó en 1912  y 1913. Todas cayeron ¿Es este un motivo para no volver a organizarse? (…) La clase obrera es tan víctima como antes de la miseria, de los abusos, del mal salario, de la vida cara. Si la clase capitalista se enriquece y hoy está en magnífica situación económica, habiendo afirmado sus condiciones industriales, ¿por qué obreros y empleados soportan la servil situación a que están subyugados? ¡Rehagamos el valor! Levantemos de nuevo la organización obrera. Que los fracasos del pasado sirvan de experiencias para desarrollar nuestra acción de mañana.

Luis Emilio Recabarren, ¿Podemos hacer un Poder Obrero?

El Despertar, Iquique, 2 de julio de 1918.

Este sábado 1 de septiembre se realizó el Congreso Fundacional de la Central Clasista de Trabajadoras y Trabajadores, la cual convocó a más de 150 delegadas y delegados, cuyos sindicatos aprobaron previamente al Congreso afiliarse a esta Central. En total, las personas afiliadas son más de 20.000.

Si bien este sábado fue el hito de fundación, el proceso de construcción se remonta hace más de un año, cuando el Comité de Iniciativa por la Unidad Sindical (CIUS) convocó a un encuentro con otras organizaciones sindicales clasistas para analizar la posibilidad de construir un instrumento de mayor nivel de organización que se transformara en un proyecto que tuviera como centro la clase trabajadora, su autonomía y disposición de lucha para superar el sistema capitalista-patriarcal que hoy explota a millones de trabajadores y trabajadoras en nuestro país y en el mundo.

La Central Clasista de Trabajadoras y Trabajadores (en adelante, CCTT) no es igual al resto de Centrales existentes en nuestro país. El primer elemento distintivo es que no es una Central en los términos establecidos por el Código del Trabajo. Sus afiliados decidieron que sería una organización de hecho y no de derecho. No buscan el reconocimiento por parte del Gobierno ni la posibilidad de postular a los jugosos fondos para financiamiento de Centrales Sindicales. Tampoco buscan que el Gobierno ni los gremios empresariales los llamen por protocolo a conversar y tomar cafecito para luego fotografiarse en conjunto. La CCTT es fruto del ejercicio del derecho a la libertad sindical y el derecho a organizarse bajo las formas que los trabajadores estimen pertinente. En dicho sentido, la CCTT se inscribe en la tradición del movimiento obrero chileno, tal como lo hizo la FOCH y la CUT en sus orígenes, constituyéndose como una instancia de organización de la clase trabajadora sin contar con el beneplácito ni de la patronal ni del Gobierno.

Ser una organización de hecho no significa ser una organización al lote. En su Congreso Fundacional la CCTT aprobó sus Estatutos, su Declaración de Principios y su Plataforma de Lucha: estos instrumentos serán la carta de navegación de la Central Clasista en el presente y futuro periodo político.

En cuanto a su Declaración de Principios, la CCTT se define como una organización anti-capitalista y anti-patriarcal, pues aspira al cambio de la sociedad controlada actualmente por el capital. Asimismo, apuesta por “una sociedad donde no existan las clases sociales, ni la explotación, tanto en este territorio, como en todos los territorios del continente y el mundo, porque la lucha de la clase trabajadora no tiene fronteras”. Es así como expresión de esta perspectiva internacionalista, el himno de la CCTT es La Internacional.

También son parte de la Declaración de Principios la Autonomía de Clase – cuyo elemento para principal para garantizarla será que la CCTT será financiada por sus propios socios – y la promoción de la unidad de los trabajadores. Esta voluntad de unidad se traducirá en los intentos de “mancomunar a una acción coordinada con todas las Organizaciones Sindicales Clasistas y Autónomas” del poder político y del poder económico. La CCTT rechaza las acusaciones de paralelismo sindical: las condiciones de descomposición y burocratización de la CUT – cuya directiva se encuentra deslegitimada por la acusación de fraude en las últimas elecciones –  hacen inviable la disputa interna por su conducción. Menos sentido aún tiene hacerse parte de la CAT, de la UNT o de la frustrada Central de Trabajadores de Chile de Arturo Martínez. El entreguismo de estas Centrales en el Gobierno de Michelle Bachelet los transformó en cómplices de la Reforma Laboral Patronal. Sus apuestas conciliadoras con el gran empresariado y con los nuevos Ministros y Directores del Trabajo designados por Sebastián Piñera y la incapacidad de movilizar ante las coyunturas que afectan a la clase trabajadora siendo la última de ellas la discusión sobre el salario mínimo, muestran el carácter que han adquirido dichas Centrales. Lo anterior no obsta a que se reconozcan sectores clasistas y con disposición de lucha al interior de la CUT, con los cuales se debería trabajar y practicar la unidad en la lucha. Será tarea de la CCTT hegemonizar la disputa al interior del movimiento de trabajadores a pesar de la dispersión existente que se materializa a través de distintas Centrales de Trabajadores y organizaciones sindicales – que son la mayoría – que ni siquiera se encuentran afiliadas a alguna Central.

Además, la Central desarrollará todas las formas de lucha como también, promoverá la defensa integral de los derechos humanos. Sumado a lo anterior, reivindica las banderas de la participación y de la democracia sindical, la solidaridad con otras luchas que desarrollan expresiones sociales tales como estudiantes, campesinos o pobladores, a quienes también reconocen como expresión de la clase trabajadora. En definitiva, la CCTT se reconoce como una herramienta de formación, organización y lucha al servicio de la clase trabajadora.

La Plataforma de Lucha tiene por objetivo avanzar en conquistas concretas mediante la unificación de sus reivindicaciones y entregando a una orientación a sus luchas con una perspectiva de una transformación profunda y radical de la sociedad en que vivimos. El encabezado de este documento es claro: “La CCTT busca conquistar mejores condiciones de trabajo y de vida para el conjunto de la clase trabajadora en el marco de la actual sociedad capitalista, pero teniendo siempre como norte la abolición de las condiciones de explotación y opresión bajo las que vive hoy nuestra clase y el conjunto del pueblo trabajador”.

Entre estas demandas se encuentra la lucha inmediata por instalar en los contratos colectivos algunos puntos tales como una jornada de trabajo continua de 40 horas semanales como máximo; aporte patronal al seguro de cesantía, a la AFP y salud; derecho a la sala cuna universal para madres y padres; aguinaldos. También se lucha por conquistar derechos mínimos garantizados para todos los trabajadores, como el sueldo vital, monto diario por locomoción y alimentación, igualdad salarial entre géneros, subsidio de cesantía por máximo de dos años, reconocimiento del derecho al trabajo  de los inmigrantes, pleno derecho a huelga y negociación por rama.

En los aspectos más estructurales, se luchará por una sociedad justa y digna, planteando el fin al Código del Trabajo actual implementado durante la dictadura, fin al subcontrato y a toda forma de precarización laboral; lucha por los derechos sociales tales como educación, salud y vivienda; nacionalización, bajo control obrero, de sectores estratégicos como recursos naturales y servicios públicos en manos de privados; expropiación de grandes propiedades que están hoy en manos de empresas forestales y latifundistas; eliminación de cultivos transgénicos y uso de agrotóxicos; protección de territorios indígenas y solidaridad con la lucha del pueblo mapuchefin a la Constitución de Pinochet. Asimismo, en la Plataforma de Lucha se considera el derecho a pensiones dignas y el fin a las AFP, acogiendo la propuesta de la Coordinadora Nacional de Trabajadores/as No+AFP, planteando que los fondos de pensiones sean administrados bajo control de las y los trabajadores.

Finalmente, en el Congreso se eligió una Directiva Provisoria de 10 personas, cuyo mandato es convocar a elecciones universales en un plazo inferior a un año. Esta Directiva quedó encabezada por Manuel Ahumada, Presidente de la Confederación General de Trabajadores quien asumirá como Presidente de la CCTT. En la Secretaría resultó electa Isolina Acosta, Presidenta de SINTRAC Chile; mientras que en la Tesorería resultó electa Catalina Rojas, Presidenta del Sindicato de Trabajadores a Honorarios del Servicio de Salud Metropolitano Central. Los demás directores que acompañarán a esta directiva son Andrés Troncoso, Sergio Alegría, Claudio Abarzúa, Guillermo Solís, Ramón López, Eric Rojas y Esteban Gallegos.

La tarea de esta nueva Central Clasista será ardua. Deberá enfrentar la ofensiva del Gobierno y del capital sobre la clase trabajadora, que tiene como norte aumentar aún más la flexibilización laboral, atacando principalmente las regulaciones existentes en materia de la jornada laboral, tal como lo pretenden hacer con el proyecto de Estatuto Joven y del Estatuto del Adulto Mayor, y con sus particularidades, el proyecto de ley que regula el Teletrabajo. Asimismo, deberá enfrentar las reformas laborales que se han implementado para debilitar aún más la acción sindical a través de dictámenes de la Dirección del Trabajo y probablemente con el proyecto de ley de nueva Reforma Laboral anunciada por Sebastián Piñera para este mes de septiembre.

El desafío de transformarse en una herramienta efectiva de formación, organización y lucha de la clase trabajadora es tremendo. La Central Clasista deberá demostrar solidez al momento de enfrentar negociaciones colectivas de sus organizaciones y solidaridad cuando se trata de luchas de organizaciones sindicales que se encuentran fuera de la Central. Deberá ser capaz de crecer en su presencia a nivel nacional y densificar la cantidad de sindicato donde ya está instalada, pues aún su fuerte está en la Región Metropolitana, aun cuando en el Congreso Fundacional participaron sindicatos de las regiones de Valparaíso, Biobío, Araucanía, Los Lagos y Magallanes. El despliegue y triunfo en los conflictos laborales que enfrente como organización será fundamental para demostrar que la CCTT no sólo es una Central ideológica, sino que es un instrumento efectivo de organización y lucha para la clase trabajadora.

Asimismo, deberá ser capaz de generar nuevas organizaciones en los centros de trabajo en que aún no existen y deberá convencer a los sectores clasistas que aún se niegan a abandonar la CUT o bien que aún no creen en la viabilidad del proyecto de la CCTT como una alternativa real de organización para enfrentar a la patronal. El monopolio del clasismo no recae en la CCTT, por lo cual deberá ser capaz de trabajar con aquellos sectores del pueblo trabajador que se reconocen en la tradición clasista y anti-capitalista.

Actualmente, ninguna de las Centrales Sindicales de nuestro país puede reclamarse la gran representación de la clase trabajadora. Según la Dirección del Trabajo, la CAT contaría con 12.295 trabajadores pertenecientes a 68 organizaciones activas, mientras que la UNT con 3.465 trabajadores pertenecientes a 29 organizaciones sindicales activas. En cuanto a la Central de Arturo Martínez si bien se anunció que habría logrado reunir en su Congreso Fundacional a delegados representantes de 70.000 trabajadores, en casi un año no ha existido ninguna información más sobre este proceso. En el caso de la CUT su nivel de representación es discutido, pues según información otorgada por su padrón en las últimas elecciones sería de aproximadamente 170.000 trabajadores, aunque desde los sectores que impugnaron dichas elecciones, se denuncia que los padrones seguirían inflados y la Central hoy no representaría a más de 120.000 trabajadores, en su mayoría pertenecientes al sector público. En el caso de la Central Clasista, si bien parte con 20.000 socios – número considerable como punto de partida – en un país con más de 8 millones y medio de trabajadores asalariados, la tarea es gigantesca.

Y, finalmente – pero no menos importante – deberá articularse con otros sectores en lucha del pueblo, para levantar a un movimiento popular que pueda golpear al sistema capitalista-patriarcal y abra paso a nuevo periodo político.

Avanza la construcción de los pies del pueblo trabajador.

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