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Ailén Possamay, artista visual: “La memoria colectiva es una herramienta de lucha fundamental para crear existencias libres, creativas, dignas”

Por: Alejandra Villarroel Sánchez | Publicado: 01.11.2018
Ailén Possamay, artista visual: “La memoria colectiva es una herramienta de lucha fundamental para crear existencias libres, creativas, dignas” artista 1 |
En Concepción se está gestando el primer viaje a Chile de la artista visual argentina Ailén Possamay, invitada a despertar muros en la rivereña Región del Biobío durante una residencia artística del programa “Activa tu Presente con Memoria”. Mientras ese periplo fluye hacia el año entrante, Ailén repasa las convicciones que la movilizaron a crear «Eso que llaman amor» serie esténcil con la que interviene calles de Buenos Aires para denunciar la sistemática violencia económica que el agotador -y agotado- patriarcado cierne sobre la mujer.

La inquietud creadora que #AilénPossamay cultivó durante su bucólica infancia en el pueblo de Junín al sur de Neuquén, devino en una Licenciatura en Artes Visuales en la ciudad de Buenos Aires. Orientó esos estudios al grabado para iniciar una obra gráfica volcando todo su pensamiento artístico y político en la calle. La joven Ailén hace de los muros de Ciudad Autónoma, Morón y Provincia portavoces de una consigna célebre en las veredas de la fuerza social feminista: “Eso que llaman amor, es trabajo no pago” certera idea de la teórica y activista italiana Silvia Federici (referente de investigación en la tesis universitaria de Ailén) que la artista lanza al espacio público para punzar el sofocante imaginario patriarcal de la ama de casa, ese ser unidimensional predestinado ‘por naturaleza’ al trabajo doméstico, al rol no remunerado de cuidar.

Y aunque aquel molde nos resulte medieval, todavía se impone a las mujeres en el mundo entero, tal como analiza la artista  “habiendo conquistado otros espacios fuera del hogar, hoy siguen siendo las mujeres quienes se ocupan de las tareas de cuidado doméstico”. Desde ahí se entiende que aun siendo totalmente emergente su producción artística, ésta alcanzara una altísima popularidad en poco tiempo. La imagen con la que Possamay interviene el espacio público muestra a una mujer ensimismada que limpia, amasa o cocina en soledad, pasando a ser un reflejo incómodo para el transeúnte que no quiere ser interpelado por tamaña verdad. Expuesta fuera del cliché de la familia, esa verdad expone su real anomalía y tensiona las estructuras de poder que sostienen el trabajo no pago,  convenientemente confundido con la idea de amor romántico que sostiene el avance del capitalismo. Hoy son el feminismo y el compromiso de la nueva generación de artistas como Ailén, la plataforma para mantener viva la reivindicación “mientras el sistema nos quiere en nuestras casas generando mano de obra, nosotras salimos a la calle a disputarle al sistema el valor de nuestras vidas.”

¿Qué recuerdas de tu infancia y cuándo nace tu interés por las artes visuales?

-De mi infancia tengo muchísimos recuerdos lindos. Nací en Junín de los Andes, un pueblo de 15 mil habitantes al sur de Neuquén, Argentina, en 1992.  Crecer en un lugar chico te da libertades que en ciudades grandes son difíciles de disfrutar, me la pasaba en la calle con amigxs hasta que me llamaban a comer con un grito. No teníamos miedo de estar todo el día afuera porque no pasaba nada. Crecí en una casa con un patio enorme y familia extendida, vivimos pegados con mis tíxs y mis primxs y mi abuela paterna con una casita en el fondo. Así que básicamente crecí con dos mamás y dos papás, mi abuela, mi hermano, mi hermana, y mis primxs, o sea, seis niñes correteando por todos lados. Nos encantaba trepar árboles, jugar a las escondidas y a los exploradores en todo el barrio, muy divertido todo. Somos muy unidos, ahora que estamos todos grandes y viviendo en diferentes lugares por el estudio, los veranos son nuestro momento de reencuentro. Mi interés por las artes visuales viene desde chica. Fui al Centro de Iniciación Artística de mi pueblo, donde hice talleres de cerámica, dibujo y pintura, pero entrando a la adolescencia dejé todo para luego, en cuarto año del secundario, reencontrarme con la plástica. Si bien tuve Educación Plástica toda la secundaria, fue en cuarto año donde más me interpeló la materia, vimos las vanguardias e hicimos nuestros propios trabajos desde la influencia de cada una, lo que me encantó y volvió a despertar mi interés. De todas formas cuando me recibí me vine a estudiar a Buenos Aires Trabajo Social en la UBA, nada que ver con artes, hasta que me dí cuenta que no era lo que quería y me cambié a la UNA a estudiar Artes Visuales con orientación en Grabado y Arte Impreso. Terminé en 2017, ahora me encuentro en etapa de tesis.

Considerando la bullente (y perseguida) cultura de arte callejero que se vive en Chile y Argentina ¿Cuál crees que es la potencia de apropiar espacio público?

-Ocupar el espacio público es siempre una apuesta política, un poner en discusión y en disputa el sentido de lo público precisamente y, en eso, el sentido mismo de nuestra presencia. Con respecto a las expresiones artísticas en el espacio público, creo que la apuesta política es correrse de las instituciones para dirigirse a la sociedad en general, llamar a la reflexión y convocar a una concientización colectiva. El arte en el espacio público aparece como un arma de combate si se quiere, como respuesta y acción sobre una sociedad neoliberal ¡y patriarcal! que necesitamos empezar a discutir y a transformar. El arte en las calles convive con lxs ciudadanxs compitiendo y disputando espacios y sentidos con la publicidad, con la propaganda política partidaria. En mi caso, desplegar estas consignas de manera repetitiva en las paredes, denunciar la naturalización del rol doméstico de la mujer tiene que ver con la importancia de tomar la calle, de apropiarnos del espacio público que nos pertenece y que el movimiento feminista ha sabido ganarse a lo largo del tiempo. Mientras el sistema nos quiere en nuestras casas, generando mano de obra, nosotras salimos a la calle, a disputarle al sistema el valor de nuestras vidas. Se trata de dar la batalla con nuestra comunidad, abrir el debate, sacar nuestros debates al interior del feminismo a la calle,  generar un diálogo con todxs lxs ciudadanxs y construir un nuevo imaginario.

¿A partir de qué momento, lecturas o personas descubrirse el feminismo y lo incorporaste activamente a tu vida?

-No sé si puedo dar una respuesta precisa o si puedo decir a partir de qué momento me hice feminista, porque el feminismo estuvo en mi vida desde siempre. Mi mamá es feminista, militó un tiempo grande en Católicas por el Derecho a Decidir, y también participó mucho de los Encuentros Nacionales de Mujeres (¡al primer ENM que fui tenía 2 años!) y se dedicó a organizar espacios y talleres sobre violencia de género en Junín. Así que mi casa siempre tuvo una dinámica bastante feminista. De todas formas sí, creo que en el momento que realmente tome conciencia de lo que el feminismo significaba fue en los últimos años del secundario, y eso maduro muchísimo más al empezar la facultad y vivir sola con amigas en Capital y conocer otras miradas también feministas, pero con otros enfoques. No es que siempre haya sido feminista o que tuviera las cosas re claras, obvio que no, y que cargo con un montón de machismos y micromachismos que con el tiempo voy deconstruyendo, pero sí temas como el aborto o la homosexualidad nunca fueron temas tabú para mí ni me pusieron en contradicción ni nada, siempre los abordé con mucha naturalidad, pero precisamente por haber crecido en una familia que los abordaba con esa misma naturalidad, no sé cómo hubiese sido si hubiese crecido en otro tipo de familia. Claramente puedo decir que mucho de mi posicionamiento ideológico político tiene que ver con mi familia. Igualmente creo que terminé de darle forma a todo esto y a madurarlo, cuando comencé a militar en un espacio feminista de acompañamientos en abortos seguros a fines del 2015 acá en capital federal, creo que la militancia y el encuentro con otras feministas y otros feminismos fue y es clave para seguir formándome como feminista. Sobre lecturas importantes, creo que sin duda Marcela Lagarde, introducida por mi madre, obvio.

FEMINISMOS, POLÍTICA PÚBLICA Y MEMORIA COLECTIVA

¿Cuáles crees que son las principales luchas que nos unen hoy y cómo observas el movimiento de mujeres en Chile?

-Yo creo que sin duda el aborto apareció como el caballito de batalla y la bandera que nos unió a todes incluso en todo Latinoamérica, y que el proceso que estamos viviendo en torno a la despenalización social con respecto al aborto es increíble. Otra bandera creo que es la de la identidad de género, proceso que se está dando en muchos países de Latinoamérica y por el que estamos todes empujando. Pero de todos modos creo que el feminismo tiene la capacidad de luchar por todo a la vez, porque desborda y porque viene a transformar todo, entonces las luchas son miles y siento que se está luchando en todos los frentes a la vez, como que en eso también supimos romper con el binarismo no? Que si luchas por una cosa no luchas por la otra y bla, el feminismo no binarisa sus luchas, va en todos los frentes todo el tiempo porque entiende que esta todo relacionado. Creo que Chile está teniendo un movimiento feminista zarpado, como en todo el mundo, siento que el feminismo es el movimiento revolucionario de este siglo y que claramente está a la vanguardia de todas las luchas en todos los lugares. En Chile me parece que el feminismo ha sabido moverse bastante bien, lo de las causales por aborto y ahora el proyecto de ley hasta las 14 es muy esperanzador, ni hablar de la reciente aprobación de la ley de identidad de género, una alegría enorme. Además, por lo que sigo en los medios, claramente la lucha estudiantil está siendo dirigida en gran parte por el feminismo, y eso en clave de lo que venía diciendo antes, me parece lo más potente de este movimiento, que estamos poniendo la impronta feminista en todas las luchas.

¿Piensas que vamos acortando brechas hacia la emancipación del trabajo doméstico?

-Pienso que no sé si se ha logrado una emancipación, me parece que estamos en ese camino, pero que hoy en día se sigue relegando a la mujer al espacio doméstico, aun habiendo conquistado otros espacios, trabajando en un montón de rubros fuera del hogar, siguen siendo las mujeres quienes se ocupan de las tareas de cuidado en el espacio doméstico. La inserción de las mujeres en el mercado de trabajo es cada vez más masiva, sin duda, pero no ocurre lo mismo en cuanto al crecimiento de la participación de los varones en el cuidado del hogar. Lo que implica que además de trabajar fuera del hogar como los varones, las mujeres siguen encargándose prácticamente en soledad de las tareas domésticas. Esto genera que en la mayoría de los casos, las mujeres deban realizar una doble jornada laboral, una remunerada y otra que no. Y teniendo en cuenta la brecha salarial, que en Argentina ronda en un 27%, es decir, las mujeres ganan en promedio un 27% menos que los varones, esto hace que la desigualdad crezca aún más todavía, presentándose una doble desigualdad, pues las mujeres dedicamos más tiempo al trabajo no remunerado y en el trabajo remunerado que realizamos obtenemos menores ingresos que los hombres, lo que además no nos permite crecer de las misma manera en nuestros trabajos por falta de tiempo para dedicarle.

¿Qué opinión tienes respecto al serio decaimiento cultural que también impera en tu país con Macri?

-Que Macri sea presidente de la Argentina me parece de las situaciones más tristes y nefastas que haya vivido. Con eso creo que te digo todo. El decaimiento no sólo es cultural y educativo, sino que es total, realmente nos encontramos en una crisis que nadie imaginaba iba a sucederse tan velozmente. La cultura y la educación no son prioridades para este gobierno, de hecho son todo lo contrario. La educación se encuentra atravesando una crisis espeluznante, no solo por falta de presupuesto, sino por el amedrentamiento, las amenazas y hasta las torturas a lxs docentes en lucha. Recientemente a una maestra de Moreno, Provincia de Buenos Aires, la secuestraron y la torturaron escribiéndole con un punzón en la panza “Ollas No”, en amenaza por las ollas populares que venían llevando a cabo en denuncia por el estallido de una garrafa en una escuela de Moreno que se llevó la vida de una docente y un auxiliar, diez minutos antes de que lxs chicxs entren a clase, lo que podría haber sido una tragedia aún más terrible, si puede decirse así. Imagínate la situación que estamos atravesando, hasta ponerlo en palabras es doloroso. En cuanto a la Cultura, el Ministerio de Cultura ha sido degradado a Secretaria en estos últimos días (al igual que los Ministerios de Salud y Trabajo, entre muchos otros) lo que implica menos presupuesto y menos capacidad de acción e independencia. Este gobierno no cree que el acceso a la cultura sea un derecho, sino un privilegio y desde esa perspectiva llevan adelante sus políticas culturales. Han cerrado muchísimos centros culturales por no poder pagar los servicios por las tarifas excesivas que les han llegado, el gobierno ha dejado de subsidiar los servicios que tampoco reconoce como derecho y eso realmente ha matado a los centros culturales, los teatros chicos, y todos los espacios autogestivos. Con respecto a las políticas en cuanto al arte urbano tienen un accionar muy ridículo, criminalizan el arte urbano, pero luego publicitan Ciudad de Buenos Aires como una de las ciudades con “el mejor arte urbano del mundo”, haciendo visitas guiadas y todo. A los mismos artistas que hacen pasar la noche en la comisaría o que les requisan sus materiales, después los contratan para participar en ArteBA o pintar los puentes.

Y respecto al constructo Memoria Colectiva ¿Qué significa para ti y cómo crees que se construye?

-La memoria colectiva, qué pregunta. Creo que la memoria colectiva se construye a partir de construir sentido en los espacios colectivos, justamente. De poder analizar, interpretar y reconocer las situaciones no desde la individualidad sino desde el quehacer colectivo, desde lo compartido, desde la comunidad. La memoria es una herramienta de lucha y es fundamental para poder crear cosas nuevas y no empezar siempre de cero, ni repetir siempre lo mismo. Pero es difícil, porque en sociedades como las nuestras, donde lo individual aparece como valor fundamental, donde sólo importan las experiencias personales y nunca nos pensamos con les otres, construir una memoria colectiva que nos ayude a enfrentar el presente y construir el futuro con herramientas más creativas se vuelve muy dificultoso, porque el sentido de comunidad y de lo colectivo están muy lastimados, nos cuesta mucho compartirnos. Sin dudas, es nuestra gran apuesta y es lo que tenemos que seguir impulsando para definitivamente poder transformar los modos en los que nos relacionamos y los modos de existencia básicamente. Poder crear existencias libres, creativas, solidarias, felices, dignas. Creo que el feminismo cumple un rol fundamental en este sentido, porque nos invita y nos impulsa a pensar todo otra vez, hasta lo más personal como el deseo, el feminismo es colectivo, es sororidad y viene a transformar nuestras vidas para que sean vidas dignas de ser vividas definitivamente.

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