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Periodista peruana pasó como infiltrada para mostrar las redes de trata de personas entre Chile y Perú

Por: El Desconcierto | Publicado: 05.11.2018
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El trabajo en conjunto de periodistas chilenos y peruanos permitió conocer cómo opera una red de trata de personas que a atrae a mujeres extranjeras para explotarlas sexualmente en la comuna de Salamanca, en la región de Coquimbo.

Un trabajo periodístico de coordinación entre un equipo de Mega y el periódico La República profundizó en la denuncia de una red de tratantes de mujeres que capta a jóvenes peruanas y de otros países para explotarlas sexualmente en la ciudad de Salamanca, región de Coquimbo.

Tras ser contactada por el equipo de «Misión Encubierta», la periodista Lupe Muñoz se infiltró en un club nocturno para conocer cómo opera el grupo que atrae a mujeres extranjeras con falsas promesas de un trabajo bien remunerado en Chile.

«He viajado un poco más de cinco horas en un bus, luego de aterrizar al mediodía en Santiago, tras ser captada por ‘Cristina’, otra peruana que llegó hace año y medio a El paraíso, un club nocturno donde las chicas –en su mayoría extranjeras– tienen que bailar y hacer movidas con los clientes. ‘Movidas’, así le llaman. Es el término que utilizan para camuflar la prostitución clandestina que existe en la zona de bares de esta ciudad«, describió Lupe en su relato, publicado en enero de este año.

Meses atrás, la comunicadora recibió la oferta de Cristina, una mujer que le prometió sueldo fijo, casa y comida. «Planificamos todo esto con el equipo de investigación del programa Misión Encubierta de MegaTV. Nuestra intención era una sola: infiltrarnos en una red de explotación laboral y sexual que opera en Chile y Perú bajo la mirada indiferente de las autoridades», señaló.

La comuna de Salamanca ocupa el segundo lugar en Chile la en recepción de mujeres extranjeras que ejercen el comercio sexual, según datos aportados por Carabineros. Según Muñoz, la forma de atraer a las jovencitas es similar a la que se aplica en muchas ciudades de Perý, esencialmente mineras: «A diferencia de nuestro país, acá predomina el comercio sexual internacional. La mayoría de jóvenes que llegan a Salamanca proviene de Bolivia, Colombia, República Dominicana y Perú», relató.

Tras ser evaluada por si «tenía las condiciones», la dueña de «El Paraíso», Carla Castro Mayta, le compró el pasaje aéreo a Santiago, advirtiéndole que debería pagar por él más tarde con su trabajo.

En el lugar, Carla le comunicó que en dos días debía acudir a una feria de la ciudad como acompañante de unos «empresarios», tras ser elegida luego de mostrarles unas fotos.

«Mandamos las fotos de todas las niñas y te escogieron a ti. Solo tienes que acompañarlos, tomar y comer con ellos. ¡Vas a comer gratis y vas a recibir tu plata!». Al parecer, es habitual que además del trabajo de ‘garzonas’, como se les dice a las chicas que atienden en los bares en Chile, se haga de acompañante de algún desconocido siempre que haya oportunidad de ganar dinero», escribió Muñoz.

«Se mueven con facilidad entre ambos países»

Tras visitar «El Paraíso», la periodista infiltrada relató que cada chica debe negociar directamente con los clientes «sus movidas». Cada una cobra entre 50 mil a 80 mil pesos, adicional al pago del local para uso de los reservados: unos ambientes camuflados en la parte posterior de los bares, donde se ubica un sillón cama para sostener relaciones sexuales de 15 a 20 minutos.

«Pude ver todo esto en el día y medio que estuve El Paraíso. También pude notar cuán expuestas están las jóvenes en este lugar, donde el horario de trabajo va desde las 6:00 p.m. hasta las 5:00 a.m. Durante todo este tiempo no solo consumen alcohol, más de lo que su capacidad puede tolerar, sino que deben «motivar» a sus clientes, deben permitir el manoseo y los besos, aunque esto no te lo dicen cuando te ofrecen el trabajo», contó.

En su investigación, Lupe Muñoz contó que vio a una mujer llorando, que se lamentaba de haber llegado a Salamanca. «Llegó a este lugar por un aviso pegado en un poste que ofrecía el trabajo de mesera», sentenció, aunque reconoció que le pintaron otro panorama: un sueldo básico y ganancias a cambio de una labor sencilla. Al llegar descubrió la realidad de su trabajo, pero no contaba con dinero suficiente para regresar a Lima.

Durante la tarde del día dos, tal como se había planeado, Lupe acudió a un almuerzo al que la invitaron los periodistas que se hacían pasar por clientes del bar. Ahí, ayudada por un reportero que manejaba una moto, Muñoz pudo escapar del lugar.

«Si bien la esclavitud laboral y sexual de muchas mujeres, en estas ciudades sureñas, no se da a través de la fuerza, los tratantes lo logran a través del engaño, la manipulación y la desvinculación de su entorno», concluyó la comunicadora.

A la vez, Muñoz sentenció que los tratantes se aprovechan de los procesos de migración que ha vivido la región para ilusionar a jóvenes en busca de un mejor futuro.

«A veces usan las redes sociales, a veces algo más sencillo como un aviso pegado en un poste de alumbrado público. Sus redes son enormes. Y se mueven con facilidad entre ambos países», cerró.

Desde la entrada en vigencia de la ley que castiga el delito de trata de personas, entre 2011 y el 31 de diciembre de 2017, 33 personas causas han sido formalizadas, abarcando a un total de 214 víctimas.

Tras la investigación en conjunto, el equipo de Mega acompañó a funcionarios policiales a un allanamiento en «El Paraíso», donde se confirmó que se practica la prostitución al interior del local. Sin embargo, esta no es una práctica penada por la ley. Solo una persona fue detenida por microtráfico de cocaína.

En la instancia, las personas involucradas en la trata de personas negaron cualquier vinculación con esta actividad y ambos locales siguen en funcionamiento.

Puedes revisar aquí el capítulo completo de «Misión Encubierta».

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