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La presión del verano sin polera: Cómo la gordofobia cotidiana sabotea la autoestima de las mujeres

Por: Valentina Camilla Araya | Publicado: 06.02.2019
La presión del verano sin polera: Cómo la gordofobia cotidiana sabotea la autoestima de las mujeres WhatsApp Image 2019-02-06 at 16.28.41 | Ilustración: Sebastián Cifuentes
La gordofobia sabotea la autoestima de las mujeres debido al carácter irreal de los estándares de belleza que se promueven, además de ser una de las formas de discriminación más frecuentes contra las personas que habitan cuerpos «fuera de la norma». Pero este rechazo no siempre es contra un otro: también es una actitud constante hacia nuestros propios cuerpos por no adaptarse a la normativa estética idealizada sobre ellos.

Todas las mujeres pueden afirmar que alguna vez se han sentido inseguras con su apariencia. Probablemente muchas han recibido comentarios sobre sus cuerpos sin que los hayan pedido y varias deben haber experimentado la sensación irreal de ver cuerpos tan distintos a los cotidianos en la publicidad, en el espacio público y como modelos a seguir.

Estas presiones cotidianas derivan en acciones y sentimientos que sabotean la autoestima de las mujeres, limitándolas, excluyéndolas y situándolas como actores invisibles en el espacio público.

La gordofobia se define como el sentimiento de repulsión y malestar contra las personas gordas. Este malestar se manifiesta en una discriminación consciente o inconsciente mediante actos físicos, verbales o morales en contra de las personas con sobrepeso, expresado contra su apariencia física.

Pero la gordofobia no siempre es contra un otro: también es una actitud constante hacia nuestros propios cuerpos por no adaptarse a la normativa estética idealizada sobre ellos.

En 2018, la organización La Rebelión del Cuerpo, realizó el cuestionario on-line “Body Shape Questionnaire” y el “Body Image Questionnarie”, que tiene por objetivo saber la percepción de las personas sobre sus cuerpos e imagen. Esta encuesta se implementó en dos momentos: primero se consultó a 1.892 hombres y a 1.310 mujeres, entre junio y agosto de 2018.

Los resultados arrojaron que las mujeres encuestadas pasan el doble de tiempo que los hombres pensando en su cuerpo (3,6 horas del día en comparación con 1,8 horas). El 86% de las mujeres encuestadas reportaron haber dejado de hacer alguna actividad durante su vida por cómo se sentían respecto a su cuerpo, mientras que 53% de los hombres reportaron lo mismo.

Javiera Menchaca, directora de la comisión de investigación de La Rebelión del Cuerpo, explica que «estos datos nos permiten hacernos una idea y comenzar a crear conversación sobre cómo las mujeres son socializadas respecto a su cuerpo. Gran parte de ellas vive sintiéndose mal con su aspecto. Esto es una invitación para cuestionarnos qué estamos haciendo como sociedad y comenzar a hablar entre mujeres acerca de estas experiencias que no se suelen compartir, porque han sido despreciadas como ‘superficialidades’”.

Basta del verano sin polera

Desde la presión del «verano sin polera», pasando por los comerciales en los que mujeres batallan con el tránsito lento, además de la gran variedad de productos light que utilizan la silueta de una mujer esbelta para venderse, todos estos recursos pasan a ser otra medida de presión sobre los cuerpos, convirtiéndose también en manifestaciones de la gordofobia, al insistir con instaurar un ideal femenino de cuerpos esbeltos que no incomoden en el espacio público. 

Para la psicóloga fundadora de La Rebelión del Cuerpo, Nerea de Ugarte, la situación es clara: “Hay tantas industrias que siguen lucrando por la forma del cuerpo, sea un cuerpo como sea. Siempre hay algunos que le sacan provecho a esta problemática, al hecho de que el cuerpo de la mujer se siga poniendo como un espacio público de discusión y eso genera a largo plazo que las personas limiten las cosas que les gustaría hacer en su vida simplemente porque nos han convencido de que existe solamente una forma de habitar el mundo, que es con el cuerpo que nos muestran en los medios y en la publicidad”, explica.

Las actitudes gordofóbicas están presentes constantemente en nuestro cotidiano. No es coincidencia que no hayan mujeres gordas en las publicidades de las grandes tiendas, así como tampoco es casual que no haya ninguna animadora de TV con sobrepeso.

Para la psicóloga experta en sexología y educación sexual, Natalia Guerrero, «la gordofobia tiene que ver con todo aquello que considera lo gordo como feo, malo, insalubre, descuidado, descontrolado. También tiene que ver con actitudes autogordofobicas, ya que muchas personas tienen miedo a ser gordo o se rechazan a sí mismas por ello, entonces, esto se termina manifestando de manera global y transversal en todas las sociedades actuales del mundo occidental».

El daño a la autoestima de las mujeres tiene consecuencias en el desarrollo de su vida sexual. Al respecto, Guerrero precisa que «es probable que por la baja autoestima las mujeres se nieguen a sí mismas explorar o realizar actividades que para otras personas son cotidianas. Esto daña sus espacios de intimidad sexual, muchas personas que son gordas hoy tienen relaciones sexuales con parejas que no quieren que eso sea público porque no quieren ser víctimas de la discriminación que sufrirían por estar enamorados, excitados o interesados eróticamente en un cuerpo gordo. Lo mismo ocurre con las personas con alguna discapacidad».

Foto: Valentina Camilla.

«El nivel de distorsión de la realidad es muy grande» 

Actualmente, hay mujeres que se encuentran trabajando para revertir esta situación e implementar nuevas formas más inclusivas para hablar sobre todos los cuerpos.

Una de ellas es la comunicadora Antonia Larraín, quien en enero pasado lanzó el proyecto audiovisual #TallasParaTodes, en el que visibiliza la diversidad de los cuerpos de mujeres cis y trans, chilenas y extranjeras. Todas habitantes de este mismo territorio.

Al respecto, Antonia comenta: “El nivel de distorsión de la realidad es muy grande. Todo el mundo retoca sus fotos, toda la publicidad de todas las marcas está retocada, muestran estándares que no representan en nada a las mujeres chilenas y se agarran del discurso de que son inclusivos”.

El trabajo de #TallasParaTodes requirió de mucho estudio, una etapa en la cual Antonia se rodeó de muchas personas con experiencias distintas para así aprender de la violencia que viven. “Yo he visto a lo largo del proceso a gente que se desvive por tratar de calzar en un estereotipo que no existe, que es una visión hecha por computadores y me parece demasiado necesario empezar a tratar de mostrar sin retoques los cuerpos. Siento que si uno va a hablar de inclusión tiene que hacerse cargo de eso, hablar de inclusión de la gente con discapacidades, inclusión de la gente de distintas razas, de distintas clases sociales, etc”, afirma.

Sobre la visibilización de la gordofobia, Antonia recalca que «ponerle un nombre y visibilizar el problema de la gordofobia es ultra necesario para que la gente tome conciencia y lo identifique, para que así aprendamos a cambiar nuestro lenguaje y nuestra forma de pensar y luchar contra este estereotipo que es tan grande y con el que se carga al tener un cuerpo gordo”.

Otro caso que ha tomado importante visibilidad ha sido el trabajo de La Pili, cantante española que en mayo de 2018 compartió en YouTube la canción “Muslona”, con la que busca reivindicar e invitar a las mujeres con muslos gordos a vivir la aceptación y lucir su cuerpo. En el mismo mes, presentó su canción en el programa Factor X en su versión española

Va más allá de hacer ropa con tallas grandes

Otra de las discriminaciones que vive la gente gorda por parte del mercado es la imposibilidad de encontrar tallas adecuadas de ropa. El tallaje actual de la ropa no está pensado para la realidad de un país que en su herencia genética no se caracteriza por la delgadez ni por tener una población de estatura alta.

Uno de los principales problemas de la ropa plus size es que el calce y su patronaje no siempre viene pensado desde sus fabricantes con la realidad de los cuerpos que habitan los territorios en los que esa ropa se distribuye.

La industria de la moda ha comenzado a diversificar -aún en una pequeña escala- las tallas disponibles sobre sus colecciones de ropa. En las grandes tiendas de retail en Chile son muy pocas las marcas presentes que han incluido ropa plus size entre sus productos.

Para la periodista Camila Navarrete, la ropa plus size es más bien funcional antes que moda de la cual se pueda disfrutar. En este sentido, comenta que «si tu quieres vestirte bien sensual, esa ropa no existe hoy en día en el mercado del retail chileno, entonces, nos impide hacer este tipo de manifestación”, situando el vestirse como “un acto de comunicación ya que los seremos humanos no nos cubrimos, nos vestimos”

Sobre este mismo tema, la periodista publicó en 2017 una revisión de la ropa plus Size en Chile que puedes revisar acá.

Foto: Mariana Lizama

Internet y el Body Positive

Sin duda, internet siempre ha sido un lugar en donde se encuentran respuestas y en donde se manifiestan las violencias de la vida real. Muchas mujeres han trabajado por visibilizar los problemas que trae la gordofobia a sus vidas y a las vidas de los demás, compartiendo sus experiencias con la intención de ayudar a otras personas, haciéndoles saber que no están solas en estas vivencias discriminatorias hacia sus cuerpos.

Es por esto que en el último tiempo, el movimiento Body Positive ha tomado fuerza en las redes sociales difundiendo la importancia del amor propio y de las consecuencias positivas que trae para las personas la aceptación sobre sus cuerpos. Al respecto, Camila Navarrete comenta que “es muy importante poner en los medios y en la palestra que otros cuerpos no normativos son lo más común que verás en la calle”.

Claudia Zila, la creadora del proyecto motivacional “Kilos de felicidad” declara que «es importante que la gente que hoy habla de la aceptación de los cuerpos tenga un discurso comprometido, con base y que sea un discurso responsable”. 

Una de las discusiones que genera el Body Positive son los comentarios que sitúan este acto como una especie de «promoción de la obesidad». Para varias de las comunicadoras entrevistadas esta observación permanente es gordofóbica, ya la fiscalización y «preocupación» sobre los cuerpos gordos no ocurre de la misma forma con las personas que promueven ideales excesivamente musculosos o muy flacos, naturalizándolos por redes sociales sólo porque se encuentran dentro de los márgenes aceptados para que los cuerpos no incomoden.

Exponerse en internet, aunque sea por una buena causa también trae consecuencias. La presencia de personas gordofóbicas en línea no es indiferente para las personas que realizan activismo virtual sobre esta causa, quienes en muchas ocasiones han sido agredidas por difundir la aceptación de los cuerpos y la lucha contra los estándares normativos e irreales de belleza.

Si vives algún tipo de agresión on-line es muy importante que no borres nada. Saca pantallazos de las agresiones y guardalas por si es que decides realizar alguna acción al respecto. Por otro lado,  si necesitas asesoría puedes consultar la página Acoso.Online. Su principal labor es denunciar la difusión de pornografía no consentida, pero cuenta con las herramientas para poder acompañarte en el proceso de denuncia.

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