Abandono en Tiltil: Sequía, pobreza y contaminación ambiental

Por: Francisca Quiroga | Publicado: 13.02.2019
Una comunidad de alrededor de 20.000 habitantes tiene acceso a agua potable solo un par de horas al día. Por si fuera poco, deben lidiar con los problemas ambientales que significa tener uno de los basurales más grandes y empresas mineras asentadas en el sector. El fotógrafo Lucas Urenda visitó la comunidad por 2 meses y realizó un registro visual que habla por sí solo de la situación actual.

La historia de Tiltil es conocida cada cierto tiempo en los medios de comunicación por ser una provincia azotada por la contaminación ambiental, minera y la constante sequía a causa del calentamiento global. Ubicada a solo 55 kilómetros de Santiago, a simple vista el panorama es desolador y simula un viaje al pasado, pero la realidad es más cruda, simplemente pareciera ser que se han olvidado de ellos. Un ambiente seco, caminos de tierra, pobladores a caballo, hornos a leña y varios pozos de agua de antaño.

¿Cómo viven los habitantes en Tiltil? Debido a la sequía y a un plan de racionamiento, solo tienen servicio de agua potable 4 horas al día, de 7:00 a 9:00 horas y de 19:00 a 21:00 horas. Sin contar que el agua que les llega no es 100% pura y saludable, sino que viene contaminada, según cuentan sus propios pobladores. Además, basta dar un paseo por las localidades de la provincia de Chacabuco para darse cuenta de los malos olores provocados por los vertederos de basura, y también por la empresa Porkland, planta de crianza de cerdos y recría. Hoy cuando las temperaturas no paran de subir, vivir en este sector es una amenaza a la salud física y mental.

Foto: Lucas Urenda

“Hace 12 años que ya no llueve acá y a esto se suma la instalación de los vertederos de basura y empresas mineras. Pero quiénes comenzaron el daño fue la empresa Refimet. Esta empresa minera infectó el suelo con sus químicos, que alcanzaron los pozos naturales de agua, convirtiéndolos en un peligro para su uso”, cuenta la habitante de Tiltil Yacqueline González (51).

Refimet es una empresa que ofrece servicios integrales en proyectos del área industrial, minería agroindustrial y energía, pasando por manipulación de ácido sulfúrico.

Pero Refimet no es la única empresa responsable. Para Héctor Maturana (49), proveniente de la localidad de Polpaico y trabajador en la comunidad de Rungue, también señala a KDM.  “Las empresas han cavado hoyos en el suelo hasta llegar a los pozos de aguas naturales, obviamente con maquinaria especial. Esto nos afecta porque tampoco existe el riego para mantener la flora y fauna”, comenta.

KDM es una empresa filial del Grupo Urbaser Danner, holding compuesto por la empresa española Urbaser y la estadounidense The Danner Company. Según se define en su propio sitio web, a través de sus empresas desarrolla un círculo virtuoso que va desde la recolección domiciliaria e industrial, el tratamiento y reciclaje de residuos, la construcción y operación de rellenos sanitarios, hasta la generación de energías renovables.

Hoy las comunidades de Rungue y Montenegro son las víctimas principales de la contaminación que generan los vertederos instaurados en la zona de empresas como KDM. La carga de 850 camiones recolectores va a dar al Relleno Sanitario Loma Los Colorados, ubicado a 63 kilómetros al norte de Santiago.

Foto: Lucas Urenda

“Se nota un ambiente muy seco y denso. El olor que se genera es insoportable entre la basura, la presencia de moscas y que en la tarde se siente el olor de la plata de cerdos Porkland… la situación que se vive en la localidad no es vivir, es sobrevivir” cuenta Lucas Urenda, a cargo del registro visual.

Sin embargo, a pesar de contar con más de 3 vertederos en la zona, paradójicamente la recolección de basura en la zona es deficiente y sólo pasan una vez por semana. La cantidad de enfermedades que esto acarrea en la población es tremenda y una problemática de la que al parecer nadie se quiere hacer cargo.

“El agua que sale de la cocina tiene un color que no es normal, es blanca y se te fijas bien podrás ver como se mueven cositas, se hacen burbujas, tomar un sorbo de esa agua en enfermarse de seguro” expresa Camila (30), dueña de un carrito de completos en la zona.

Pero antes de la sequía los habitantes de Tiltil disfrutaban de una vida tranquila, donde en los veranos se solía disfrutar del embalse El Tranque De Rungue. “Íbamos en familia a la represa del Tranque. Lamentablemente empresas como KDM y sus percollados nos han cambiado la vida, para nosotros ya es un hábito reciclar el agua; la que usamos para lavar, se la ponemos a las plantas para que exista algo verde” recuerda Pedro (65).

En cuanto al problemática de contar con agua potable limpia y no contaminada, se suma que los valores de Aguas Andinas en el sector son altísimos.

Foto: Lucas Urenda

Ante la cruda realidad de la zona, Carola Moreno, presidente de la Junta de Vecinos explica que se han juntado con el alcalde Nelson Orellana y representantes del Ministerio del Medio Ambiente, pero todo ha sido en vano. En cambio, reconoce que al menos han sacado un beneficio del daño que les ha ocasionado KMD. “Para las pascuas nos regalan cajas con alimentos o útiles escolares para los niños de la comunidad. Estamos a la espera que nos construyan más canchas deportivas y nos asfalten las calles”, declara.

Sin vivienda digna: El caso de la Toma Margarita Meyer

Lucas Urenda tuvo la oportunidad de registrar el diario vivir de la Toma Margarita Meyer, ubicada en la localidad de Montenegro, bordeando la Ruta 5 Norte. Allí conoció a María Soledad Díaz Varas, una mujer de 65 años que ya lleva tres años viviendo sola en condiciones precarias, sin ningún tipo de servicio básico. Aunque tiene hijos, éstos la han dejado a su suerte.

Su caso es impactante sobre todo por la nula ayuda gubernamental. “Solicité ayuda y mandé una carta directamente al Gobierno y ellos me respondieron que debía solicitar ayuda al Servicio Nacional del Adulto Mayor SENAMA. Lo hice, pero ellos me respondieron que tampoco podían hacer algo por mí”, dice María Soledad Díaz.

Foto: Lucas Urenda

Según María Soledad, su asistente social le explicó que era muy difícil, casi imposible que le otorgaran una vivienda digna de parte del Estado y que la mayor dificultad era su condición de mujer sola.

Así es como María Soledad, al igual que los habitantes de la toma, pasan los días de extrema pobreza y calor sin un derecho tan básico como el agua y soportando las moscas, malos olores y basura que rodea el lugar.

“Es muy triste a esta edad tener que pasar por todo esto, uno se siente mal. En la televisión hablan de miles de cosas y no de la realidad, a nadie le importamos, estamos solos y abandonados”, cuenta resignada María Soledad.

Fotos: Lucas Urenda

Foto: Lucas Urenda

Foto: Lucas Urenda

Fotos: Lucas Urenda

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