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La nueva ruta de los libros

Por: Rodrigo Ruiz | Publicado: 12.12.2012
Editoriales independientes se reúnen en Valparaíso

por Tania Encina V. Publicado en El Desconcierto Nº6, Diciembre de 2012

Hace pocas semanas se realizó en Valparaíso el “Encuentro Chileno de Editoriales Independientes Latinoamericanas”, organizado por la poeta Gladys González en colaboración con Felipe Moncada, de Ediciones Inubicalistas, que congregó a invitados de Chile, Bolivia, Argentina y Perú, y que finalizó con un libro de ponencias de los participantes. En él se realizaron mesas de conversación y debate abiertas al público sobre propiedad intelectual, historia del diseño gráfico y literatura infantil, entre muchas otras temáticas, además de reunir a cerca de 40 representantes de distintas editoriales independientes del Cono Sur para conversar sobre los ejes estratégicos de la industria editorial cultural y sus dificultades.

El fenómeno de las editoriales independientes o culturales, que viene en ascenso hace algún tiempo a nivel mundial, ha prendido con fuerza en nuestro país, potenciado por la visibilidad en prensa y la capacidad de dinamizar la escena literaria y el debate crítico dentro del circuito del libro que han logrado instalar algunas de estas editoriales. En primera instancia se agruparon en la Asociación de Editores de Chile, y aunque han variado en sus formas y constitución, cada una con su especificidad ha aportado en la introducción de temáticas sociales, políticas y literarias en el campo cultural, como lo muestran las trayectorias de casas como Lom, Cuarto Propio, Ocho Libros o Pehuén, que han ido abriendo, a través de sus publicaciones, nuevas franjas de lectores y conquistado buena parte de un mercado regido draconianamente por las leyes del mercado que sirven de biblia a las editoras transnacionales. A esto se suma la aparición, en los últimos años, de una nueva camada de editoriales más pequeñas en tamaño y facturación, pero que han ido logrando un alto impacto, principalmente a través de sus publicaciones literarias y de eventos como la Furia del Libro (cuya versión 2012 se realizará los días 14, 15 y 16 de diciembre en el GAM), que congrega a buena parte de los proyectos editoriales que han surgido en los últimos cinco años y que asistieron a este encuentro en representación de Chile, como Alquimia Ediciones, Das Kapital, La Calabaza del Diablo, Editorial Cuneta, Cuadro de Tiza, Ripio, Libros del Perro Negro y Narrativa Punto Aparte, entre otras, a las que se sumaron las argentinas Belleza y Felicidad, Vox y Mansalva, la peruana Paracaídas y la boliviana Yerbamala Cartonera, por mencionar algunas. Son estas propuestas las que vienen a complementar y desarrollar un nuevo trabajo en el campo de la edición, apoyándose muchas veces en sistemas de producción artesanal, grados variables de autogestión y la apuesta por catálogos capaces de introducir dinamismo a una escena literaria que aparecía de capa caída, corriendo los riesgos inherentes a la publicación de autores emergentes a los que los representantes locales de las trasnacionales difícilmente dan cabida en sus agendas. De ahí la importancia del encuentro realizado en octubre, según señala su organizadora, Gladys González: “entre ellos [los editores] siempre se presentaba la problemática de realizar un encuentro, mesas de conversación, presentaciones de libros, ferias, para ver el trabajo que estaban desarrollando cada uno, no solo en Chile sino que a nivel latinoamericano; y bueno, como vi que había interés decidí armar el proyecto, principalmente para que se conozcan, conversen, y también se puedan generar estrategias de distribución”. La apuesta del discurso propio Uno de los principales objetivos del encuentro fue, a partir de la información aportada por cada editorial, levantar información sobre las principales propuestas, ejes y desafíos que enfrentan, como la distribución, las formas de producción, el diseño editorial, la figura del editor, la formación de catálogo y la discusión sobre la dimensión social y política del trabajo editorial. Como explica el periodista de la “Revista de Libros” de El Mercurio y miembro de Ediciones Lastarria, Pedro Pablo Guerrero, el encuentro fue “una experiencia necesaria. Creo que es la única manera en que los peces chicos consigan actuar como pez grande, uniéndose, creando estas redes, compartiendo experiencias, polemizando (…). Creo que también es la única manera para que las grandes editoriales no terminen beneficiándose de los hallazgos de las pequeñas editoriales. Los editores pequeños no pueden hacerle la pega a los grandes, este trabajo que es descubrir autores, apostar, buscar nuevos géneros”. Si bien no cabe duda de que la producción y circulación del libro resulta de vital importancia para la generación de conocimiento, la capacidad de comprensión de mundo y la democratización de la educación, entre otros elementos, cabe preguntarse si discursiva y prácticamente estos proyectos editoriales constituyen en efecto un fenómeno contracultural o de cierta proyección política, como algunos plantean. Entendiendo las grandes limitaciones que enfrentan los editores culturales, sus ejes de trabajo han girado históricamente en el planteamiento de discursos críticos, fundamentalmente mediante la publicación de autores inéditos o que trabajan temáticas instaladas fuera de los marcos de referencia e interés de las gerencias comerciales de las trasnacionales. En este sentido, uno de los logros más relevantes de las editoriales independientes ha sido, aunque mediante una práctica muchas veces errática, romper efectivamente el cerco en torno, en primer lugar, a los espacios de la crítica, y en una segunda instancia, aunque aún no del todo desarrollada, a los propios lectores, generando nuevos espacios para la circulación continental del texto, principalmente en géneros abandonados por el circuito comercial, como la poesía y, algo más atrás, el ensayo. Esto ha representado una real dinamización de las escenas literarias de cada país, las que hasta hace no demasiado tiempo, y debido a las políticas de publicación de las sedes locales de las trasnacionales, acababan convertidas en reflejo de los catálogos europeos, o bien copadas por los catálogos con que las grandes editoriales inundaban las librerías y los ratings de venta de los periódicos. Construyendo un nuevo circuito para el libro Sobre cómo se ha ido cimentando la escena editorial independiente, Gustavo López, director de la editorial argentina Vox, señala que “hubo un movimiento en Argentina, que es lo que conozco, y veo que también en otros lugares de Latinoamérica, en que hay un frente de editoriales que impulsan un tipo de literatura que normalmente no tiene lugar, o tiene un lugar muy escaso en eso que es el mercado o las librerías, el mundo de la crítica y demás, y sin embargo produce grandes escritores. Eso en Argentina fue producto del aporte de un frente de editoriales, pequeñas como Siesta, Ediciones del Diego, Eloísa Cartonera, el trabajo de artistas muy importante argentinos que con su trabajo ayudaron a hacer buenos trabajos, como Damián Ríos, y bueno, editoriales como Mansalva, que es una editorial modelo, que le disputan de igual a igual el trabajo a las grandes editoriales con un catalogo excelente, uno de los mejores de la literatura latinoamericana actual. Son trabajos de poetas o de una persona, como arrancando de cero, pero teniendo una conciencia y dando cuenta de que hay una producción en el campo literario argentino muy sólida, que tiene muchos lectores que los están buscando”. Daniel Rojas Pachas, director de la ariqueña Editorial Cinosargo, agrega “(para nosotros) la cuidad más cercana que tenemos en Chile es Iquique, que está a 6 horas por tierra y los pasajes en avión son súper caros. En cambio, Tacna queda a 45 minutos, entonces es natural buscar esas vinculaciones que nos permiten encontrar pares con los cuales podemos organizar ferias, encuentros (…). Ahora hemos estrechado buenos lazos con México, (…) nos resulta mucho más económico viajar a México desde Perú que ir a Puerto Montt, entonces es natural buscar esos mercados. Nosotros trabajamos con imprentas peruanas, hay otras editoriales a nivel local que han empezado a replicar el modelo, hay también un proyecto cartonero, entonces creemos que el siguiente paso es armar una especie de federación de editoriales del norte para ir ganando espacios y así poder traer material desde Perú. Nosotros ya tenemos toda la logística para la internación de libros, entonces si traemos nuestros libros podemos también traer libros de gente de Perú, de Ecuador, contribuir a este panorama de la industria cultural del libro”.  

Gustavo López, director de Editorial Vox.

“Se disputa un terreno de circulación, de dar cuenta de lo que se está produciendo en la contemporaneidad” En Argentina el peso de Vox ?una editorial nacida al sur de Buenos Aires, en Bahía Blanca? es incuestionable. Con una trayectoria de más de quince años, desde los años ’90 para acá ha publicado algunos de los títulos más importantes de la poesía trasandina actual. Por eso quisimos aprovechar de hablar con Gustavo López, director y cabeza de la editorial. Cuéntame un poco de la historia de Vox, ¿Cuántos años llevan? Empezó en el año ‘93, primero como una revista y al poco tiempo nos dedicamos a editar poetas locales y también del resto del país, y después a poetas latinoamericanos jóvenes. Buscamos a través de ese catalogo expresar un poco nuestras ideas de lo que es el campo de la poesía, de lo que nos interesa, lo que uno busca favorecer, aportar. ¿Cual es lógica, cuando hay una industria tan grande en Argentina, para armar una editorial como Vox? En verdad es una editorial dedicada a la poesía, editamos a poetas que nos gustan o nos interesan como lectores, y bueno, en el momento que comenzó la editorial la poesía no tenía un lugar en las grandes editoriales ni en la medianas editoriales, ni siquiera en la editoriales chicas, sino que fue como un proceso cultural que se dio de la mano de otras reacciones en el campo cultural, los colectivos de artistas o los grupos autogestionados de artistas, que también necesitaron generar su propio espacio para la circulación de la obra o para el interés estético. ¿Cuál es el sentido de venir para acá, de generar redes con otras editoriales de Latinoamérica? ¿Hay una lógica compartida acá de ir disputando terreno comercial pero a través de una nueva forma? Tal cual. Estas son editoriales que en su mayoría una de las cosas que no tienen es la urgencia de tener que ganar dinero a través de su trabajo, eso es una cosa que está siempre dejada de lado en el comienzo. Lo que sí veo es que en Argentina esa disputa no es solo comercial, no es necesariamente comercial, pero sí se disputa un terreno de circulación, de dar cuenta de lo que se está produciendo en la contemporaneidad, que es muy importante. Y para eso las grandes editoriales tienen un lugar bastante relativo. Este es un gran campo en que estos proyectos se pueden articular no solamente con el modelo editorial de venta, que es una de las partes, sino en el intercambio, en este tipo de eventos que son fundamentales. Porque a la vez de difundir y de dar cuenta del objetivo político que muchas veces tienen estas editoriales, que es impulsar autores y líneas literarias, es aquí donde se produce el verdadero intercambio con los pares o con los que están haciendo un trabajo similar o parecido en otras partes, y que pueden ser buenos interlocutores a la hora de interpretar o de llevar adelante ese material a otro puntos, y todos los lazos de cruce y de acercamiento en este momento yo los veo como muy importantes para Latinoamérica, porque hay todo un gran paradigma cultural que se está moviendo, sobre todo en la juventud y en las artes, no sólo en literatura, sino en todas las artes. Yo personalmente veo un momento muy especial, muy bueno para esto, para el acercamiento, el intercambio. ————- Nota de la Redacción: publicamos aquí la versión correcta de este reportaje. Donde dice en la versión impresa «…como lo muestran las trayectorias de casas como LOM, Cuarto Propio, Ocho Libros, Uqbar o Pehuén, que han ido abriendo, a través de sus publicaciones, nuevas franjas de lectores», debe decir «como lo muestran las trayectorias de casas como Lom, Cuarto Propio, Ocho Libros o Pehuén, que han ido abriendo, a través de sus publicaciones, nuevas franjas de lectores…».

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