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Nicolasa Quintremán: La mirada de la ñaña

Por: Rodrigo Ruiz | Publicado: 31.12.2013

Nicolasa Quintreman“(…)Bio-bio Quintremán, Quintremán Ralco, Quintremán mujer 
libre las aguas libres los ríos 
porque tú, anciana madre pehuenche 
así lo quieres, porque es lo que te pertenece 
porque tú perteneces a ese lugar 
¡Fuera usurpadores, mal educados, desconquistadores! (…)”

Ricardo E. Castro. Poeta Chileno.

Nicolasa es un nombre de origen griego que refiere a una “victoria popular”, lucha por la cual, en nuestra forma de entender el mundo, ella dio la vida. Pero el mundo Pehuenche que ella expresa es distinto, nos habla de orgullo, de vivir bien, en contacto con nuestra tierra y con nuestros antepasados; sin olvidar jamás de dónde venimos y ser orgullosos de ello. La conocí sin saber quién era realmente, me costó encontrar su mirada, siempre tuve la sensación de que había que ganarse una mirada sincera suya y eso siempre me gustó.

Las hermanas Quintremán mostraron siempre conciencia de su situación, no imagino los costos del desarraigo cuando no sólo cortas con tu espacio sino con tus antepasados; por eso la batalla siempre fue tan aguerrida…¿ qué sentido tiene una vida sin sentido? Pregunta aparentemente retórica, pero fue lo que se les ofreció al sacarlas de su Lepoy natal. La mágica Junta de los ríos Queuco y Biobío es donde tenían su lugar y es parte de lo que inundaron Endesa y Chile, con su Represa Ralco. El espacio para enterrar a sus muertos y para venerar a sus antepasados también quedó bajo el agua, el nguillatuwe, el exquisito bajo del río, las acogedoras rucas…toda una existencia bajo el agua.

Hoy no vale cuestionar las razones de la salida de las ñañas de Lepoy, no vale poner en duda su entereza y claridad sobre la situación que les tocó vivir. Y en esa necesaria reflexión, la ñaña Nicolasa siempre tuvo una actitud consecuente con sus palabras y su pensamiento: “siempre con la verdad por delante”, decía; “no me lleve la bolsa, no ve que cuando usted ya no esté no voy a tener quién me la lleve.”, nos enseñaba. Y de eso se trató siempre, de ser orgulloso y verdadero, humilde para aceptar lo que no podemos cambiar, pero férreo luchando por aquello que le da sentido a la existencia.

Hoy su muerte nos deja solo newén para seguir adelante y conservar su ejemplo. Cada pedazo de tierra y cada gota de agua que conviven en la Junta la reciben y la invitan a ser parte del wenumapu.

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