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¡Karaxú!: La historia del grupo musical del MIR en el exilio

Por: admingrs | Publicado: 21.10.2014

Karaxu1El libro Historia del grupo musical ¡Karaxú! (1974-1978) de Franklin Troncoso (Lom Ediciones), narra en primera persona la formación de uno de los grupos menos conocidos de la música antidictatorial. En 1974, y por decisión de la dirección exterior del MIR, se creó este conjunto que tuvo como sede París pero como uno de sus orígenes artísticos La Habana, donde se encontraban exiliados el cantautor Patricio Manns y el actor Nelson Villagra.

Troncoso recuerda que “los creadores del proyecto ¡Karaxú! fueron Nelson Villagra y Edgardo Enríquez, cuando en La Habana, Cuba, impulsaron el proyecto de crear un grupo que representara las ideas y estética del MIR. Fueron ellos los que propusieron que Patricio Manns liderara el proyecto, ya que sus composiciones daban garantía del resultado que se esperaba del conjunto. Adicionalmente, Nelson aportó con sus propias composiciones, tres de las cuales fueron grabadas en el primer disco que acompaña el libro de ¡Karaxú!”. Una de ellas es la emblemática “Trabajadores al poder” que, a la postre, se convertiría en el himno del MIR:

 

 

Eran tiempos duros, difíciles de ponderar con los ojos del presente, donde la huida de las garras de la dictadura se matizaba con aquella consigna de “El MIR no se asila” de las semanas posteriores al Golpe. La consolidación del proyecto implicaba buscar músicos, esperar la mudanza de Manns desde La Habana a París y, al mismo tiempo, la búsqueda llena de incertidumbre de los jóvenes exiliados por un nuevo lugar el mundo. Eran, también, tiempos donde la relación entre arte y política hacían de ¡Karaxú! “un instrumento de agitación y propaganda al servicio de las necesidades del partido y de los requerimientos de la solidaridad internacional”, aunque “también era importante la calidad de la música y la búsqueda de una sonoridad y letras propias que representaran la visión del MIR en ese período”.

Karaxu2¿Por qué ¡Karaxú!? Según el libro “Patricio Manns hizo la primera propuesta de nombre (…) Fue Caraju, complementada con signos de exclamación. Su idea era recuperar la expresión de hastío y de cansancio por la explotación y la miseria que usaban los quechuas para decir ¡basta!: ¡caraju! Entonces, el nombre con que el grupo fue bautizado fue caraju, aunque con signos de exclamación y k en lugar de c, es decir, ¡Karaju! Sin embargo, al entregar la maqueta de la carátula para su impresión, la letra j fue involuntariamente modificada, y la terminación ju terminó en xu”.

No solo por su origen, sino también por las percepciones sobre la contingencia, Troncoso fundamenta las diferencias entre ¡Karaxú! y otros como Inti-Illimani o Quilapayún. “La gran diferencia entre los grupos cercanos al ámbito del socialismo internacional y nosotros –afirma- fue que, desde el punto de vista ideológico, promovíamos organizar la lucha contra la dictadura, recomponer la moral de los militantes, ajustar las fuerzas para las nuevas condiciones de represión y reflujo, llamábamos a luchar contra la dictadura. Ellos, por su parte, miraban con cierta melancolía el fin de una época. La investigadora inglesa Jan Fairley entrega algunas luces a ese respecto, sobre en las diferencias entre ¡Karaxú! y los otros grupos chilenos en su trabajo en los años 80”.

Agrega que “otra de las diferencias fue que nosotros siempre tuvimos una mujer entre los integrantes del conjunto, mientras que los otros había sólo hombres».

 

 

Por su condición de grupo del MIR, y más allá de la ineludible figuración pública de Patricio Manns, el grupo debió tomar algunas medidas para resguardar la seguridad de sus integrantes, como la omisión de sus nombres y rostros de las carátulas y de la propaganda de los conciertos. Más aún, si se considera que el primer disco fue grabado apenas dos días después de la caída de Miguel Enríquez en la calle Santa Fe. Esto, de algún modo, contribuyó a la poca celebridad de sus integrantes. Troncoso recuerda que “era impensable, en los años 70 y 80, que el conjunto del MIR fuera publicado y distribuido por los medios tradicionales y comerciales en Chile, en pleno período de la dictadura militar. Sin embargo, en los espacios de la izquierda chilena y particularmente del MIR, el disco circuló, particularmente en medio cassette y se reproducía y vendía de manera artesanal y clandestina. En el estudio “Clandestinidades en la Música de la Resistencia”, que realizó la investigadora Laura Jordan, señala que una grabación presuntamente bastante difundida fue la realizada desde el exilio por Patricio Manns y ¡Karaxú! llamada Miguel Enríquez, en la que se incluye la canción que se transformaría en el himno del MIR, “Trabajadores al Poder”, con cassettes que se reproducen por cientos y tienen amplia acogida en las masas. Es decir, en los medios tradicionales no circulaba ¡Karaxú!, pero en los medios alternativos sí era conocido».

 

Sin título-1.inddLa amargura de la desconfianza y las lecciones de hoy

Eran tiempos difíciles y la necesidad de salvar la vida no siempre fue justa con quienes ayudaban desinteresadamente. Uno de los momentos más tristes ocurrió con Andrés, uno de los amigos incondicionales que acogió y ayudó al grupo en Francia. Un día Roberto, coordinador político y artístico entre el MIR y ¡Karaxú! reunió a los integrantes con una noticia desoladora: Andrés era un informante de la dictadura y todos debían romper en el acto los vínculos con él. Un tiempo después la información se comprobó falsa, pero el daño ya estaba hecho. Troncoso recuerda con pesar que “tal como lo relato en el libro, fue un aprendizaje fuerte el que vivimos en ese momento. Entendiendo la situación de alta tensión de la época, provocada por una represión brutal contra la izquierda chilena y particularmente contra el MIR, el Partido Comunista y el Partido Socialista. Después de ese episodio, en mi vida personal y profesional, nunca más volví a aceptar acusaciones sin fundamento y sin evidencias en contra de cualquier persona, en cualquier ámbito o circunstancia. No es posible condenar a nadie sin que medie un proceso justo y responsable”.

A pesar de situaciones como éstas, el autor del libro recuerda los años de ¡Karaxú! como una experiencia “especialmente satisfactoria, ya que mirado desde el punto de vista político, como cercano al MIR, representarlo públicamente era coincidente con mis convicciones personales. Desde el punto de vista de mi formación profesional, también era coincidente, ya que me encontraba en el último año de la carrera universitaria de Licenciatura en Música y dirigir y actuar profesionalmente y con Patricio Manns fue un gran logro. Finalmente, visto desde la perspectiva más “económica”, poner nuestra música al servicio de una causa política sin buscar réditos económicos, me identificaba completamente. Ser “profesionales” del partido, sin necesidad de lucrar con ello, me daba plena satisfacción”.

Karaxú vuelve hoy, como libro acompañado con la reedición en disco compacto de su primer álbum. Para Troncoso “mi única satisfacción personal es entregarle al pueblo chileno y al mundo una pequeña parte de la historia no contada de la música del exilio chileno de los años 70, y que, quien quiera, pueda escuchar esa música, ahora -por fin- disponible en Chile”.

 

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