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Podemos en Chile

Por: Rodrigo Ruiz | Publicado: 06.11.2014

Dime… tú te crees que protestas
Dime… me aseguras que protestas
Dime… tú te crees un rebelde o algo así…
Los Prisioneros

Claudio RomanEn estos días el Movimiento Podemos en España ha marcado dos hitos históricos, culminando la asamblea programática más participativa y transparente de toda la historia política española y las encuestas de intencionalidad de voto los han puesto por sobre los históricos Partido Popular (en el gobierno) y el Partido Socialista Obrero Español.

¿Qué es Podemos?

Recordemos que la gran crisis financiera global de fines de la década pasada, generó una gran cantidad de movilizaciones ciudadanas que se agruparon genéricamente en la distinción de “indignados”. En España, luego de exitosas manifestaciones a través de todo el país, el movimiento perdió fuerza, aunque no legitimidad. Al producirse las últimas elecciones, que paradójicamente dieron la mayoría al Partido Popular, apuntando que el movimiento desmovilizó el voto dada la ausencia de alternativas reales que confrontaran el sentido común de la política tradicional española, lo cual habría dado a la postre poder total a un gobierno de derecha que apostó porque los sectores medios y populares pagaran el costo total de la crisis económica.

Podemos aparece como la movilización de base que busca convertirse en alternativa real de cambio frente a lo que ellos llaman el “antiguo régimen” o el “régimen de la transición”. No apuestan por jugar fuera del sistema llamando a la abstención, sino todo lo contrario a tener “centralidad” política que les permita formar y encabezar el gobierno para hacer transformaciones profundas y reales.

Sus partidarios y militantes se agrupan en círculos que son fuente de encuentro de los indignados, pero con el propósito de pasar de la indignación a la acción. Han tenido la sabiduría de incorporar a viejos militantes de base de partidos de izquierdas, desmovilizados por la decepción de los partidos tradicionales que se han acomodado en el régimen o son parte de la corrupción que inunda a España.

Los lideres de Podemos pertenecen a la masa de los españoles, ninguno pertenece a la casta o elite del 10% que maneja el país y la economía, tampoco pertenecen o son “herederos” de las viejas familias políticas de la guerra civil o la transición. Podemos decir que la base y la elite pertenecen al mismo pueblo llano que trabaja día a día para subsistir: profesionales, comerciantes y desempleados que no tienen subsidio de clase o político para desarrollar su acción política.

Quizás este origen de clase marca un sello en sus propuestas y la manera de concretarlas. Al no pertenecer a la casta, proponen reformas profundas que están dispuestos a vivirlas de manera concreta y no reformas para hacer “el bien” a los demás, pero que mantienen los privilegios a la casta y elite, es decir, no proponen reformas para “otros” mientras ellos viven sus privilegios de clase. Muy por el contrario, están dispuestos a pagar los costos de las reformas ellos mismos.

La estrategia política y electoral a punta a acumular poder, de manera audaz y calculada para ganar “centralidad” política por encima el bipartidismo español (PP y PSOE), no proclamando autonomía y a la vez pidiendo cupos protegidos, mucho menos pidiendo primarias a las agrupaciones políticas que buscan desplazar, es decir, lucha política real, lucha política de personas que han aprendido que la vida no les regala  o hereda nada. Esta “centralidad” es lo que les permitirá, según la estrategia, acumular poder y disputar seriamente las próximas elecciones generales, para tener una opción real de acceder a formar gobierno.

Un factor central en esta estrategia de acumulación de fuerzas es la transparencia y la participación abierta, no hay miedo a que las bases participen, tampoco hay miedo a publicar en la red sus distintas opciones de programas y estrategias para que la gente debata y participe de sus diferencias. Lo cual impone por un lado la vocación de apertura y transparencia pública de la política partidaria, pero también altos estándares de participación en la toma de decisiones. Evidentemente, la juventud no sólo física sino también mental de sus miembros y líderes hace que la tecnología sea una herramienta de participación y movilización, aprovechando las múltiples oportunidades que existen.

¿Podemos en Chile?

Si miramos lo hechos, la respuesta es clara: no podemos. Pero si miramos las posibilidades, claro que podemos, pero para eso hay que desmontar a los “renegados” de la casta que quieren aprovechar la crisis de cambio actual en la política y sociedad chilena, para sus propios intereses.

Para entenderlo tomemos dos casos: el PRO y Revolución Democrática.

En el primero se reflejan los peores vicios de la demagogia de la elite y la casta social y política del 10% más rico de Chile. Basta con mencionar tres hechos: el primero ¿cómo se puede construir alternativa política cuando su líder máximo vive y desarrolla trabajo político 24/7 sin tener claridad alguna de su financiamiento?; el segundo, se autoproclama candidato presidencial permanente sin que a la fecha nadie conozca la realización alguna primaria en el partido. Recordemos que Pablo Iglesias, el líder de Podemos, se sometió no sólo al escrutinio público de sus militantes, sino que lo hizo de manera abierta y participativa. Hasta hoy no conocemos alguna iniciativa similar en el PRO; el tercero, no se puede jugar a ser alternativa al régimen de la transición chilena cuando se ha pertenecido desde su nacimiento a la elite y se ha gozado de sus privilegios de clase y que su mayor demanda es poder representar a una de las coaliciones que él mismo llamó “el duopolio”, ¿alguien puede imaginar siquiera a Podemos y a Pablo Iglesias reclamando primarias a Izquierda Unida o al PSOE?.  Recordemos que el nombre de líder de Podemos es sólo un alcance de nombre con el fundador del PSOE y que, por el contrario al líder del PRO que usa sus orígenes de clase para validarse políticamente, el líder de Podemos usa su pertenencia al pueblo llano para demostrar su experiencia vital al 90% de la clase profesional, comerciante y obrera de España. Evidentemente, no es alternativa de transformación del antiguo régimen de la transición viviendo donde vive el 1% más rico del país (La Dehesa).

El segundo, Revolución Democrática. ¿Quién imagina a los lideres y las bases de Podemos exigiendo cupos protegidos y sin competencia para usar todas las perversiones de representación de un sistema electoral que la mayoría califica de espurio y que en teoría ellos mismos califican de manera similar?. Sería inimaginable que Pablo Iglesias reclamara un cupo protegido al PSOE o Izquierda Unida. Pues bien en Chile, el líder de Revolución Democrática tiene el desparpajo de hacerlo, pero no sólo eso, cuando es cuestionado respecto de su voto en las elecciones presidenciales, oculta su apoyo a uno u otro candidato, mostrando que aunque joven de edad ya aprendió las más perversas prácticas de la “transacción bajo la mesa” y la falta de transparencia de la añeja política chilena, no podemos criticar su talento para aprender de la vieja política. ¿Quién imagina a Podemos peleando cargos estatales, pagados a niveles del 10% más rico del país para luego declararse “independiente” del gobierno que le otorgó su cupo protegido y colocó a sus principales colaboradores en los niveles de ingresos del 10%? En España sería impresentable, en Chile no. Pero quizás la más detestable práctica es proponer fanáticamente lógicas y reformas que afectan al 90% del país sin afectar a su clase y a la casta a la que pertenece. Obviamente, él y sus líderes jamás han pisado un colegio municipal o subvencionado en los sectores populares, menos han pensado en estudiar en uno de ellos.

También han cuidado de tener sus elecciones con quórums y mecanismos electorales controlados que les permitan consultas con resultados anticipados. Basta recordar la participación electoral en la FEUC o los Cabildos Vecinales en la comuna de Providencia, lugar donde se puede conocer la práctica política de “Revolución Democrática”, para conocer como entienden la participación ciudadana. La prohibición de horarios para bares y restaurantes sólo ha sido propuesta y apoyada por 15 vecinos del barrio Manuel Montt, todos de la tercera edad, según consta en actas municipales. No se conoce mayor opinión de participación ciudadana sobre el tema.

Claro que Podemos

Tenemos que tener la humildad para reconocer que la historia política chilena siempre ha estado influida por el desarrollo de la política española. No podemos dejar de reconocer los efectos prácticos de la guerra civil española en nuestros intelectuales y políticos, pero tampoco la influencia del régimen de la transición española en la transición chilena. Superando el chovinismo, reconozcamos cómo podemos ponerle sabor chileno a esta influencia y rescatar de la experiencia española.

La Ley de Hierro

Si ya conocemos “la ley de hierro de las oligarquías”, ¿cómo cuidar que un movimiento no se vuelva oligárquico? Lo primero, hagamos acción afirmativa ¿por qué confiar en el 10% más rico o en el 1% aún más rico para que lideren los procesos de cambio? Absolutamente no. Las clases medias y populares, vulnerables, endeudadas y frágiles deben tomar liderazgo sobre el movimiento. Es mucho más creíble un líder estudiantil de un Centro de Formación Técnica o un Instituto Profesional que uno de la casta de la Universidad Católica. ¿Qué sabe un niño rico del 10% de la casta y la elite del país de cómo se sacrifican los padres de San Miguel, La Florida o Copiapó para que su hijos tengan un mejor futuro, qué sabe de qué están dispuestos a sacrificar para que sus hijos tengan una mejor formación que la que tuvieron ellos? Para un líder de la casta, de derecha o de izquierda esas familias no son más que arribistas aspiracionales.

Creando Poder Popular

Es bien fácil ser anarquista y revolucionario cuando se puede tener tiempo para marchar, tirar piedras y después terminar la jornada al sabor de una cerveza y comentar “la movilización”, pero es bien difícil cuando en el día se tiene que trabajar embolsando en un supermercado y estudiar de noche, con crédito y sin aval del Estado. Claro, los ortodoxos los llamarán masas sin conciencia de clase, pero por el contrario a esas “masas” es a quien se puede movilizar a través de reinvindicaciones concretas que les afectan a ellos mismos. ¿Por qué un Jackson, Eyzaguirre o Palma Irarrázabal pueden saber más de los problemas que los González o Tapia que si los viven?  Podemos organizar el movimiento desde el mundo popular y la clase media, las tecnologías actuales. Ya lo demostró Podemos, no requieren activistas 24/7 pagados por quién sabe quién para producir cambios. Hay que mover a la mayoría, no a las vanguardias revolucionarias del 10% más rico que pretenden representar los intereses de las mayorías y del mundo popular. Esas vanguardias jamás traicionan a su clase, estudiaron con ellos, se casaron entre ellos y se defienden entre ellos para coaptar el Estado o el mercado.

Recuerdo las sabias palabras que escuché de un dirigente poblacional donde me crié, hoy diputado, que siempre me han retumbado en los oídos: “No creo en la opción preferencial por los pobres de la Iglesia Católica, cuando se es pobre, como somos nosotros, no tenemos opción”. Inspirándonos en esas palabras puedo decir: claro que Podemos.

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