Guillo: “En democracia me censuraron más que en dictadura»

Guillo Bastías ha observado mucho. Durante su larga trayectoria como dibujante, que tuvo entre sus capítulos el paso por la mítica Revista APSI, se atrevió a desafiar al dictador con Reyezuelo, el personaje que lo parodiaba.

En entrevista con ElDesconcierto.cl, Guillo recordó aquellos días y reflexionó sobre las implicancias de la transición a la democracia en el periodismo y las viñetas, con un agudo ojo crítico. Aquí, el fanpage donde publica sus dibujos.

¿Cómo fueron esos años trabajando para APSI? ¿En qué inspiraste la parodia a Pinochet?

La revista empezó el año 80 y me uní porque me contactaron. Empecé a dibujar ilustrando artículos y con el tiempo surgió este personaje que es el Reyezuelo, que era un ícono que representaba a Pinochet y todo el mundo sabía cuál era el lenguaje y el juego que había ahí. Obviamente en dictadura no se puede dibujar al dictador porque trae consecuencias directas para el medio, para el dibujante, para todos. Por eso esta abstracción.

El personaje surgió de un cuento que le contaba a mi hija cuando estaba chica, se llamaba El traje nuevo del emperador, de Hans Christian Andersen. Unos pillos le prometen que le van a hacer el traje más lindo de todo el reino y que todo el mundo lo va a admirar, pero el traje tiene una particularidad: sólo los inteligentes lo pueden ver. Entonces, como nadie quería quedar como tonto, todos empiezan a adular el traje y cómo iba quedando y después, cuando se lo pone el emperador, siguen alabándolo. Hasta que un niño, cuando el emperador iba pasando por el desfile, dice que él estaba desnudo y se corre la voz y todo el mundo se da cuenta que el traje era una impostura y que estaba en pelotas.

Eso me hizo mucho sentido y tenía mucho que ver con la pompa y la ceremonia con la que se rodeaba Pinochet y su séquito. Con capas, alfombras, podios y escalinatas. Y que todo eso era ilegítimo y toda esa pompa era vacía, entonces de ahí salió el personaje. Ese es el origen. Hice un personaje chico, enano, para disminuir el poder, con lentes oscuros, porque a Pinochet le gustaba usar lentes oscuros para que no adivinaran sus intenciones, decía él.

¿Nunca te pareció que era un poco osado lo que estabas haciendo considerando el contexto de la época?

En esa época éramos todos jóvenes con el resto de la revista, Pancho Mouat, Andrés Braile, Pablo Azócar, Rafael Otano… en fin. Uno en esa época no piensa en eso. Y en el caso particular mío, yo me puse a dibujar y fue mi manera de exorcizar los demonios. Cuando vives así es todo tan asfixiante, tan tirador pa’ abajo todos los días… imagínate la tele, llena de aduladores y de mentiras y de montajes, cuando mataban gente, hacían noticias de enfrentamientos. Era una cosa muy enferma que tú la superai con el humor. En el caso mío me sirvió para espantar el mal, hay un dicho que dice que quien canta, su mal espanta. Yo dibujé para espantar el mal y tuve la suerte de que sintonicé con muchos lectores.

¿Es la democracia más censuradora que la dictadura?

Yo, en dictadura, no tuve una represión por mi dibujo. Los dibujos míos nunca se van al chancho, son una propuesta en positivo. Y salvo la represión general de todos los ciudadanos durante esa época, no tuve más. En cambio, me censuraron en democracia dibujos específicos. En el diario La Nación, cuando había una persona de la Concertación a cargo del periódico, y que contradijo a la editora. Ella iba a publicar mi dibujo un día domingo y lo quitó por considerarlo incómodo para La Moneda en esa época y no tenía nada de incómodo, era una crítica muy inocente. Tú sabes que hay muchos personajes que entran al mundo del periodismo gubernamental con perspectivas políticas o de ser embajadores y cuidan sus carreras censurando a creadores, tanto de texto, como de dibujo.

En dictadura la censura fue general, cerraron la revista, tomaron presos. De hecho el dibujo de Luis XIV que parodiaba a Pinochet fue censurado, pero fue en un marco de toda una revista, todo un número que se requisó. Pero yo, personalmente, con mi viñeta de actualidad que hacía, no tuve una censura directa en dibujo. Esa es la paradoja, que la gente que cuida la democracia la cuida de tal manera que terminan ahogándola en su opresión.

¿Por qué crees que es tan difícil para los dibujantes en Chile todavía tocar a las llamadas vacas sagradas?

Es el modelo de transición que se pactó con la dictadura, exigía eso. Exigía tener las aguas calmas, exigía no revisar una serie de temas que se hicieron en dictadura, como la apropiación de todas las empresas estatales a un precio vil, un regalo, y que se las daban a los mismos gerentes que las conducían en dictadura. En fin, era un no a la revisión de las irregularidades y maldades de la dictadura. Y eso exigía de una prensa dócil, una prensa muy genuflexa, que no tuviera opinión y que fuera, ojalá, experta en temas vagos. Y así se explica que las revistas muriesen. Por ejemplo, en APSI se negaron a facilitarle avisaje estatal, que permitía pagar los sueldos. APSI consiguió ayuda en Holanda para seguir funcionando, con los fondos de apoyo al periodismo libre y fueron bloqueados desde el gobierno democrático. Dijeron que no sería bueno porque causaría problemas al desarrollo de la transición.

¿No les servía ya?

No servía, pero más que nada era contraproducente para el modelo que querían implementar y que todos conocemos. Administrar el modelo y hacer mejoras desde dentro del mismo sistema. Ahora se están haciendo una autocrítica varios personajes de la Concertación, pero no hay el coraje para impulsar reformas de fondo.

¿Se está haciendo humor editorial en Chile? Hay apuestas de autores nuevos con los que tú has trabajado, como Malaimagen.

A medida que se vaya abriendo el país va a ir resurgiendo el humor editorial de nuevo, en su plenitud, que es tan necesario para desarrollar la democracia. Hay cosas especiales, como Malaimagen, a quien yo admiro mucho. Pero, mientras no existan revistas y periódicos fuera del duopolio, es muy difícil que se desarrolle el humor editorial. Esperemos que luego surja algún periódico que permita a los dibujantes expresarse sobre temas de actualidad. Eso es muy necesario, hace bien a la sociedad y a la comunidad.

¿Qué piensas de la viñeta dibujada por Lukas durante la dictadura, en cruda referencia al asesinato de la mirista Lumi Videla?

Yo a Lukas lo alcancé a conocer muy poquito, pero era un tipo fino y eso no corresponde a su estilo. Yo creo que se fue al chancho, impulsado por la barbarie imperante en el país y creo que con el tiempo se debe haber arrepentido de haber hecho eso. He visto otros trabajos y eran hasta tiernos, como el de Los Relegados, no sé si lo conociste. Creo que con el tiempo se debe haber arrepentido mucho de la barbaridad que realizó.

¿Cuáles temas y qué realidades te motivan a dibujar hoy?

Lo mismo del principio: expresar mi opinión porque a uno le importa la sociedad en que vive y quiere que le vaya bien, entonces uno expresa la opinión a través del dibujo y el comentario periódico de la realidad. No siempre es política, a veces es el fútbol o la cosa temática, el medioambiente… El dibujante editorial, verdadero, honesto, que no hace tonterías inocuas, digamos, e insípidas, es una persona a la que le importa el destino de su país y por eso hace ese tipo de dibujos. Eso pasa con Malaimagen, pasa conmigo y con todos los que vendrán después.

¿No hay ninguna intención de tu parte de dejar de dibujar pronto, verdad?

No, yo seguiré dibujando hasta después de muerto. Es la manera de expresarse, es la naturaleza de uno. Hay un libro muy bonito ahí que pregunta por qué cantan los pájaros. Bueno, porque son pájaros. Los dibujantes hacen lo mismo, al igual que los músicos y los actores. Estás ejerciendo lo que es parte de tu naturaleza y eso no se termina nunca.