Grandes Guatazos del 2014: A un centímetro de la gloria

El Palo de Pinilla

Es quizás la imagen que representa el año y el transfondo de la idiosincrasia chilena, acostumbrado a celebrar los triunfos morales, el “casi, casi”. Si sacáramos la cuenta, son bien pocas la veces en que Chile ha sido un verdadero triunfador, quizás el numero 1 de el Chino Ríos, o las medallas de oro en Atenas de Massú y González. El derrotero lo llevamos en la sangre y lo tatuamos para recordar lo que nos duele, que siempre estamos a un centímetro de la gloria.

La corbata de Gabriel Boric

El nuevo parlamento recibía a los jóvenes parlamentarios provenientes del movimiento estudiantil. Pero uno de ellos no siguió el manual de Carreño de la vestimenta, por lo cual fue el centro de las críticas más absurdas por no usar corbata.

El diputado de la UDI, Ignacio Urrutia, presentó una queja formal al presidente de la Cámara Baja en contra de Boric, señalando que «es necesario hacer hincapié en la vestimenta…así lo dice el reglamento y a nosotros nos gustaría andar con la camisa arremangada, pero no se puede»
Al causa del revuelo que alcanzó la discusión, Boric respondió que “me da lo mismo que me juzguen por mi pinta”.

Puente Cau Cau

En noviembre del 2013 comenzó la instalación de los tableros basculantes del puente Cau Cau en Valdivia, el primero de su tipo en todo el país y obra emblemática del gobierno de Sebastián Piñera en la región.
Sin embargo, el 2014, la seremi de Obras Públicas de Los Ríos, Heidi Machmar, recibió la confirmación de un error en la construcción: los “brazos” del puente fueron instalados al revés. Un aplauso a los ingenieros de la empresa concesionaria.

“La Cocina” de la reforma tributaria

Los tiempos de los patrones de fundo parecía haberse acabado, pero Chilito nos vuelve a recordar que es una larga y angosta faja de tierra que tiene algunos pocos dueños. Si no lo cree, pregúntele a Andrés Zaldivar, quien aseguró que “No todo el mundo puede estar en la cocina”.

El retorno del miedo
Un gran guatazo insensato es poner una bomba donde trabajadores terminaron dañados. Tan insensata como aquello fue la portada de La Segunda a raíz del atentado en Escuela militar. Un titular que sin duda nos transportó a un pasado oscuro de la prensa chilena.

Delincuente al desnudo

Intentó cartearear a una señora, pero su destino fue peor. Los caza ladrones del centro de Santiago saltaron al ataque y evitaron el robo. Todo bien. Pero no satisfechos, decidieron que la humillación pública debía ser la manera de ajusticiarlo. Envuelto en papel plástico con todo el popin al aire, al cabro no le quedó nada más que llorar y esperar que los carabineros llegaran a su rescate. Se pasaron.

 Ébola por alto parlantes

Ante la propagación del virus más temido por estos tiempos, era necesario que nuestro país atendiera con responsabilidad a la hora de existir un caso de posible contagio del Ébola. El problema fue que en vez de calmar a la gente, se anunció que había ébola por el alto parlante del Hospital Barros Luco, causando una sensación de intriga y desesperación en las personas. Les faltó pedir que corrieran en círculos y desnudos.

Sin embargo, decidieron no dar más información hasta estar seguros del diagnóstico. Por eso cubrieron las ventanas y puertas de la zona de urgencias con frazadas. ¿A lo mejor había que darle calorcito al virus?

Confepa

En medio de la discusión por la reforma educacional, apareció este 2014 un nuevo grupo organizado, defensor de la educación subvencionada. Erika Muñoz y los apoderados de la Confepa no sólo marchan con militantes de la derecha y se llaman independientes, sino que fueron desmentidos públicamente por la entonces presidenta de la Feuc, Naschla Aburman. Un momento memorable de la TV chilena:

Pentagate

El escándalo del año donde casi no queda ni un muñeco sin cabeza. La cochiná les tocó a todos los políticos. Pero para contar las barbaridades alrededor del caso Penta, habría que hacer otra lista, donde se enumere la pequeña fuga de Andrés Velasco y el caradurismo de los parlamentarios nombrados en las grabaciones que aseguran no tener «nada que ver».