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La crónica de Mauricio Redolés sobre la marcha: «Todos trabajan por el desprestigio y anulación del movimiento estudiantil»

Por: Vanessa Vargas Rojas | Publicado: 29.05.2015

redolesEn una columna llamada «Arde Santiago»,  el poeta y músico Mauricio Redolés compartió sus visiones sobre la movilización del pasado jueves, a la cual asistió  «con la mejor intención de solidarizar con ellos por tan justa lucha. Solidarizar además con mi bolsillo en términos del ítem educación. Solidarizar con el bolsillo de mi hijo quien hace unas semanas no más tuvo que pagar a un banco dos millones de pesos por un par de meses en la carrera de Antropología en el año 2006».

En su relato, Redolés describe la extrañeza que le produjo la nula reacción de Carabineros ante los saqueos en lugares públicos de la Alameda: «El eje de Almirante Latorre y Brasil sobre Alameda es lo menos invisible de Santiago. La dura loco, está lleno de cámaras. Pero nadie llegaba a impedir la destrucción de los bancos, semásforos., etc. Ví a una mujer joven gritar enfurecida contra los que pateaban el metal de las cortinas. Una cuadra al poniente una bomba molotov , al igual que el 2011,incendia las puertas de una iglesia. Santiago arde».

El músico relata que iba saliendo del barrio Concha y Toro, ubicado en República, cuando se encontraron con seis motoristas uniformados que lo atacaron a él y y a un grupo de personas que se retiraban de la marcha.

Momentos después, describe Redolés, «un joven cae al suelo y dos carabineros bajan botando sus motos y lo muelen a palos mientras una niña grita horrorizada oye no le peguís más.

«Súbitamente nos lanzan las motos encima apretándonos contra las paredes con sus neumáticos. Una persona cae, mientras yo ahuevonadamente les decía a los Carabineros: Permiso, Permiso, Me Da Permiso Por Favor». Momentos después, describe Redolés, «un joven cae al suelo y dos carabineros bajan botando sus motos y lo muelen a palos mientras una niña grita horrorizada oye no le peguís más. Alguien me empuja y me dice camine profe, camine profe. Me doy vueltas y el que me empuja para salir del horror es un manifestante joven con su pareja. Veo en los rostros de los jóvenes, desprecio y asco. Pero el rostro de los Carabineros que nos atacaron no existía, no tenían rostros, enmascarados , sin señales de identificación, parecían actuar bajo el efecto de algún sicotrópico».

En breve columna compartida a través de Facebook, el poeta se pregunta: «Mientras a una cuadra destrozaban el frontis de dos bancos… ¿ellos las agarraban con nosotros que solo nos manifestábamos por una educación gratuita y de calidad en Chile?. Ah entonces dos más dos son cuatro poh. Hay gente atornillando al verre poh. Mientras alguien quiebra un ventanal en una de las esquinas más vigiladas de Chile, lo ven y lo dejan. Y a la gente que se va retirando pacificamente por calle Maturana le hacen una encerrona y amedrentamiento como en las mejores épocas de Pinochet. Y en la noche un locutor del canal de los artistas pide más represión. Todos trabajan pa todos entonces en una labor de desprestigio y anulación del movimiento estudiantil«.

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