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La desigualdad de género que esconde la guía anti estereotipos del gobierno

Por: Greta di Girolamo | Publicado: 08.03.2016
La Guía ilustrada para una comunicación sin estereotipos de género propone a los organismos del estado comunicar sin discriminaciones hacia la mujer. Pero el gobierno no incluye a la comunidad LGTBI, la mujeres siguen ganando menos que los hombres, no hay restricciones para contenido discriminatorio en medios ni publicidad y los textos escolares reproducen estos estereotipos de género.

Guía ilustrada para una comunicación sin estereotipos de género, se llama el documento que lanzó el día lunes el gobierno. Se trata de un manual para una adecuada cobertura comunicacional en organismos del Estado de Chile para que no caigan en frases o imágenes que fomentan la creación de estereotipos sociales sobre el rol del hombre y sobre todo de la mujer.

Con una presentación clara y didáctica, el manual propone mostrar a mujeres de distintas edades, etnias y cuerpos desempeñándose en acciones que escapen del estereotipo tradicional que las muestra como dueñas de casa promocionando un producto de limpieza o mujeres seductoras en bikini entregando cervezas heladas. Así, aparecen niñas jugando fútbol, señoras canosas, mujeres mapuche, obreras y científicas.

«Son valorables este tipo de iniciativas, pero de todas maneras creo que el gobierno está atrasado en la lucha del machismo. Lo que se ha hecho está lejos de ser una política pública y es necesario distinguir entre sugerencias y medidas que buscan impacto real. Tomar medidas como esta es fácil», resume Melissa Sepúlveda, activista feminista y ex presidenta de la Fech.

«Apoyamos la existencia de estas iniciativas, es necesario teniendo en consideración el rol que se le ha asignado a las mujeres en medios de comunicación y publicidad. Es una buena guía para romper con estereotipos que generan desigualdad y violencia de género, incluso lo justifican en muchos casos», comenta María Fernanda Valenzuela, presidenta del Observatorio contra el Acoso Callejero (OCAC).

Con la idea de que el manual traspase las barreras de la comunicación estatal y llegue a medios de comunicación y agencias de publicidad el vocero Marcelo Díaz declaró que «esta no sólo es una tarea de gobierno y esperamos que agencias de publicidad, medios de comunicación, redes sociales, todos aquellos que contribuyen a promover imágenes, colaboren también en la construcción de una sociedad sin estereotipos”.

Pero la verdad es que, por bueno que sea, el manual no es más que una recomendación. «El documento está bien elaborado, explica bien los conceptos de estereotipo y da herramientas precisas, en ese sentido es un acierto. No había visto una guía así que fuera emanada por el gobierno. Pero el principal problema es que no deja de ser una invitación. Como no es norma ni se sanciona si se hacen ilustraciones degradantes, la lógica de usar estereotipos para generar ventas termina ganando y no se le da importancia a estas recomendaciones», asegura Paula Hernández, antropóloga del Centro Interdisciplinario de Estudios de Género (Cieg) de la Universidad de Chile.

Por eso desde la OCAC y también de Comunidad Mujer, a través de su directora Jessica González, señalan la importancia de que exista un mecanismo regulatorio efectivo que sancione a los medios de comunicación a la publicidad cuando ejerzan violencia a través del uso de estereotipos de género. Como ejemplo ambas instituciones dan la polémica publicidad de la compañía telefónica WOM, que muestra a mujeres seductoras y semidesnudas en afiches gigantes.

«Son valorables este tipo de iniciativas, pero de todas maneras creo que el gobierno está atrasado en la lucha del machismo. Lo que se ha hecho está lejos de ser una política pública y es necesario distinguir entre sugerencias y medidas que buscan impacto real. Tomar medidas como esta es fácil», resume Melissa Sepúlveda, activista feminista y ex presidenta de la Fech.

Igualdad de género en el discurso pero no en la práctica

«El gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet tiene como principal objetivo reducir la desigualdad en nuestro país, siendo la que existe entre mujeres y hombres una de sus principales formas», indica la Guía del gobierno. Pero las personas consultadas por eldesconcierto.cl aseguran que en la práctica esto no se ha visto reflejado.

Según el estudio de la Fundación Sol «Mujeres trabajando», las mujeres reciben un salario 17,2% menor que los hombres sólo por el hecho de ser mujeres. También existe desigualdad en términos de rubros y cargos en los que se desempeñan las mujeres.

educación sexista

/ Agencia Uno

Una de ellas es Patricia Peña, académica del Instituto de comunicación e imagen (ICEI) de la Universidad de Chile experta en temas de género y comunicación. «Uno puede saludar las buenas intenciones, pero eso no cambia las realidades que tenemos de desigualdad. La comunicación no genera cambios por sí misma si tiene políticas de igualdad que están al debe. Un debe es la presencia de mujeres como miembros de directorios de empresas, también está el hecho de que las mujeres trabajadoras en Chile tienen una diferencia salarial enorme con los hombres. Tiene que ver con la participación económica, los cargos, las oportunidades», dice Peña.

Según el estudio de la Fundación Sol «Mujeres trabajando» de marzo de 2015, las mujeres reciben un salario 17,2% menor que los hombres sólo por el hecho de ser mujeres. También existe desigualdad en términos de rubros y cargos en los que se desempeñan las mujeres. Por ejemplo del total de trabajadores y trabajadoras que son empleadores, sólo un 23% son mujeres, mientras que del total de trabajadores y trabajadoras que se desempeñan en servicio doméstico el 97% son mujeres.

«(La guía) es un avance mínimo dentro de una serie de medidas que se deben tomar. Si sólo existe esa medida sería un avance testimonial; hace falta que eso se complemente y se impulse en otros sentidos también. Y la verdad es que si uno mira el comportamiento del gobierno en los últimos meses no se están tomando medidas necesarias para terminar con la discriminación hacia las mujeres en el mundo del trabajo», señala Benjamín Sáez, sociólogo de Fundación Sol que participó en la elaboración del estudio citado.

«Se ha intentado que los textos escolares tengan una perspectiva de género, sin embargo en eso el avance no ha sido mucho. El silabario con el que aprendí yo decía ‘mi papá fuma pipa, mi mamá amasa el pan’, esa visión no ha cambiado mucho», dice Jessica González, directora de Comunidad Mujer.

Para Sáez es fundamental que se impulse una reforma laboral que empodere a los sindicatos para terminar con la discriminación a la mujer: «La baja tasa de sindicalización termina garantizando que haya discriminaciones que tengan que ver, por ejemplo, con el hecho de ser mujer».

Jessica González, directora de Comunidad Mujer, propone otra medida para avanzar hacia el fin de la desigualdad de género que tiene que ver con la enseñanza en los colegios. «Se ha intentado que los textos escolares tengan una perspectiva de género que tiene que ver con cómo se muestran las mujeres, sin embargo en eso el avance no ha sido mucho. El silabario con el que aprendí decía ‘mi papá fuma pipa, mi mamá amasa el pan’, esa visión del hombre sentado mientras ella cocina con delantal no ha cambiado mucho», dice.

El género más allá de la mujer

«Cuando se habla de inclusión de género, de evitar discriminación, aquí se hace énfasis en la mujer que, si bien históricamente ha sido subordinada a los hombres y por lo tanto requiere un trabajo mayor para posicionarla en otras situaciones, hay cierta diversidad que se pierde», asegura Paula Hernández, del Cieg.

«No aparece la diversidad sexual, eso es una ausencia porque se sigue trabajando en la misma lógica de hombre-mujer heterosexual. Eso sigue siendo muy tradicional. No hay ninguna de las comunidades de homosexuales, lesbianas, trans… todo eso esta ausente en la guía y son estereotipos de género», dice Lorena Antezana, magíster en Comunicación Social que se ha especializado en estudios de género.

/ Agencia Uno

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La antropóloga explica que el sexo es una de las variables que determina el género, pero también hay otras. Es el caso de las personas transgénero, transexuales, gays o lesbianas, cuyo género suele escapar de la polaridad clásica entre hombre y mujer y que no están mencionadas dentro de la Guía ilustrada para una comunicación sin estereotipos de género.

«No aparece la diversidad sexual, eso es una ausencia porque al final igual se sigue trabajando en la misma lógica de hombre-mujer heterosexual. Eso sigue siendo muy tradicional y no corresponde a la realidad del país. Hay algo que falta. No hay ninguna de las comunidades de homosexuales, lesbianas, trans… todo eso esta ausente en la guía y son estereotipos de género», dice Lorena Antezana, magíster en Comunicación Social que se ha especializado en estudios de género.

Para Patricia Peña esta omisión es una paradoja: la guía plantea que no hay que caer en estereotipos de género pero al mismo tiempo omite otros géneros. «Ojo con esa omisión», advierte.

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