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Federica Matta: «Todos somos mapuche no es una reivindicación social, es una realidad»

Por: Paloma Grunert | Publicado: 04.04.2016
Federica Matta: «Todos somos mapuche no es una reivindicación social, es una realidad» facebook.com/federica.matta |
La artista visitó nuestro país para lanzar su último libro y, de paso, conversar con eldesconcierto.cl sobre la sociedad chilena actual.

Si las historias fuesen un cuaderno de caligrafía, Federica Matta estaría escrita fuera del renglón y, tal vez, con faltas ortográficas. Es que la artista y escultora se mueve por fuera de toda norma; hasta cuesta creer que tiene 60 años, porque la cara le sonríe con aquella lucidez perceptible en los niños.

Hija de Roberto Matta y Malitte Pope, Federica nació al norte de Francia y pese a que su infancia y juventud es una bitácora de viajes alrededor del mundo, la artista siempre sintió una vinculación profunda y sentida por Latinoamérica, una tierra que la arrastró no sólo por coherencias sanguíneas sino también porque, es probable, que sus obras explosivas, guerreras y coloridas tengan mucha influencia de la cultura amerindia.

En Chile, sus trabajos son reconocidos no sólo en el mundo de los movimientos sociales, gracias a los afiches pintados para Le Monde Diplomatique para causas políticas como el Foro Social Mundial de 2004 o el apoyo a los estudiantes en 2011, sino también están presentes en el imaginario colectivo nacional a través de las 22 esculturas que se emplazan a modo de juegos para niños en la tradicional Plaza Brasil.

La artista, pasó recientemente por nuestro país con el objetivo de trazar futuros proyectos y lanzar su último libro «El viaje de los imaginarios en 31 días». Durante esos pasajes, es que Federica nos concedió parte de su tiempo para conversar de política y cultura.

Tus trabajos se vinculan mucho a los movimientos sociales, el hecho mismo de que tus obras no son para contemplar con la distancia que se da en los museos, sino que pueden treparse como las esculturas de la Plaza Brasil o usarse como manifiesto de lucha en el caso de los afiches. Me da la impresión de que tu «arte» está en siempre en función de «el otro»…

– Sí… cuando yo hago un afiche donde digo «Todos somos mapuches» no es una reivindicación social, es una realidad. Yo veo muy bien que si somos de esta tierra y nos relacionamos con la tierra, somos mapuche. Ellos son más avanzados que muchos de nosotros porque no tuvieron la interrupción sicológica del materialismo, nosotros andamos con las tablet y los teléfonos, en constate distracción de nuestra relación con el tiempo, con la vida, con las cosas profundas.Pero al mismo tiempo nos inspiramos los unos a los otros, y en este mundo que es siempre más violento, donde el primer instinto de sobrevivencia es de cerrar nuestro corazón, tenemos que inventar maneras de abrirlo y mantenerlo abierto Que más perfectamente útil que la relación con el otro. Cuando yo te hablo a ti no soy la misma persona que cuando estoy sola, hablándote se despierta en mí una parte más linda y más creativa. Para estar bien conmigo misma necesito que tú estés bien, ese es el trabajo social, sólo eso, es ser juntos en la solidaridad. Cuando construimos la Plaza Brasil, estábamos conscientes de que estábamos haciendo una cosa que nunca existió, que era un regalo de la ciudad a los niños, y los niños que reciben este regalo son más parte de la ciudad porque Santiago va a tener toda la vida este regalo y los niños siempre serán parte de Santiago. Es un círculo muy espiritual y muy poético que funciona muy bien.

En ese sentido, tú como artista también estás asumiendo una responsabilidad política, un rol político. 

– Es que yo pienso que la política tiene que ser poética, porque si tú ves las cosas con la mirada de la poesía puedes hacer cosas increíbles. Así también debe ser difícil hacer política cuando tienes las manos atadas por las grandes compañías; entonces yo imagino que es más simple ser uno mismo con la poesía. Yo, para ver, necesito estar en la luz, porque si me voy a la sombra no puedo ver  lo que estaba pasando, y la poesía me da luz. Cada momento de nuestra vida tenemos la posibilidad de ser conscientes o de no ver lo que pasa. Y es muy difícil  luchar, hay que tener una fuerza increíble. Hoy el capitalismo está perfecto, llegó al punto en el que la gente que compra productos, que están en la esclavitud, está muy feliz de poder comprar esos productos. Lo dice muy bien Pepe Mujica: «Lo que compramos no lo compramos con dinero sino con nuestro tiempo», tiempo de vida sagrado, y lo ocupamos en cosas que no necesitamos.

¿Cómo ves los Derechos Humanos en Chile?

– Los veo como veo los Derechos Humanos en el mundo. La conciencia de los Derechos Humanos es inmensa porque va del humano hasta la tierra, hasta el universo. Entonces es un camino espiritual que mucha gente no hace. No soy yo la que puede decir «Eso hay que hacerlo, eso no hay que hacerlo», yo sólo pienso que nosotros. Ojalá que esto sea en virtud para que para la población sean insoportables más asesinatos, el clasismo, el racismo, el hecho de que no podamos entender a la gente que no es exactamente como yo. Ese trabajo necesita hacerse en la escuela, esa es la educación.

¿El arte es la educación?

– El arte como educación. Lo que llamamos arte es un deseo de ser presentes, de ser más, de ser más juntos, de traducir lo que sentimos para compartirlo. Y las artes están en todas las partes de la vida. Claramente en todas las maneras de vivir hay arte para educarnos a ser un poco más sensibles. Por ejemplo, a los estudiantes de 2011 yo los encontré muy creativos y estuve muy honrada de participar de esta aventura de ver la política como una manera creativa de pensar el mundo, de salir de la confrontación en blanco y negro para que entren otro tipos de colores. Y yo pienso que Chile hoy está yendo bien en ese camino.

Federica, ¿Qué opinas del aborto y los derechos reproductivos de la mujer?

– Yo soy feminista como pienso que todos los hombres inteligentes lo son también. Yo estoy por el aborto porque pienso que es una libertad indiscutible de cada mujer de decidir en sí misma con su propio interior lo que quiera. Pienso que está muy bien abortar como también está muy bien no abortar. Yo pienso que cuando se empieza a querer controlar el cuerpo de las mujeres, se entra en estados talibanes. No creo que en ninguno de nosotros te puede decir lo que tú tienes que hacer, yo te puedo ayudar compartiendo mi experiencia, pero no te puedo decir que eso va a ser mejor para ti. Puede ser una experiencia de gran crecimiento abortar, como puede ser una experiencia de gran crecimiento no abortar.

– Me choca mucho que queremos controlar mucho al niño de la barriga de las mujeres, y apenas nace se tiene que organizar solo. Eso me parece de una hipocresía y violencia social increíble, porque por razones individuales de viejas ideas, que hacen sentir buena persona sólo a él o a ella, se permite decirle a los otros lo que tiene que hacer. Eso es también un sentimiento que nos recuerda todos los tipos de dictadura. ¿Qué es mi cuerpo? ¿Es una relación que yo tengo con los elementos con la naturaleza, con la fuerza espiritual, o es un instrumento que tiene que obedecer a reglas que le hacen sentir una buena conciencia a una parte muy pequeña de la población que está en el poder?

¿Y cómo crees que se ha llevado la discusión de la ley en Chile?

– En otros países el aborto es gratis y nadie te pregunta nada ni te juzga, lo puedes hablar con otro, todo está muy bien organizado. Cuando yo estaba mirando la televisión con los diputados de la derecha, pensé que no se entendía muy bien, porque claramente son discursos muy contradictorios. Me parece que las mujeres que han abortado deben hablar, que lo cuenten para que se continúe esto de salir a las calles. Me gustaría mucho hacer un afiche sobre estos temas.

El libro «El viaje de los imaginarios en 31 días» de editorial «Aún creemos en los sueños» es una obra llena de escritos e imágenes lúdicas cuyo contenido es tan digerible para niños como para adultos. A través de 31 etapas, el texto ilustrado oficia como un recorrido por secretos, mitos, historias y poesía, ofreciendo una nueva propuesta de aprendizaje y educación.

Federica ¿Qué representa este libro en este momento de tu vida?

– Yo trabajo hace mucho años con Le Monde Diplomatique y con la editora LOM, que son gente maravillosa, muy solidaria con las que hacemos muchas cosas. Este libro es una manera de compartir, una manera de vivir con uno mismo que yo no practicaba. Si tú practicas este pensamiento, te dará la impresión de que estamos todos conectados, de eso se trata el libro, de una misma historia común sobre cómo cambiar sin tener miedo. Hay que valorar la fuerza del otro, de ese otro que también valora nuestra fuerza. Es un círculo.

La artista regresará a Chile en junio de este año, para embarcarse en un nuevo proyecto artístico y social con niños y niñas de La Pintana.

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