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Opinión

La razón burocrática chilena

Por: Felipe Valenzuela Silva | Publicado: 24.05.2016
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Seguir la concepción del Estado weberiana, a pesar de las demostraciones que el Estado hace, con el uso excesivo de la fuerza contra las demandas de la población, no alcanza para explicar la existencia de esta casta, que hace más difuso un horizonte más digno y soberano para el pueblo de Chile, teniendo en cuenta que los sectores populares e intelectuales aún no definen con claridad tal horizonte.

Permítanme tomar distancia de la contingencia, o en otras palabras, quiero disculparme por no profundizar algunos hechos que se encuentran en la retina de los chilenos y otros sucesos menos conocidos, que tienen relación con la actualidad; solo mencionaré algunos ejemplos:

-Nombrar desde el gobierno, una comisión de carácter científico, solo doce días después de iniciado el conflicto en Chiloé, sin embargo, haber tomado medidas previas entregando opiniones oficiales, sin atención a los dichos del pueblo afectado de la isla.

-Frente a la crisis de la industria salmonera, por malas operaciones en su producción, que derivaron en un virus, el primer gobierno de Michelle Bachelet ordenó el año 2009, un salvataje para la industria, de 450 millones de dólares, el que contó con un 70% de aval del Estado.

-El enriquecimiento de un comandante en jefe del ejército, la vergonzosa payasada -a pesar de la costumbre- de Francisco Vidal. El ánimo de disminuir la importancia de la crisis, por parte del actual  ministro de defensa y la falta de claridad política,  aprovechando  esta crisis como una oportunidad histórica, para mejorar integralmente la democracia de la que tanto  habla la casta política.

-Que el Servicio de Impuestos Internos, siga sin perseguir efectivamente a los contribuyentes, que son sospechosos de evasión u otras irregularidades.

-El hecho de que el F U T haya crecido el año 2015, en once mil millones de dólares y que ya sea equivalente a un 140% del PIB y ninguno de los economistas, que diariamente aparecen en la TV, explique porque no aumentan las inversiones proporcionalmente, para dar cumplimiento a la filosofía que está detrás de no pagar impuestos, por las utilidades que no se retiran.

-Conocer cada día más, la forma en que los políticos, son sumisos representantes de empresas como SQM y otras pertenecientes a los conocidos grupos económicos; como Luksic, Matte, Angelini, etc.

Ahora bien, para iniciar el planteamiento de fondo de estas líneas recurriré a la memoria de ustedes, respecto a la salida del Sr. Riquelme, ex administrador del palacio de la Moneda, de quien conocimos cosas como un enorme patrimonio en bienes raíces a pesar de ser un profesional joven y que luego de unos días de aquel hecho mereció por parte de la presidenta la frase “cuenta con todo mi respaldo.”

Frases resolutivas como la anterior, se pronuncian, con más frecuencia de lo que suponemos como por ejemplo “es un hombre de Estado”.

Podemos hacer el ejercicio de entenderlas, como expresiones de dominación desde el poder del Estado, siguiendo a Weber, en que el pueblo asume un proceso de aceptación, derivada de la tradición amparada en la memoria de un pasado que legitimaría la costumbre de la práctica de los patriarcas, o también que ese tipo de hábitos autoritarios dependerían del carisma de quien las ejerce. A lo que se adicionaría la legalidad que otorga la racionalidad en la construcción de normas que, son hechas cumplir por los funcionarios.

Sin embargo lo expuesto no es suficiente para explicar la existencia de estos personajes representados por Riquelme, es necesario recordar que ya no es posible encontrar fácilmente, excepto algunas contados casos, la presencia de individuos de la clase dominante ejerciendo de congresista o funcionario de gobierno, por lo que sumarlos a la llamada “elite” como lo hacen en los medios, ciertos analistas de la realidad, no solo es un error, si no que oculta la verdadera posición que ocupa esta nueva casta política, que abarca el ejecutivo y legislativo, y la gestión de empresas de importancia en la sociedad,  constituyendo un nuevo y eficaz poder de los burócratas o tecnócratas que no solo administran si no que defienden este capitalismo altamente tecnológico, que protege un patrón de acumulación que ha permitido que el 1 % de la población concentre más del 30 % de la riqueza del país.

Seguir la concepción del Estado weberiana, a pesar de las demostraciones que el Estado hace, con el uso excesivo de la fuerza contra las demandas de la población, no alcanza para explicar la existencia de esta casta, que hace más difuso un horizonte más digno y soberano para el pueblo de Chile, teniendo en cuenta que los sectores populares e intelectuales aún no definen con claridad tal horizonte.

Por tanto, intentaré explicar la existencia de esta casta burocrática a la cual se ha sumado más gente proveniente desde la izquierda tradicional chilena, desde otra mirada de la concepción del Estado.

La concepción a la que me refiero, es la que ha otorgado poder a esta casta burocrática, basado en la puesta en escena, la aplicación y desarrollo de las llamadas “política públicas”, que han constituido el concepto dominante en estos veinte y seis años de aplicación de este modelo y que de paso se han convertido en el mejor eufemismo, para ocultar el carácter de fondo de un Estado que, especialmente a través del ministerio de hacienda y el banco central    protege exclusivamente  los intereses de la clase dominante.

Las llamadas políticas públicas, han cumplido exitosamente, por su promoción, el rol de hacer creer a los chilenos que mediante su aplicación es posible cambiar las prácticas socioeconómicas que administra el poder burocrático, para satisfacer a sus patrones  y no hacer transformaciones, por el contrario han cumplido eficazmente con lo que las ciencias políticas llaman transición, estadio en que se suponen se realizan ajustes para cambios de la sociedad. No obstante para los cambios y reales transformaciones las políticas públicas no solo no son suficientes sino que más bien los impiden, porque en muchos casos, surgen para corregir errores de una  política anteriormente aplicada.

Esta casta burocrática, cada día mejor remunerada, ha demostrado su eficiencia cruzándose  en algún punto en la línea existente, desde que aparece públicamente  una necesidad peregrina, que se transforma en queja por parte del pueblo de cualquier lugar de nuestro territorio, para luego transformarse en demanda, obstruyendo la lucha que se podría derivar a partir de esas demandas.

Esta casta, ha logrado en un cuarto de siglo, ganar poder prácticamente incontrarrestable, entre otras cosas, porque además de explotar simbólicamente su origen antidictatorial, de sus integrantes en las postrimerías de los años ochenta, han practicado la alternancia al servicio del capital nacional y multinacional desde el sector público y privado, haciendo creer a los chilenos que están trabajando por el “bien común,” cumpliendo cabalmente con la sentencia de Marx en la Ideología Alemana, cuando señala que cada nueva clase social dominante presenta sus propios intereses como intereses de toda la sociedad.

A la memoria de mi hijo Felipe

Felipe Valenzuela Silva