La desnutrición y el hambre es un problema de distribución y no de producción

Por: Luciano Badal | Publicado: 24.08.2016
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Incluso los países más desnutridos a nivel mundial suelen tener un superávit de alimentos. Resulta esencial avanzar hacia cadenas de suministro de alimentos más inteligentes, eficientes y equitativas que permitan reducir las consecuencias ambientales relacionadas con la agricultura y el cambio climático.

La desnutrición y el hambre en el mundo es un problema de distribución y no de producción, afirma un nuevo estudio respecto a la problemática asociada con el desperdicio global de alimentos. El estudio, publicado en la revista científica Environmental Science & Technology, señala que como sociedad cada vez estamos desperdiciando más alimentos; en 1965 desperdiciamos 310 kilocalorías por persona a nivel mundial, mientras que 2010 dicha cifra llegó a 510 kilocalorías.

En términos generales las sociedades son cada vez mejores produciendo alimentos, se estima que existe un 20% más alimento disponible respecto al que estrictamente se necesita para alimentar al mundo. De acuerdo a la investigación la mayoría de los lugares, incluso países con problemas serios de desnutrición, tienen un superávit de alimentos. El problema es que un tercio de la producción, o bien no se utiliza de manera productiva, o no se utiliza para alimentar a los desnutridos del mundo.

«La desnutrición puede prevalecer en un país con excedentes de alimentos debido a la desigualdad de ingresos y la pobreza, provocando disparidad en la seguridad alimentaria en el país«, señala el documento. Por ejemplo, la India tiene un excedente de alimentos nominal de 210 kilocalorías/persona /día, sin embargo, posee el segundo mayor número de personas desnutridas en el mundo.

De acuerdo al texto, «para eliminar el hambre, los países deben en un primer momento aumentar las disponibilidad de estos así como también mejorar sus sistemas de distribución de alimentos«, añadiendo que sólo unos pocos países enfrentan un déficit real de alimentos (tanto en lo que cultivan e importación), entre los cuales se encuentra Zambia, Haití y Tayikistán.

La investigación define como desperdicio de alimentos (food waste) la brecha entre la disponibilidad de alimentos y las necesidades medias de energía (basado en el peso corporal) de una persona en un país determinado. A través de esta brecha, los investigadores estimaron las emisiones de gases de efecto invernadero asociados con dichos residuos. Los resultados del estudio señalan que la agricultura actualmente representa el 20% de las emisiones totales a nivel mundial, no obstante cerca de 14% de éstos se podrían evitar fácilmente mediante una mejor gestión y distribución de alimentos.

Para los autores de la investigación, es esencial avanzar hacia cadenas de suministro de alimentos más inteligentes y eficientes que permitan reducir las consecuencias ambientales relacionadas con la agricultura y el cambio climático, como también alimentar a una mayor cantidad de personas.

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