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Viaje a las heridas de Colonia Dignidad

Por: Pablo Álvarez Y. | Publicado: 13.09.2016
Viaje a las heridas de Colonia Dignidad lgo-9029 |
Familiares de detenidos desaparecidos en Colonia Dignidad visitaron este fin de semana, en el marco del aniversario número 43 del Golpe militar, el lugar que hoy opera como centro turístico. Entre los asistentes estaba la familia del ex diputado socialista desaparecido en 1975, Carlos Lorca Tobar. Esta es la historia de un viaje que demuestra cuán abiertas pueden estar las heridas a más de cuarenta años de que se instaurara la dictadura.

Mientras se sube de madrugada a un bus en dirección a Villa Baviera, el centro turístico que fuera en otro tiempo la secta y centro de detención y tortura Colonia Dignidad, Raúl Lorca Tobar asegura que no pudo dormir la noche anterior. Ya ha viajado con anterioridad siete veces a ese mismo lugar, pero nunca ha podido entrar. Solo ha llegado hasta las rejas. Una vez, incluso los inquilinos liberaron una caja de abejas para ahuyentarlo. Sin embargo, este 10 de septiembre, a más de cuarenta años de la muerte del ex diputado e histórico dirigente del Partido Socialista, Carlos Lorca, sería diferente. “Hoy al fin visitaré la tumba de mi hermano”, dice Raúl.

A bordo del bus también va otro hermano, Luis Lorca Tobar, además de una serie de agrupaciones de distintos sitios de memoria como la ex Clínica Santa Lucía, José Domingo Cañas, La Venda Sexy, Nido 20, 3 y 4 Álamos, Providencia de Antofagasta, o Villa Grimaldi. También van otras organizaciones como el Codepu o el Comité de Derechos Humanos de la Legua.

A la altura de Paine, la comuna con más detenidos desaparecidos en dictadura en relación a su cantidad de habitantes, los familiares y miembros de las organizaciones divisan un lienzo blanco, azul y rojo que se muestra gigante en uno de los cerros como a modo de celebración del 18 de septiembre que se avecina. “Esto es una provocación directa”, dicen algunos de los asistentes.

Raúl Lorca ve el lienzo y cita a su hermano: “La patria vive horas oscuras”. Como el viaje es largo, va recordando la historia de Carlos Lorca Tobar.

Foto de Luis García Oteiza

Foto de Luis García Oteiza

Un diputado para la revolución

El 21 de mayo de 2011, el entonces presidente Sebastián Piñera dijo durante su discurso en referencia a la conformación del primer Congreso Nacional de Chile en 1811:

-Han sido 200 años. Por estas salas y por este Congreso han pasado más de cuatro mil senadores y diputados, incluyendo a figuras como Bernardo O’Higgins, Manuel Rodríguez, Diego Portales, Benjamín Vicuña Mackenna y el senador Jaime Guzmán, único senador asesinado cumpliendo su deber.

En ese minuto, el entonces diputado y hoy senador Alfonso de Urresti lo interrumpió:

-¡Carlos Lorca! ¡Detenido desaparecido! ¡Está desaparecido!

-Carlos Lorca, por supuesto que sí. Lo conocí, lo quise y lo admiré – dijo Piñera ante la interrupción.

Esta escena es la que da inicio al documental del director Rafael Burgos “Carlos Lorca: La historia de un desconocido”, que relata la vida del otrora secretario general de la Juventud Socialista y diputado de la República por la 22ª Agrupación Departamental (de Valdivia), cargo al que llegó con el slogan de “Un diputado para la Revolución”. Después del Golpe, pasó a ser parte de la dirigencia clandestina del PS, hasta que el 25 de junio de 1975 ocho oficiales de la DINA lo detuvieran en calle Maule 130.

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Su hermano Raúl en ese entonces se encontraba en Buenos Aires, donde había llegado sin ningún peso luego del Golpe. Su familia le informó primero a su pareja argentina sobre la situación de Carlos, por lo que ella de inmediato inventó el primer pretexto absurdo que se le viniera a la cabeza para que Raúl se juntara con ella y así pudiera decirle en persona. Una vez ahí no se aguantó:

-Mira Raúl lo que pasa es que… ¡no aguanto más, detuvieron a tu hermano!

Ahí empezaría la eterna búsqueda de Carlos Lorca, búsqueda que aún no termina. Su hermano se comunicó en ese mismo instante con la Organización de Estados Americanos, sin muchos más avances que cartas sin responder a la Junta Militar. Luego de esto, viajó de inmediato a Santiago para encadenarse en las rejas de los tribunales de justicia, acción que le valdría pasar un mes y medio en la cárcel pública.

En el bus, Raúl recuerda a su hermano como una persona extremadamente culta, aficionado al ajedrez al punto de tener más de 300 libros solo de teoría sobre esa disciplina. A su vez, cuenta el cómo fue recibido con celebraciones de los militares en Villa Grimaldi. “¡Traemos a Carlos Lorca! ¡Traemos a Carlos Lorca!”, gritaban. De recibimiento le hicieron una ronda donde lo golpearon sin piedad. Con el tiempo la tortura fue peor, y al ex diputado se le terminó incluso colgando de los testículos. Sin duda había pasado por Villa Grimaldi, pero era difícil determinar dónde había llegado después.

Ahí es donde Luis Lorca resalta el testimonio que logró dar un rayo de luz sobre este caso, dado por Juan Muñoz Alarcón, el conocido “encapuchado del Estadio Nacional”, ex militante socialista que terminó delatando a sus compañeros en ese recinto. Antes de morir asesinado por la DINA, y en modo de arrepentimiento, Muñoz había dado en 1974 un último testimonio a la Vicaría de la Solidaridad, el cual se conoció tiempo después y que entregaba un antecedente clave:

“Parte de los prisioneros están vivos, en malas condiciones físicas, pero muchos de ellos al borde de la locura por el tratamiento que han pasado, muy duro. Me refiero en especial a Carlos Lorca, a (Exequiel) Ponce, jefe del Frente interno del PS y SG al momento de su detención. Están en la Colonia Dignidad, pabellón Segundo”.

Llegada a Parral

Foto de Luis García Oteiza

Foto de Luis García Oteiza

Luego de más de cuatro horas y un evidente retraso en el cronograma, los familiares y activistas llegaban a Parral para participar de un conversatorio junto al Consejo regional de la Cultura y las Artes del Maule. La bienvenida la dio Margarita Romero, presidenta de la Agrupación por la Memoria y los Derechos Humanos Colonia Dignidad, quien agradeció la presencia de los invitados, habló acerca del trabajo de la Agrupación y dio paso a las palabras de los expositores: el periodista Carlos Basso y el abogado Roberto Celedón.

Basso, quien ha escrito numerosos artículos sobre Dignidad, además del libro “El último secreto de Colonia Dignidad” que trata sobre el caso del matemático Boris Weisfeiler, se refirió a la reciente desclasificación de documentos desde la Cancillería alemana. “Sin duda es importante. No obstante, cuentan cosas que ya sabíamos. Quizás con más detalles. ¿Dónde está la documentación que no conocemos y necesitamos? Es la que tiene el BND (Bundesnachrichtendienst), el Servicio de Inteligencia de Alemania” , dijo, y además agregó que esto podría aportar antecedentes sobre el tráfico de armas de destrucción masiva en Dignidad.

Por su parte, el abogado Roberto Celedón hizo alusión a la impunidad, recordando cómo desde un inicio no había voluntad de procesar a nadie en casos como el de Adriana Bórquez, a pesar de que sus mismos torturadores admitían su participación. Recién en 2012 se decidió llevar a cabo un proceso, y no por tortura, sino que por secuestro. Además habló del caso de la masacre de Cerro Gallo, cercano a la Colonia, en el cual se conoce al victimario pero no a las víctimas.

Con el letrero de Carlos Lorca, va su hermano Raúl / Foto de Luis García Oteiza

Con el letrero de Carlos Lorca, va su hermano Raúl / Foto de Luis García Oteiza

Después vinieron las intervenciones de los asistentes. Ahí Ana Aguayo, hermana del detenido desaparecido Luis Aguayo, relató el vergonzoso episodio que le tocó vivir hace una semana, cuando la Brigada de Investigación Criminal (Bicrim) la llamó a ella y su familia citándola a revisar nuevos antecedentes sobre el caso. Ilusionados, los familiares asistieron a la reunión, donde la Bicrim solo le mostró osamentas animales para decirle que no se habían encontrado nada más y que la labor había terminado.

Los hermanos Lorca también toman la palabra para resaltar la decepción que tuvieron cuando la directiva del PS se restó de la acusación fiscal en contra de cinco agentes de la DINA por el caso de Carlos Lorca, hecho por el cual la presidenta del partido, Isabel Allende, terminó pidiendo un perdón que no fue muy bien recibido por los familiares. “Los dirigentes de su partido fueron torturados por los alemanes, y la República Alemana huele a esvástica”, cerró Luis.

Después, mientras se reparten las colaciones, Raúl aprovecha de entregar un disco de Héctor Pavez Pizarro –hijo de Héctor Pavez y de la conocida folclorista Gabriela Pizarro- en el que se interpreta una cueca dedicada a su hermano:

Diputado Carlos Lorca
Tu nombre sigue presente (bis)
La juventud valoró tu palabra consecuente
Diputado Carlos Lorca
Tu pensamiento vuela por Chile entero
Junto a los estudiantes y los obreros
Tu pensamiento vuela por Chile entero
Y los obreros, sí, e intelectuales
Regarán por la patria tus ideales
Carlos Lorca presente,
Ahora y siempre

¡No más turismo, cerveza y carnaval! ¡La sangre de los muertos se debe respetar!

Foto de Luis García Oteiza

Foto de Luis García Oteiza

“Bienvenidos a Villa Baviera, recinto privado”, dice el letrero que se encuentra en la entrada del ahora recinto turístico en el que se hacen actividades como fiestas de la cerveza. “Esto tiene que dejar de ser un sitio de turismo –dice Carlos Basso- Acá hubo experimentos médicos, administración de psicotrópicos, gente torturada con electroshocks, espionaje, tráfico de armamentos, no puede ser que haya gente en este país que vaya a pasar un buen fin de semana ahí. Este tiene que ser un sitio que esté destinado justamente a que no se nos olvidé lo que pasó aquí”.

En esa misma entrada se presentó una veintena de carabineros a impedir el paso de los familiares. Después de unos veinte minutos de detención, se pudo explicar que el ministro en visita, Mario Carroza, estaba notificado de la visita, y así proceder a entrar. No sin antes una manifestación de las Agrupaciones de Detenidos Desaparecidos y Ejecutado Políticos de la Región del Maule, que gritó fuerte: “¡No más turismo, cerveza y carnaval! ¡La sangre de los muertos se debe respetar!”.

Margarita Romero / Foto de Luis García Oteiza

Margarita Romero / Foto de Luis García Oteiza

Son doce kilómetros los que separan la entrada de las fosas que pudieron servir para inhumar los cuerpos de detenidos desaparecidos como Ruperto Torres Aravena y su hermano, Julio, es quien guía ese trayecto.

Primero hace notar el río Perquilauquén, donde muchos familiares especulan que fueron a parar las cenizas de sus muertos. Luego identifica el restorán de Villa Baviera, el mismo en el que Ana Aguayo increpó a concejales de la zona mientras almorzaban: “¡Capaz que estén sentados encima de los restos de nuestros familiares y ni se dan cuenta!”. Guirnaldas patrias adornan algunos de los edificios, y Julio Torres sigue mostrando lugares: el lugar donde vivía Paul Schäfer, el lugar en que abusaba de los niños, la pista de aterrizaje y el ex hospital El Lavadero. En ninguno de los lugares se divisan inquilinos, parecieran estar escondidos. Por mientras, se entregan los letreros de los desaparecidos de Colonia Dignidad por todo el bus.

La procesión hacia el lugar de las fosas es largo, mientras que los asistentes sostienen los letreros y claveles rojos. Luis Lorca va respirando fuerte, tiene casi ochenta años y el camino es empinado y cansador.

Foto de Luis García Oteiza

Foto de Luis García Oteiza

Finalmente se llega a las fosas, totalmente cubiertas de espinosas ramas. Ahí se emplazan los letreros y claveles, para dar paso a un nostálgico canto a capella de la “Plegaria a un labrador”, de Víctor Jara, y de “Como la cigarra”, en la versión de Mercedes Sosa.

Para ese entonces ya se había sumado a la ceremonia Margarita Maino, hermana de Juan Maino. No era primera vez que iba a ese lugar, ya que hace unos años había hecho un funeral simbólico a su hermano, donde se emplazó una placa de yeso marcada con los pies de su madre, simbolizando todos los pasos que dio en su vida buscando a su hijo. “Este lugar es el horror”, dice Margarita.

Margarita Maino/ Foto de Luis García Oteiza

Margarita Maino/ Foto de Luis García Oteiza

De nuevo toca recorrer el largo trayecto al bus, y aparecen personajes que no se habían visto antes. “¿Ustedes se quedan?”, les pregunta irónicamente Margarita Romero. Casi llegando al bus hay toda una fila de carabineros impidiendo cualquier clase de desvío.

Una vez a bordo, Raúl Lorca admite: “Ahora estoy más tranquilo. Estuvo bonita la actividad y creo que ya podré dormir harto cuando llegue a casa”. Efectivamente, el domingo se lo durmió entero. Sin embargo, la tranquilidad no duró mucho. Este lunes su hermano Luis sufrió una descompensación en la mañana y fue internado en el Hospital El Salvador. Raúl asegura que ya está mejor, pero que la caminata hacia las fosas y la carga emocional que conllevó todo fue muy fuerte. Aun a más de cuarenta años, la herida de su hermano no les da un descanso.

Foto de Luis García Oteiza

Foto de Luis García Oteiza

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