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Opinión

El lugar donde el año nuevo no tiene sentido

Por: Felipe Valenzuela Silva | Publicado: 04.01.2017
El lugar donde el año nuevo no tiene sentido ministros |
Una de las formas de entender cómo funcionamos de este modo, es posible encontrarlo en lo que se ha llamado vivir en medio de un simulacro, dicho de otra forma, simulando por ejemplo la existencia de democracia, cuando efectivamente no la hay, para ser justo, lo que ocurre en Chile ha sido similar a la conformación de los llamados gobiernos “democráticos” en América Latina, formados luego de las dictaduras, donde se ha convencido a la población que el hecho de concurrir a procesos electorales es sinónimo de democracia.

Es en estos días, en que estamos atestados de análisis y balances del año que se ha ido,  promesas como las de la presidenta cuando dice: «El 2017 seguiremos avanzando con la misma decisión: consolidando la gratuidad en la educación superior, técnica y universitaria; empujando la descentralización con medidas concretas; exigiremos más transparencia y perseguiremos con decisión los abusos; seguiremos empujando las áreas clave de la economía para que, además de crecimiento, haya trabajo decente”, podrían ser palabras reconocidas como portadoras de cambio en nuestro país.

Sin embargo, estas afirmaciones no sobrepasan la barrera de las buenas intenciones, simplemente por razones como las que me permitiré  exponer y que se encuentran en el ámbito de la tensión  que  se produce entre la potencialidad y los actos – en el caso de nuestra sociedad – la supuesta  potencia y poder del Estado y  los actos que desarrolla la burocracia  gobernante, por encargo de la clase dominante desde ya hace un cuarto de siglo.

El gobierno anunció para dar energía y fuerza al Estado, reformas que se transformarían en hechos que implicarían cambios para nuestro pueblo, no obstante, en términos generales, podemos afirmar que:

– La reforma tributaria a pesar de incrementar en términos efectivos el porcentaje que graba al impuesto de primera categoría, es decir el que paga el capital  por las utilidades que produce, no fue capaz de revertir la tendencia chilena de una mayor participación de los impuestos indirectos como el IVA (47,4%), siendo siempre menor  la participación del impuesto  al capital,  es decir los impuestos directos. Pero se muestran alegres resultados de recaudación, que el 2015 incluyeron la repatriación de capitales por única vez.

-La reforma educacional, se ha transformado en consignas difundidas casi fastidiosamente, sin embargo la realidad muestra que la educación pública ha bajado su matrícula de un 40,6% en el año 2010 a un 36,5 % el 2015, pudiendo observar con tristeza que en varios rincones de nuestro territorio existen escuelas abandonadas, con infraestructura subutilizada. Por otro lado, en la educación superior no existe señal de ningún tipo, respecto de abandonar al mercado como regulador de la misma.

-La reforma laboral, es probablemente la que presenta mayor índice de decepción entre los trabajadores, basta con señalar que la libertad sindical, se encuentra amenazada seriamente cuando uno de sus pilares,  es decir la huelga, compromete  al propio sindicato a  ofrecer trabajadores para la conformación de los llamados “servicios mínimos”, para que  cuando sea “necesario” continúe funcionando   la empresa; que  la nueva legislación  contempla del siguiente modo “Los equipos de emergencia están conformados por los trabajadores destinados por los sindicatos para cumplir con los servicios mínimos que hayan sido calificados previamente. ellos serán remunerados mientras cumplan tales tareas”

Esta crítica al gobierno, contiene un mérito que comporta utilidad para comprender el funcionamiento de un modelo, cuyo objetivo central es la acumulación de capital, sobre la base de ampliar el concepto de explotación, extendiéndolo a una expropiación de dinero del bolsillo a los chilenos que viven de su trabajo  para financiar la salud, la previsión, y otros derechos sociales inexistentes.

Efectivamente creo que en estos años, ha quedado para más chilenos, clara  la fórmula de gobierno utilizada durante los años post dictatoriales, me refiero a la participación del ministro de hacienda, es mérito de este gobierno mostrar imágenes televisivas del Sr. Valdés, presentando a sus colegas como subalternos en noticias de interés para el país. Esta situación es interesante y novedosa, porque se produce en medio de un régimen presidencial, siendo en la práctica utilizada especialmente en sistemas parlamentarios o semipresidenciales, donde el primer ministro  es responsable de la administración pública y conducción política (nuestro ministro de hacienda) y él o la jefa de estado o presidente, siendo nominalmente superior,  ejerce cuestiones más protocolares.

Lo anterior es posible constatar, con  comportamientos erráticos y hasta irresponsables de ministros como el de justicia, educación y economía conocidos por todos y que  no generan  renuncias o cambio alguno, revelando la nula importancia que tienen sus carteras y todas las demás excepto hacienda para los chilenos y por otra parte la existencia de un congreso dedicado a trivialidades.

Una de las formas de entender cómo es posible que funcionemos de este modo, es posible encontrarlo en lo que se ha llamado vivir en medio de un simulacro, dicho de otra forma, simulando por ejemplo la existencia de democracia, cuando efectivamente no la hay, para ser justo,  lo que ocurre en Chile ha sido similar a la conformación de los llamados gobiernos “democráticos” en América Latina, formados luego de las dictaduras, donde se ha convencido a la población que el hecho de concurrir a procesos electorales es sinónimo de democracia. El simulacro ha contenido especialmente en el caso chileno, el modo de ocultar la responsabilidad del modelo de acumulación capitalista en esta ficción de democracia. Para no ir más lejos en términos de definiciones de democracia, recurriremos a John Stuart Mill[3] que señalaba que una característica de la democracia, consistía en la escasa distancia que separa las condiciones de vida de los gobernantes y gobernados.

El año que comienza nos brindará la posibilidad de vivir la elevación del simulacro en que nos desenvolvemos, porque se celebrará un ritual importante, me refiero a la elección presidencial y otras, que confirmarán en sistema el cual parece más adecuado llamarlo electoral que democrático y que confirmará la simulación.

El año nuevo, efectivamente podemos afirmar que, si bien para las personas y comunidades puede representar el fin e inicio de un nuevo ciclo, para la sociedad en su conjunto, existe peligro en los balances de fin de año, porque pueden producir un sentido estático, haciendo parecer lo que viene, como algo nuevo desconectado de la dinámica que significan los hechos que nos afectan.

A la memoria de mi hijo Felipe

[1] Tesorería General de la República

[2] <www.dt.gob.cl>

[3] John Stuart Mill (1806-1873) fue uno de los primeros pensadores en tratar estos asuntos. Pensador precoz, político liberal, filósofo y escritor

Felipe Valenzuela Silva