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Opinión

Un nuevo año escolar, un nuevo año de decepciones

Por: Einer Pregnan | Publicado: 02.03.2017
Niños y estudiantes que son dejados sin voz, como si no tuvieran nada que decir. Y es que los mismos representantes de estos, muchas veces actúan desde pretensiones personales ajenas al sentir real de las aulas. Y tanto parlamentarios, como personeros de gobierno no se cansan de realizar saludos a la bandera con los sueños de los niños.

Tal como es costumbre, durante los primeros días de marzo, comienzan las ceremonias que acaparan a autoridades, profesores y estudiantes que comenzaran nuevamente a ser parte del sistema. Un sistema que ha visto diferentes reformas en los últimos años. Reformas que han sido llevadas a cabo de manera penosa en algunos casos. Tal como la reforma a la educación superior que lleva 10 meses estancada en el parlamento, aun en los trámites de la comisión de educación.

Cambios que no cumplen con las expectativas de académicos, profesores, de los mismos hombres y mujeres que llegaron al parlamento gracias a su promoción; ni mucho menos la de los niños y estudiantes que acaparan las aulas de nuestro sistema educativo. Niños y estudiantes que son dejados sin voz, como si no tuvieran nada que decir. Y es que los mismos representantes de estos, muchas veces actúan desde pretensiones personales ajenas al sentir real de las aulas. Y tanto parlamentarios, como personeros de gobierno no se cansan de realizar saludos a la bandera con los sueños de los niños.

Estos niños sin voz, estos delincuentes que salen a la calle a “perder clases”, sin duda que tienen cosas que decir. Así lo demostramos nosotros, los estudiantes de Valdivia, quienes en innumerables veces hemos propuesto ideas provenientes de nosotros mismos ante las autoridades, incluyendo a la Seremi de la región Erna Guerra y al Senador Alfonso De Urresti, ideas que atacan directamente las interacciones en el aula y que hasta el momento no han sido puestas en relevancia por nadie, ideas como el fomento de la asistencia a clases a no a través del financiamiento (que pone la responsabilidad en administrativos), si no por un marco regulatorio que explicite el cómo se construyen los promedios de los estudiantes, al entregarle 2/3 de esta responsabilidad, al trabajo que día a día se desarrolla en el aula, y a la capacidad de resolver problemas y situaciones reales; y no solo al desempeño que puedan tener los estudiantes en los días de pruebas y a la capacidad de elegir entre A, B, C, D o E. O la misma idea, que, conectada con la anterior, aumente la participación porcentual que tienen tanto el NEM como el ranking en el ingreso a la universidad (entendiendo que estos ya no serían un reflejo de responder pruebas, sino que, de una constancia, entendimiento de la materia y cultura de la responsabilidad).

Pero parece, que el hecho que la poca mediática que pueda tener nuestra ciudad, así como nuestras humildes propuestas. Hacen estas ideas poco apetecibles para los señores políticos sentados en el parlamento o a los asesores apostados cerca de la Moneda. Y como la verdad, dudamos que eso cambie en un futuro cercano (menos viendo la próxima papeleta presidencial), no nos queda más que esperar con los brazos cruzados. Espero se entienda la frustración y desilusión con la que, como estudiantes, afrontamos el inicio de este nuevo año escolar.

Einer Pregnan