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Hoy 8 de marzo yo no voy a marchar

Por: Claudia Rodríguez | Publicado: 08.03.2017
Hoy 8 de marzo yo no voy a marchar clau |
Nosotros, los maricones, las lesbianas y las travestis, nos parecemos a la Marilyn Monroe, somos hijas no deseada para la sociedad, para la iglesia y para la familia. Nos acusan de superficiales, dicen que nacimos tontas. De mi dicen que nací tonta, hueca y burda. Pero son los hombres los que me quisieron tonta, linda y tonta. Suave y tonta, pero tonta y tonta como la Marilyn, porque así saben querer.

Mis amigas me dicen la Marilyn, pero me llamo Claudio Alberto, así me puso mi mamá cuando nací. Naci niñito hace más de 40 años en el hospital san Joaquín. No nací ni en Hollywood, ni en estados unidos. Nací aquí, pobre, en una familia de campesinos pobres, que llegaron aquí para hacerse invisibles y obreros. Mi mamá dice que eso no es lo peor, que lo peor es ser travesti y analfabeta. Para mi mamá soñar no tiene nada que ver con nunca dejar de ser pobre.  Yo sueño con perder ese miedo fatal que tengo al hambre. Tengo tanto miedo de dejar de soñar, que quiero olvidarme en los sueños. Sueño con perderme en los sueños y que esa fatalidad de mierda se devuelva para los que no quieren dejarme soñar.

Pero de seguro nada de esto es importante, porque de seguro ustedes están aquí para divertirse ¿quieren Show? ¿Será que el mundo quiere show? ¿Será que la sociedad chilena quiere show? ¿Será que Septiembre quiere show?

¿Sera que la iglesia quiere show? ¿Sera que los pobres quieren show? ¿Qué el hambre, la tristeza, el odio quiere show?

¿Quieren Show? ¿Quieren que los haga reír? ¿Quieren reírse de mí?

Cuando digo las cosas que digo, hasta mis amigas travestis me tienen miedo. Mis amigas travestis tienen un miedo irresistible a que hable de nuestras cosas, eso les abruma. Les aterra cuando digo que me hago la linda. Que me hago la linda aburrida de esperar a que se escriban las leyes. Les indigna que diga que me aferro a esos hombres que nos miran con deseo de matarnos. Ellas no creen que una travesti pueda teñirse de rubia y ser rabiosa y resentida.

Las  travestis hemos sido tan manoseadas como la imagen de la Marilyn de la misma forma en que la mentira se ha convertido en un instrumento del poder y me acusan a mí de sucio,  mentiroso y mal nacido. Nosotros, los maricones, las lesbianas y las travestis, nos parecemos a  la Marilyn Monroe, somos hijas no deseada para la sociedad, para la iglesia y para la familia. Nos acusan de superficiales, dicen que nacimos tontas. De mi dicen que nací tonta, hueca y burda. Pero son los hombres los que me quisieron tonta, linda y tonta. Suave y tonta, pero tonta y tonta como la Marilyn, porque así saben querer. Me convencieron tanto de que soy incapaz y tonta, que necesito que me lo repitan para saber que me aman, para que me salven ellos de la tontera. Pero yo les digo, con la pasión que esperan, si dime tonta, para que me crean que soy tonta, y en silencio no sabrán el odio con que los miro, porque ni el amor ni  la educación es violencia y mienten para ganar, y por más débil que me dejen no es cierto nada de lo que juren y lloren, porque nunca se podrán poner en este lugar, porque son ellos los que me mantienen sometida a su favor, haciendo el mismo show de la Marilyn, en mi contra.

Porque dicen que no se hablar, hablan por mí en mi contra, porque según ellos, es culpa mía ser tonta como soy. Pero mienten. Es su torcida forma de ver el mundo la que me hunde, lo que me humilla, lo que me enferma y debilita. Mienten cuando hablan del pueblo, del hambre y del frio, negando a las travestis. Cuando hablan de las travestis siempre hablan a su favor, para su beneficio. Ellos nunca pierden, ellos siempre recuperan. Mienten cuando no imaginan que un jumento como yo sobreviva, resista y luche.

Pero nada de esto importa, porque de seguro ustedes quieren divertirse ¿quieren Show compañeros? ¿Quieren reírse de mí, de mi fracaso?

Aprendí hacerme la linda y aferrarme a esos hombres, a los hijos de esos hombres y a sus nietos, y a los nietos de sus nietos, que nunca imaginaron la existencia de una travesti resentida como yo. Me aferro a esos hombres que me miran dando por sentado que no se leer y que me sería imposible distinguir que me desprecian. Que sienten desprecio por mí, por la raza de mi carne, por la carencia de clase de mi carne parada en la calle, por cualquier esquina hambrienta, esperándolos a ellos, que sienten asco por mi necesidad de su dinero, por mi subordinación a su hombría criminal, a esa hombría que yo se que esta manchada de muerte de otros hombres que me mirarían con el mismo odio poderoso y misógino. Me aferro a esos hombres que cuando me miran con odio me desean para hacerme desangrar y no saben que aquí los espero para eso, para mesclar sin que ellos lo sepan, mi sangre con la de ellos, porque soy travesti y todo lo que me hace un hombre yo se lo puedo hacer a ellos y mejor.

Hoy 8 de marzo, en la marcha del día internacional de la mujer, yo no voy a marchar, porque no soy mujer ni nunca lo llegare a ser. Lo que haré será protestar como una loca al interior de la marcha, como una tonta resentida furiosa, desubicada. Haré en el espacio que le pertenece a todas las mujeres, una demanda que no es posible hacer en otras marchas: decir que soy travesti y sobrevivir, como si la liberación de las mujeres nos liberara a nosotras las monstruas.

Poesía travesti 2017, Dramas Pobres Ediciones del Intersticio.

*Mi escritura solidariza con la mala redacción, la falta de ortografía, porque proviene de existencias excluidas de oportunidades que otros sí han tenido. Habla de un momento en este país en donde las travestis ni siquiera pensaban en escribir.

Claudia Rodríguez