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La versión de un «Héroe» de la gente común: Jorge González, de su puño y letra

Por: Vanessa Vargas Rojas | Publicado: 04.05.2017
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La irrupción de «Héroe», el libro autobiográfico de Jorge González, viene a saldar una deuda de años para sus fanáticos: por primera vez, las historias y recuerdos del artista son descritos en voz propia, sin intermediarios, adornos, ni filtros.

El miércoles 3 de mayo hizo su estreno en sociedad el libro autobiográfico de Jorge González. Pocos periodistas -no hubo convocatoria de prensa abierta-, y la presencia emblemática de Sergio «Pirincho» Cárcamo, locutor de la desaparecida Radio Galaxia, marcaron una nueva instancia de revisión íntima de la vida y la obra del ex líder de Los Prisioneros. Un recorrido que esta vez, de forma inédita, es propuesto por Jorge González a través de sus propias palabras.

Las y los seguidores del prolífico compositor lo agradecen. Durante años, han lidiado con numerosas publicaciones de vocación biográfica dedicadas a la vida del músico, que han sido cuestionadas por él mismo y carecen de acercamientos básicos, como una entrevista con él. Así, la irrupción de «Héroe», como se titula el libro, viene a saldar una deuda de información que para sus fans se ha extendido por años.

Emiliano Aguayo, autor de «Maldito Sudaca», ha sido uno de los pocos autores validados por el propio sanmiguelino. En la presentación celebrada en calle Condell, Aguayo destacó que en «Héroe», «conocemos, por fin, relatos de su puño y letra que parecieran contados como si fueran 27 canciones de un disco demasiado personal e imágenes nunca antes vistas y hasta sorpresas importantes, como la ficha de su postulación a la universidad y una cariñosa y formal carta de su padre Koke Rey, quien ha sido uno de los grandes impulsores de la creatividad de los González Ríos».

Pero «Héroe» va mucho más allá de los recuerdos entrañables. Desempolva las influencias musicales de González y saca a la luz los episodios más traumáticos de su vida. Los relatos ponen en evidencia la particular mirada del artista sobre su infancia y su carrera, sin filtros aduladores, sin exageraciones morbosas, sin los mitos que adornan a las leyendas de la música. Sin intermediarios.

Música, fútbol y amor

A sus 52 años, el artista decisivo de la música chilena da algunas pistas sobre sus ídolos, donde se mezclan los estilos y formatos que despertaron su inspiración a lo largo de su vida. Los Beatles, The Clash, Kiss, Adamo, Camilo Sesto, Serrat, The Cure, Bee Gees, Tom Jones y otros músicos vienen a ofrecer algunas explicaciones sobre su apetito creador y el escaso miedo que siempre tuvo a hacer cosas nuevas. 

Fueron estas influencias, precisamente, las que propiciaron la amistad con Claudio Narea y Miguel Tapia, para dar comienzo a Los Prisioneros.

«Se parecían a mí en la inmensa pasión por la música. Con Narea caminamos hasta conocer Providencia y llegar a la disquería Circus, donde nos impresionamos con el sonido de «Born to be wild» por Patrick Hernández y vimos copias cerradas de los álbumes solistas de las estrellas de Kiss. Largas sesiones de escucha en casa de Tapia y caminatas hablando de música con Narea. Pasaron los 13 a 14 años con tranquilidad. Ya de mis 15 hice mi primer intento de canción: Se llamaba «Orgullo», y yo diría que tenía influencia de canciones como «The world» o «You won’t see me» de Los Beatles», recuerda en una de las páginas de Héroe.

El relato también da espacio a un recorrido por su pasión futbolera. Como reconocido hincha de Unión Española, González asume también que el balompié no formaba parte de sus talentos, pero desclasifica algunas anécdotas que dan cuenta del amor familiar. Del apoyo eterno de los González Ríos a cada una de las ocurrencias de los suyos.

«Puedo jactarme de una buena infancia, a pesar de mi asma y esa devoción a jugar pichangas bien peleadas y transpiradas. Jugaba en la selección del curso de puro simpático, porque siempre fui malo del verbo malo y no olvido que mi mamá nos hizo y pegó números en un juego de camisetas amarilla que mi papá regaló al curso y con menuda pintacha fuimos a representar al colegio a la ‘Ciudad del Niño’ presidente Juan Antonio Ríos en la Gran Avenida», detalla.

Y los recuerdos no son pura nostalgia. En ellos se puede oler el barrio, la forma en que calles como Avenida La Noveda, de San Miguel, se quedaron marcadas a fuego en la piel del artista que se convirtió en el orgullo de su gente. Como los ídolos del fútbol, que crecieron en casas sencillas como las de una, y también fueron a liceos numerados, pero vencieron el orden de las cosas a punta de talento y rigor.

«Me iba razonablemente bien el liceo y al salir y dar la Prueba de Aptitud Académica, tuve alto puntaje, pudiendo en la práctica elegir cualquier carrera, mas yo decidí estudiar música. Al principio, al saber mi padre se quedó callado, pero luego dijo: ‘Más vale un buen músico que un mal abogado, además que los abogados puro roban’. Y me inscribí en la Facultad de Artes de la Universidad de Chile», relata.

Ya con la banda en formación, los sanmiguelinos ensayaban en la pieza de Jorge, «donde nos aguantaban: en casa de mis compadres no se podía meter ruido fuerte. Mi mamá nos daba once y todo, era muy comprensiva«, describe. Y se apresura a asumir: «Sonábamos como el ajo, mal del verbo mal, como tarro, medios post punk, onda «The Gang of four o los «Cure» de Seventeen Seconds«.

«Héroe» contempla incluso los recuerdos de González sobre el episodio que terminó con la banda y la amistad para siempre: su lío amoroso junto a Claudia, entonces pareja de Narea, algo que el artista menciona de forma inesperada: «Me enamoré profundamente y poco me importaba nada, así estaba de envanecido. Caro lo pagué y aún duele cagarla de tal manera». 

Sin embargo, uno de los documentos más emocionantes del libro se posiciona en una carta escrita por el padre de Jorge, Koke Rey, a sus hijos, un 23 de mayo de 1972.

Un fragmento que eriza la piel de pura ternura: «Querido hijo: Cuando llegué anoche tú y tu hermanito estaban durmiendo (…) Les revisé las tareas y las encontré lindas, pero me dijo la mamá, que tuvo que pelear con ustedes para que las hicieran, eso no lo encontré lindo (…) ¿Nunca más, no es cierto, compadre? Les puse nueces en sus jarritos para que se las coman toditas, ñau, ñau (…) Esta noche espero llegar temprano de San Fernando para que conversemos como buenos amigos. Léele esta carta a Marco Toño en el recreo y cuídalo. Les quiere y les abraza, el viejo chascón«.

/Jacqueline Fresard

Los gatos y próximas historias

Su hermano Marco González fue el encargado del diseño y producción del libro, trabajado codo a codo junto a Zaida González, la talentosa fotógrafa de la familia. La pieza fue presentada como una creación familiar, como un objeto de culto, que además sólo contará con una edición de mil ejemplares, al igual que el disco «Demos», que reúne temas inéditos de la obra del sanmiguelino. 

«Se trata de su infancia, de Corazones, del disco homónimo, del colegio, al conocer a Claudio y Miguel», resume Marco, y lanza una broma: «Lo demás, lo tengo que decir como Narea: Tienen que comprar el libro, léanlo», desatando las risas en alusión al libro escrito y difundido por el guitarrista.

El hermano menor de Jorge precisa que el libro fue escrito en 2014, cuando González viaja a Alemania, y termina su relato con el recuerdo de Los Prisioneros subiéndose al escenario del Estadio Nacional, para sellar un inolvidable reencuentro.

«Es un libro que Jorge quería hacer desde hace rato. Yo había sacado libros con mi hermana, así que me venía de perilla hacerlo y este domingo Jorge me agradeció el libro en nuestra familia. Dijo que estaba muy contento, él quería más el libro que el Demos, que era un proyecto más mío de rescatar su lado como productor», sentencia.

En adelante, preparan la segunda versión del disco Demos y Jorge trabaja en la escritura de historias de ficción sobre gatos, las que podrían salir a la luz en un par de meses: «En la familia somos fanáticos de los gatos, igual que nuestros ancestros: los mapuches hablaban con los pumas», explica. La pasión por los felinos, a estas alturas, no es un secreto para ninguno de los seguidores de su carrera.

Marco se apresura a aclarar que «dependerá de él si quiere seguir contando la historia y sacar una segunda parte». Por ahora, la producción de todo el material reciente es estrictamente familiar.

Pirincho Cárcamo recordó que fue uno de los primeros en poner las canciones de Los Prisioneros en la radio: «Me llegó el casete donde ellos sonaban como tarro. Me preguntaron si era posible tocarlos. Las letras me daban risa porque yo decía: ¿De dónde salieron estos cabros chicos tan insolentes, tan patudos? En ese tiempo la prensa decía que la juventud chilena no estaba ni ahí, pero me di cuenta que lo que estaban diciendo ellos era la voz de una generación que hasta el momento no se había expresado», señaló.

El locutor radial describió la primera entrevista que les hizo en Radio Galaxia, donde descubrió que los músicos eran realmente «unos cabros chicos, con un gran sentido del humor, pero bastante conscientes y sin miedo a lo que estaban haciendo. El más expresivo era Jorge sin duda alguna. Nunca me voy a olvidar que al final, jugando un poco, le pregunté qué quería ser cuando grande y él me dice: quiero ser guerrillero. Eso provocó algunas dificultades y tuve que explicar que era un chiste no más», señala.

A juicio del Cárcamo, el arte es una consecuencia del entorno social en el que uno se desarrolla «y ellos lo lograron en un país donde no había desarrollo posible para la música». De una forma inesperada, González triunfó e hizo historia. Se convirtió en un héroe, resume Pirincho. Un héroe de la gente común.

Héroe
Jorge González
Editorial Avenida La Novena
79 páginas
Precio de referencia: $20.000

Contacto: avenidalanovena@gmail.com

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