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José Venturelli: Artista comprometido en la lucha por la justicia, libertad y los desposeídos

Por: Dr. Mauricio Vico | Publicado: 10.05.2017
José Venturelli: Artista comprometido en la lucha por la justicia, libertad y los desposeídos foto venturelli |
La pasión, la voluntad, el amor, es la historia eterna de Venturelli, ese encuentro con el retrato, la marca de un buril tembloroso que tiende a exaltar la forma mediante el trazo fuerte y duro, abriendo camino a lo metafísico en el paisaje humano; los espacios se entrecruzan formando una sola unidad entre la conciencia y la naturaleza. Sus composiciones se arman por la ampulosidad de la superficie y la gestualidad de la línea, alcanzando con este, la saturación de todo sentimiento y emoción.

Revisando la obra de José Venturelli, (1924-1988) y poniendo en valor dos libros que son una especie de fundacionales en su obra, los grabados que realizó para el poeta Pablo Neruda: 28 de enero publicado en enero de 1947, posteriormente elCanto General en su versión primera y clandestina en 1950 y los dibujos de su obra más tardía en el libro Patria negra y roja de 1975. Se observa en su manufactura los vínculos –y diría nacientes–entre las relaciones con el estilo expresionista y sus particularidades en Chile. A primera vista se puede hacer un seguimiento de otras obras y autores locales como José Hermosilla, Carlos Faz, Rafael Ampuero, Pedro Lobos, Santos Chávez, Julio Escámez y recientemente una nueva rearticulación del grabado de “Mono” González.

Para poner en contexto podemos revisar sucintamente los orígenes contemporáneos del expresionismo, ya sus primeros antecedentes se remontan a fines de la Edad Media, lo que llamó Sandro Castelli en su libro Lo demoniaco en el arte.

Coincidiendo con el comienzo de la Primera Guerra Mundial aparecen los primeros indicios de un nuevo estilo en el arte, uno que sería fundacional en las vanguardias del arte del siglo XX,movimiento que se había generado en Alemania. Este movimiento formado por dos grupos; el primero Die Brücke (El Puente), fundado en Dresde en 1905 e integrado por Ernst Ludwig Kirchner, Erich Heckel, Karl Schmidt-Rottluff, Emile Nolde, Max Pechstein y Otto Müller. El segundo grupo fueDer Blaue Reiter (el Jinete Azul), fundado por Wassily Kandinski en Múnich, en 1911, al cual habían adherido, entre otros, Franz Marc y Paul Klee y uno más bien marginal como lo fue Oskar Kokoschka.

Ahora, la concepción de la pintura del movimiento expresionista se entiende como aquella pintura “espontánea” que se vuelca con suma vehemencia sobre el lienzo, donde la expresión denota una agitada vida interior.Se trata de una violenta emoción del pintor, como un grito de angustia reflejado en sus colores fuertes y sus líneas impetuosas. Es decir, este estilo, la forma y el color están alterados, van más allá de la realidad; se busca una expresión apasionada de los sentimientos; para ello usa un lenguaje plástico, directo e instintivo; elimina lo superfluo y deforma la composición, exagerando lo que parece importante para el artista, muchas veces reiterada con el uso de una línea gruesa negra y dura.

Los expresionistas trataban de representar lo que veían internamente; los movía descubrir las causas de los males que aquejan a la humanidad, y el deseo de una satisfacción espiritual en una realidad distorsionada del hombre.Ello los lleva a representar en sus obras un mundo obscuro, poco optimista, donde la razón y la lógica son aspectos contradictorios de una realidad interna que busca una nueva expresión para relacionarse con el mundo interior y exterior.

A pesar de que el término ‘expresionismo’ no apareció hasta la primera década del siglo, sus raíces se encuentran ya en algunos pintores anteriores como Van Gogh, Gauguin, Toulouse-Lautrec. También los artistas góticos como Matthias Grünewald, (1485-1530), quien logra dar un acento patético y trágico a sus obras, mediante una violenta deformación de las proporciones del cuerpo, las manos y los pies, donde las siluetas de sus figuras no solo destacan por su atmósfera tétrica, sino también por su color irreal, dando así a sus obras una imagen de pesadilla.

Venturelli, en el grabado, por su parte, centra sus preocupaciones en la protesta social. Su poética lo lleva a los aspectos dramáticos del entorno, la pobreza, la rebelión de los explotados y a una redención de la sangre de los caídos por la liberación de la pesadilla proletaria. En ellos ve y siente en el hombre una voluntad de vivir, por tanto, rechaza el nihilismo, pero a su vez exalta el instinto, la voluntad, y sobre todo el derecho al amor, en un canto épico que une a los individuos en el colectivo, la única posibilidad de salvación y redención de los oprimidos; se observan allí las características propias de la poética visual de los expresionistas.

Como decía anteriormente, los expresionistas trataban de representar lo que veían internamente mediante las acciones y reacciones de la realidad externa, la que aparecía deformada.Los movía el ansia de descubrir las causas de los males que aquejan a la humanidad y el deseo de una armonía espiritual más allá de una sociedad que corrompe al hombre, ideas que vemos plasmada en los grabados y los dibujos de Venturelli.

Por tanto, no solo será el expresionismo el último punto de la curva donde se busca la unidad y la conciencia del Ser, como lo han buscado el Realismo, el Naturalismo, el Impresionismo.También el artista buscará ese “AnteParaíso”, ese hombre de color rojo sangre, el color de la vida, y la muerte, el negro indicado en los trazos gruesos y violentos que dan vida a su libro Patria negra y roja. Su discurso siempre será fuerte, pero clásico, cercano a la estilística del expresionismo alemán, donde hay un constante desafío a la sociedad, un proyecto para cambiar el mundo. Sin embargo, más bien su identidad estará puesta en un cierto expresionismo épico y tendrá clara conciencia de que la misión del arte es representar lo humano y su lucha social simbolizada en la esperanza de los pueblos oprimidos.

La crisis del hombre contemporáneo y transparentada en la obra de Venturelli, no es una crisis que nos lleva a la disolución, o a un abismo, sino una nueva forma de vida, radicalmente diferente a la de hoy, donde se da una suerte de aprehensión de la realidad a partir de los sentidos y la razón en una totalidad.

Por otra parte, se acerca a la cultura moderna a través del muralismo mexicano, que adquirió tanta influencia en Latinoamérica desde la década de 1920 hasta entrado los años setenta en nuestro país, y sobre todo entre aquellos pintores que tuvieron un acercamiento al socialismo. Por otra parte, ya había comenzado en Europa la plena modernidad a través de figuras como Gustav Klimt, Egon Schiele, Adolf Loos, Franz Kafka, Rainier María Rilke, Sigmund Freud, y tantos otros.

La obra de Venturelli reflejará un espíritu refinado e inquieto, y su afán por descubrir al hombre en esa Humanidad que se ve inquiridaconstantemente por eleterno problema de la plasmación del Ser, lo llevará a recorrer entre otros países México, Brasil, Austria, Cuba y China.

La pasión, la voluntad, el amor, es la historia eterna de Venturelli, ese encuentro con el retrato, la marca de un buril tembloroso que tiende a exaltar la forma mediante el trazo fuerte y duro, abriendo camino a lo metafísico en el paisaje humano; los espacios se entrecruzan formando una sola unidad entrela conciencia y la naturaleza. Sus composiciones se arman por la ampulosidad de la superficie y la gestualidad dela línea, alcanzando con este, la saturación de todo sentimiento y emoción.Frente a la pintura y el grabadoaspiraa ser un artista comprometido en la lucha por la justicia, la libertad y los desposeídos.

Simplifica sus grabados con el objeto de explicitar a través de la grafía, transformado en contrastes de blancos y negros puros, dando cuenta de la química de una época, con objeto de explicar la transformación del arte por una constante búsqueda de la “luz del espíritu” y de deducir del desvelamiento de lo luminoso, la decadencia de la religiosidad mal entendida y de recomendar otra, pero desde una nueva concepción del amor para superar la crisis moral y estética de nuestra época. Yael joven poeta Rimbaud profetizaba en el siglo XIX esta nueva religiosidad: “…el camino es amargo desde que el otro Dios nos unce a su luz”.Esta espiritualidad se refleja sorprendentemente en un aparecer y desaparecer sucesivo en la obra del artista chileno y alcanza logros asombrosos en su época más intensa y dramática: los grabados para los libros de Neruda; 28 de enero y Canto General.

El pintor y grabador contempla una decadencia ininterrumpida desde la desaparición de lo sacro, y la meta que echa de menos es la esencia de lo humano. No hay duda de que la descomposición del arte: la comunicación de vivencias humanas, que ya no es la visión cristiana, es la que tiene que dar cuenta de estas vivencias, sino que otro estado de cosas.

Ya poetas y artistas pugnan desde el Romanticismo por el renacimiento de una vida en su sentido más profundo, como dice Ernesto Sábato en su libro El escritor y sus fantasmas: “la reivindicación de los valores vitales frente a los puros valores del intelecto”, o en el poema “Cuando ya ni los números” del poeta romántico Novalis (1772-1801):

Cuando ya ni los números ni esquemas
Constituyan la clave de los hombres,
y aquellos que ahora cantan o que besan
posean mucha más ciencia que un sabio;
cuando a una libre vida vaya el mundo
y torne de esta vida hacia sí mismo;
cuando la luz y sombra nuevamente
en claridad auténtica se unan;
y cuando en la poesía y la leyenda
se halle la historia auténtica del mundo,
entonces una mágica palabra
ahuyentará a cualquier falsa criatura

El arte de Venturelli discurre por un camino no de alienación, no en un vacío mundo externo, sino que siempre busca en la luz, el origen, el leitmotiv, que puede llenar aquel vacío. Su obra es el punto de contacto con la historia del arte local y la luz el hilo conductor que lo comunica con el color de los mexicanos, las obras del artista medieval Grünewald o los pequeños cuadros luminosos de Juan Francisco González. Análogamente en los grabados lo que se fija en la memoria es menos el tema que el modo de su representación; no lo que cuenta, sino lo que el grabado es. El tema queda dominado por la estructura y el movimiento, por el ritmo de las formas y la fuerza del trazo negro.Es ello lo que provoca e incita a la reflexión. Percibimos un nuevo mito de la pasión engendrada por los románticos en las postrimerías del siglo XVIII, pero cuestionando la representación y aspirando más a comunicar vivencias, sin olvidar reflexionar sobre el mundo interior del hombre, y sin dejar de observar el mundo externo cuidadosa y críticamente.Lo cierto de su pensamiento es que su humanismo es una contemplación del ser y su expresionismo épico viene de todos aquellos artistas de su época que pretendendescubrir su espacio en la representación del mundo, transmutada desde la vivencia interior al mundo exterior.

También descubre que ese mundo se oculta, se esconde a la sombra de las cosas, se sustrae a la mirada.Evidenciar ese abismo entre el ser y la apariencia, entre la realidad y la convención, lo hace un actor de la historia de América y justamente acogido por todo grupo o movimiento que lo reconoce como un artista social del arte americano.

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