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«Trasandina», la obra poética de la coyhaiquina Ivonne Coñuecar que retrata el desarraigo

Por: core | Publicado: 11.05.2017
La autora, autodefinida escrituralmente como patagona mapuche, publica su quinto libro bajo la editorial Niñe Negro Ediciones. En este trabajo, escrito desde Argentina, Coñuecar escribe de la extranjera a la niña, de la hija a la amante, del exilio al desarraigo y el/los hablantes ponen en cuestión las identidades fijas y los órdenes de jerarquización, mientras el tejido poético lucha por horadar el silencio y vice/versa en una patria ajena.

«Trasandina» se titula la nueva obra poética de Ivonne Coñuecar (Coyhaique, 1980), texto donde explora otros lenguajes desde el desarraigo y la extranjería. Radicada en Rosario, Argentina, desde el 2016, ha hecho de su escritura un vehículo para habitar esos espacios entre ambos lados de la cordillera. “’Trasandina’ fue concebido de este lado, que no tiene que ver con la idea de los países, sino que de este lado, desde la no pertenencia, desde adentro. Cambiarme de lugar, y de país, aunque queda al lado, fue un gran cambio. Me cuesta leer a la gente y comprender ciertos códigos, entonces cuando se trata de aprehender una cultura otra, vecina, pero otra igual, surgen observaciones y reflexiones, se agudizan un poco los ojos hacia adentro, se cae en las comparaciones. Fue eso y lo que vino después de la muerte de un amigo muy querido con quien crecimos en Coyhaique, ese duelo y ese cuestionamiento acerca de la vida y de la muerte, inició este viaje y recado que es Trasandina”, señala Coñuecar.

Esta periodista y magíster en Literatura Hispanoamericana Contemporánea estudió en la Universidad Austral de Chile, Valdivia, ciudad donde encontró su hábitat para desarrollar la escritura. Ha publicado «Catabática» (2008) y «Adiabática» (2009), obras que junto a «Anabática» conforman la trilogía «Patriagonia» (Lom ediciones, 2014). El 2010 publicó «Chagas», texto relacionado con la enfermedad homónima que se encuentra liberado y para descarga gratuita en Internet, pues Coñuecar confía en la liberación de contenidos y en la creación de conocimiento colectivo. Ella misma es también una asidua usuaria de redes sociales y como periodista se ha desarrollado desde esos ámbitos. También ha participado en proyectos audiovisuales y en diversas antologías, y realiza talleres de escritura creativa, además de trabajar como editora para la misma editorial que la publica en esta ocasión. Se define personal y escrituralmente como patagona mapuche, también como lesbiana, lugares desde donde ha proyectado su política de las carencias y ha dado cuenta de las complejidades desde estos pliegues sociales.

Para Coñuecar, «Trasandina» es un quiebre. Evidencia una escritura madura, preguntándose por el lenguaje desde la fibra femenina, desde la fibra del caos, de la muerte, del erotismo. Hay una visión de patrias imposibles, y de los lugares imaginarios a los que puede remitirse según su definición, Wallmapu y Patagonia, ambos lugares simbólicos, naciones, como la homosexual, de las cuales no se puede escindir, entonces desde ahí la tensión con los desarraigos, porque finalmente, después de leerla cabe preguntarse: ¿vale de algo el arraigo?, y sobre esto afirma “el arraigo puede ser peligroso, excluyente, bélico, lo vemos con y sin guerra, los arraigos crean ficciones o realidades donde hay que parecerse mucho a otros. Yo prefiero mi patria infancia, mi patria yo”.

“Coñuecar escribe de la extranjera a la niña, de la hija a la amante, del exilio al desarraigo y el/los hablantes ponen en cuestión las identidades fijas y los órdenes de jerarquización, mientras el tejido poético lucha por horadar el silencio y vice/versa en una patria ajena, la infancia, propia pero ya ajena y a la que se visita desde un exilio externo e interno de la mirada, como se vuelve la vista al camino por la apetencia del viaje o para ser un cuerpo otro, en otras fronteras, un cuerpo que en sí mismo es una frontera aferrado al lugar imposible, un lugar que será degastado por la muerte”, escribe la poeta Malú Urriola sobre este texto. A lo que la Coñuecar agrega, “en esta obra se vislumbra el desarraigo como una libertad mayor, pero también está cercano a la muerte, vulnerable, es así como crecí en la Patagonia, lejos, siempre con esa sensación de lejanía y con serios riesgos de perderse, hacia adentro o hacia fuera”.

Sobre sus procesos escriturales, estos procesos y crecimientos, Coñuecar responde, “a veces se piensa que el crecimiento se puede proyectar, a mí me parece que ha sido un poco más como el hierro que a golpes se forja. Algo improvisado, más intuitivo y de atreverse a vivir el miedo y las preguntas que pueden sumergirte en espacios personales peligrosos. Y leer, ante todo, sobre todo, a pesar de todo”. En su obra queda en evidencia la lectura de literatura escrita por mujeres, y señala, “la historia y la historia de la literatura, en particular, ha sido escrita desde los hombres o mujeres –aún más- invisibilizadas. Lo que nos enseñan, lo que ha trascendido en la tradición. La mujer escritora suelen mostrarla como una mujer caótica, enferma, con ciertas perturbaciones mentales, y me parece un despropósito, me parece que hay un trabajo interesante que hacer no sólo desde la lectura de mujeres, sino también desde el rescate de su intelectualidad, como mujeres pensantes, críticas, creativas, sujetos en conflicto, políticas ante todo. Es difícil proponerte leer mujeres, por todos lados te muestran hombres, te enseñan hombres, quieren colonizarte con hombres. Siempre he leído mujeres, no exclusivamente, sino que siempre busqué esa voz, y cada vez más comencé a leer a las mujeres, sus textos, sus cuerpos, sus biografías. Me resultaron de una atmósfera inspiradora, un lugar de pasiones, un espacio de susurros y fuerza. Quizás, la invisibilización de muchas escritoras es el secreto mejor guardado de la literatura. Y yo no digo mujeres, digo movimientos telúricos. Hay un poema donde menciono a Bishop, Cixous, Wolf, Sexton, Plath, Ajmátova, Bachmann, Pizarnik, mujeres que irrumpieron y quebraron épocas, estilos, clubes de toby, que trascendieron y que se nos vuelven necesarias hoy por hoy en que las mujeres ¿tenemos la posibilidad de “la igualdad”? La posibilidad de que se nos lea y se nos escuche, donde se rompa ese molde banalizado de la mujer adorno, la mujer santa madre, la mujer normada heterosexualmente”.

Una de las presentaciones se realizará en Santiago, en el marco del Festival de Poesía, en La Chascona, el 18 de mayo, a las 19:00 horas y contará con la presentación de Malú Urriola y Fernanda Moraga. La otra presentación será en Valparaíso, en La Sebastiana, el 19 de mayo, a las 19:00 hrs, donde los presentadores serán Malú Urriola y Enrique Winter. La entrada es libre y gratuita, y en ambas ocasiones también habrá exhibición y venta de libros de Ñire Negro Ediciones.

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