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Franck Gaudichaud, cientista político: «A diferencia de Podemos, la izquierda francesa tiene mucha tensión con el PC»

Por: Meritxell Freixas @MeritxellFr | Publicado: 16.05.2017
Franck Gaudichaud, cientista político: «A diferencia de Podemos, la izquierda francesa tiene mucha tensión con el PC» Franck Gaudichaud |
El analista francés considera que si Jean-Luc Mélenchon logra un acuerdo con los comunistas podrían tener resultados históricos en las legislativas. Sobre Chile, opina que el Frente Amplio está demasiado preocupado de los liderazgos, a costa de dejar de lado la inserción social real.

El nuevo jefe de Estado francés, Emmanuel Macron, estrenó sus funciones este lunes con la tradicional primera visita oficial a Alemania en una demostración de complicidad franco-alemana que busca sostener una Europa debilitada y cuestionada por sus socios.

Macron inauguró su mandato tras designar a Édouard Philippe como nuevo primer ministro galo, cumpliendo la promesa de renovar la esfera pública y, de paso, aprovechando para acercarse a la derecha, en vista a sumar apoyos para las elecciones legislativas. En junio se verá cuántos del 66 por ciento de los votantes que apoyaron al ex ministro, lo hicieron por adhesión a su proyecto político o para evitar el mal mayor de la ultraderechista Marine Le Pen.

Mientras, el nuevo presidente francés enfrenta el desafío de construir una mayoría parlamentaria que dé estabilidad a su gobierno.

El Desconcierto conversó con el cientista político francés, Franck Gaudichaud sobre la configuración del nuevo mapa electoral galo, el papel de la izquierda francesa y europea en el contexto de crisis continental, y el auge de la ultraderecha. El experto opinó también sobre la conformación del Frente Amplio en Chile y sus posibilidades de disputar el espacio al duopolio.

Luego de una campaña en la que se autocalificó como el candidato centrista, la elección del primer ministro hay que leerla como un guiño a la derecha tradicional. ¿El partido de Macron podría convertirse en una versión 2.0 de Los Republicanos?

No cabe duda que la orientación que toma el gobierno de Macron es más que un guiño a la derecha, una manera de despedazarla para integrar a varios de sus representantes a su partido, y así forjar una mayoría de centro-derecha en el Parlamento. Se confirma así el carácter neoliberal de Macron y en particular su voluntad de desregular aún más el trabajo.

Las últimas encuestas para las elecciones legislativas de junio pronostican que el nuevo presidente Emmanuel Macron podría estar rozando la mayoría absoluta con su nuevo partido La República En Marcha. ¿Crees que realmente su formación será capaz de arrastrar tal cantidad de diputados a la Asamblea Nacional Francesa?

La primera vuelta de las elecciones demostró que pasamos de una bipartición del espacio político a una fragmentación de cuatro fuerzas, que se confirmará en las legislativas. Sin embargo, a pesar de la división, siempre hay una prima para la formación del presidente electo. El calendario está hecho para que el presidente confirme su mayoría y llegue a la absoluta.

Pero, en mi opinión, creo que es difícil que Macron llegue a la mayoría absoluta.

Entonces el escenario que se abriría pondría en riesgo la estabilidad del gobierno.

Eso es. El derrumbe del Partido Socialista (PS) en las presidenciales no será el mismo que el de las legislativas, porque los socialistas tienen caciques y una implantación territorial aún muy fuerte. Hablar de ‘derrumbe del PS, para mí, es algo muy apresurado.

Macron estará entre 25-35 por ciento, y el Frente Nacional, que tiene implantación en el norte, noreste y sureste, obtendrá un 20 por ciento, seguramente. Detrás de ellos está el PS y la derecha tradicional, más Jean-Luc Mélenchon, que podría sacar unos resultados históricos para la izquierda no alineada con el PS y recuperar el voto del Partido Comunista histórico de los 70. Esta cuadripartición del voto será una gran complicación para Macron porque tendrá la obligación de formar una coalición para poder gobernar.

¿Por qué no ves un derrumbe tan claro del Partido Socialista si Benoit Hamon alcanzó los peores resultados del partido en décadas?

Es un derrumbe electoral presidencial claro porque nunca había llegado al 8 por ciento desde 1969. Pero tiene una fuerte presencia territorial a nivel comunal y de diputaciones. Es posible que logren recuperarse hasta el 20 por ciento y eso obligará a Emmanuel Macron a negociar con el ala derecha del PS y con el centro y centroderecha. Algunos de ellos ya están aliados con él.

Macron dijo que ‘para las legislativas, los que están conmigo, tienen que romper con su partido’. Eso habrá que ver como avanza porque ahí tendríamos una fuga de los otros partidos y una reconfiguración de los partidos históricos tradicionales, que están profundamente sumisos en una crisis política y de legitimación. Eso se dio por primera vez en la historia de la V República.

¿Se puede considerar que esa reconfiguración y “fuga” respondan a una especie de “oportunismo político”, en el contexto de esta importante crisis política?

Es un oportunismo de la Real Politik. Imagínate el 33 por ciento de los votantes se abstuvo o votó nulo o blanco. Es un tercio de los inscritos. Macron parte con una base electoral débil, con un movimiento débil y sin mayoría legislativa. La crisis seguirá y el crecimiento de Le Pen puede seguir también. En este contexto, hay un escenario a la italiana de reconformación de un partido demócrata de centro, una casi destrucción de la socialdemocracia histórica y de una cierta recuperación de una izquierda, una fuerza al estilo de Podemos de España –no tan grande quizás– en torno a Mélenchon, independiente del PS.

¿Qué posibilidades hay de que Mélenchon provoque un quiebre similar al que generó Podemos en España?

El PC actualmente tiene 7 diputados. El problema de Mélenchon es que es un movimiento con constante tensión con el PC, es una especie de “te amo y te odio” en permanencia. En las legislativas podría haber circunscripciones con candidatos de Mélenchon en contra de candidatos del PC, aunque hicieron en común las elecciones presidenciales. Estos últimos días hablaron de un acuerdo, pero será un acuerdo sacado con fórceps. Parece que la razón será más fuerte que las ambiciones. Si alcanzan este acuerdo, podría tener resultados históricos en la Asamblea.

A diferencia de Podemos, donde existió este ímpetu inicial con un apoyo muy fuerte, la izquierda francesa de Francia Insumisa [partido de Mélenchon] tiene muchas tensiones con el PC.

Salvando las distancias, me recuerda al caso chileno, entre el PC y el Frente Amplio.

Creo que la diferencia central es que en Chile el PC forma parte de la coalición de gobierno. En Francia, el PC resistió a nivel nacional, pero históricamente en segunda vuelta el PC se alía con el PS para sacar electos a nivel local o nacional. Mélenchon ahora rompe esta estrategia porque no quiere nada con el PS y eso le cuesta mucho al PC porque podría perder todas sus alcaldías sin el PS, no puede existir sin él.

Existen muchos más obstáculos para tener un Podemos a la francesa.

Crisis de la socialdemocracia europea y el rol de la nueva izquierda

Sobre la crisis de los partidos socialdemócratas en Europa, ¿cómo ves su futuro teniendo en cuenta las experiencias de Grecia con el Pasok, España con el PSOE, Gran Bretaña con la caída de los laboristas, y las parlamentarias francesas?

Francia confirma el escenario europeo. La socialdemocracia, hoy día social-liberal, aplica las medidas de austeridad y se autodestruye, pierde sus bases y se derrumba electoralmente. Lo otro es que tienden a surgir opciones como [Jeremy] Corbyn, [Bernie] Sanders, el partido Syriza, [Jean-Luc] Mélenchon, o Podemos en España, con todas sus diferencias, que coinciden en presentar una izquierda antiliberal y un rechazo a la austeridad.

La recomposición de la izquierda antiliberal pero institucional todavía topa con muchos obstáculos de conformación para que sea una izquierda radical. ¿Cómo reconstruir una izquierda radical, que apueste a lo electoral, pero sin ser digerida por la maquinaria institucional? Ese es el tema.

¿Hay opciones reales de que esto se dé, en una Europa marcada por la crisis de refugiados, el Brexit, y el auge de la ultraderecha?

Sí, estos tres puntos son centrales. ¿La izquierda radical podría recomponerse sin romper esta Unión Europea? Esta es la gran pregunta. De hecho, ahí se ve la ambigüedad de Mélenchon también porque decía que tenía un plan B, una nueva Unión Europea pero dentro de su opción muchos hablaban de romper la UE y reconstituir otra cosa. Esto aún no está resuelto.

El nacionalismo irradió todo el espectro político, Mélenchon incluido. Por ejemplo, ahora la bandera roja es como si estuviera prohibida, no suena La Internacional y cantan todos La Marsellesa, con la bandera tricolor. Irradió dentro de la misma izquierda. Yo tengo una visión crítica de la campaña de Mélenchon en el sentido de que retroalimentó el discurso nacional y nacionalista, en el momento en el que creo que la solidaridad internacional es fundamental por el tema de los migrantes.

Qué tan referencial será la experiencia de Le Pen en Francia para las próximas elecciones presidenciales de Alemania en 2018 y el partido de ultraderecha Alternativa por Alemania?

Marine Le Pen en Francia, Alternativa por Alemania, Norbert Hofer en Austria y Geert Wilders en Holanda son los referentes de la ultraderecha en Europa ahora, que se refuerzan entre ellos. Los bastiones de estos partidos son las clases populares y obreras. El 56 por ciento de los votantes de las “banlieues” votaron a Le Pen, cuando eran bastiones históricos del PC. Los territorios desindustrializados ahora son bastiones de la xenofibia y el racismo. La extrema derecha está reciclando un discurso social chovinista y logra crecer en estos sectores. Ahí hay un problema democrático inmenso.

Es la misma lógica que lo que pasó en Estados Unidos con Donald Trump.

Exactamente. Le Pen es una Trump francesa. Se da por una fractura social y territorial. Mirando el mapa, Le Pen está en el norte, noreste y sureste, como una diagonal. En Paris, en cambio, un 90 por ciento votó por Macron. Las grandes ciudades votaron a Macron o se abstuvieron, y las zonas rurales votaron a Le Pen. Es una división geográfica, territorial y social que también se reproducirá en Alemania, parece.

O dejamos abierta la puerta a las opciones racistas o bien vemos si hay capacidad desde la izquierda de reconstituirse en los barrios, sindicatos…

¿El caso de Portugal podría ser un buen ejemplo para la izquierda europea para poder levantar esta alternativa?

En Francia no se habla nada de Portugal, ni siquiera en la izquierda francesa. La mirada es hacia Podemos de España. No se sabe nada de Portugal cuando es una experiencia de una coalición que logró revertir la austeridad. Para Mélenchon los referentes son América Latina, Podemos y Bernie Sanders. De hecho, la encargada de prensa de Mélenchon, que impulsó una campaña muy dinámica y novedosa, fue colaboradora de Sanders.

Portugal y el Frente Amplio

Llevando el ejemplo a Chile, ¿crees que la experiencia portuguesa podría ser un referente para el Frente Amplio (FA), en términos de abandonar siglas y lograr una coalición con un objetivo concreto?

El Frente Amplio es un bloque muy joven aún y muy fragmentado en pequeños movimientos. Están muy centrados en el tema de las figuras, lo que es muy importante para encarnar, pero tiende a poner de lado la inserción social real. El FA tiene una cabeza muy grande y patas muy chicas todavía, inserción social débil y mucho centralismo en la figura y el candidato.

Claro que lo electoral es importante, pero están tan centrados en la figura y los cargos legislativos posibles que eso podría significar varios reveses postelectorales muy duros. Si el FA no tiene anclaje social es muy difícil mantenerse en el tiempo frente a la derecha y la Concertación, que son poderes constituidos, con medios corporativos, económicos… Mi aprensión del FA es que coloquen la figura mediática y lo electoral por encima de la construcción de la patria social.

¿Crees que irá a segunda vuelta el FA?

Siendo bastante razonable, creo que no. No hay que obsesionarse en ir a segunda vuelta, lo que se está haciendo está sacudiendo al duopolio y es ya muy importante. Además, puede que arrastre también varios de sus candidatos al Congreso.

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