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Las mil batallas de la Selección Chilena de fútbol femenino

Por: Vanessa Vargas Rojas | Publicado: 12.06.2017
Las mil batallas de la Selección Chilena de fútbol femenino |
Con sólidas carreras en Chile y el extranjero, las jugadoras de la Roja dan una pelea diaria dentro y fuera de la cancha por ser respetadas. Los méritos sobran y la disputa contra la omisión ha comenzado a intensificarse.

Algunas han ganado medallas y premios, mientras que otras han logrado establecer una carrera exitosa, sorteando cientos de obstáculos y llegando a solventarse a sí mismas como deportistas. Varias de ellas acumulan años de experiencia en el extranjero, rozando el tan esquivo reconocimiento, mientras sus pares disputan fecha a fecha el torneo local.

Ninguna es aficionada. En la selección chilena, cada una de sus integrantes parece haber librado una batalla previa para estar ahí. Un esfuerzo doble, que muchas veces conlleva la incomprensión del resto y la indiferencia de los medios de comunicación, que parecen haber resuelto junto a las autoridades que el fútbol femenino no se juega en serio. Durante años, le han dado la espalda a la cobertura de sus duelos, omitiendo a sus protagonistas y méritos, en contraste radical con lo que ocurre con los héroes de la Roja.

El pasado encuentro amistoso frente a Perú, disputado en el Estadio Nacional, no fue la excepción. En el partido se presentarían algunas estrellas del fútbol chileno, como la portera del Valencia Christiane Endler -flamante ganadora del Premio Zamora en España-, que a sus 25 años ha jugado por La Calera, Everton, Colo-Colo y Chelsea de Inglaterra, entre otros. La jugadora ha obtenido cinco títulos en el plano local, sumando la primera Copa Libertadores del fútbol femenino para el equipo albo, además de diversos reconocimientos personales.

Pero, en la antesala del partido, a duras penas se recordaron los logros de Endler, a quien muchos chilenos y chilenas aún desconocen. La Selección Chilena ganó por 12 goles a 0 a Perú, en un encuentro que desplegó lo mejor del talento de las jugadoras locales. Un espectáculo al que asistieron casi 10 mil personas, pero del que poco o nada se supo después. Ni revisión de los goles en las noticias, ni un anticipo sobre la próxima Copa América femenina, donde Chile jugará de anfitrión.

En búsqueda de igualdad

Aunque la Corporación de Fomento del Fútbol Femenino (Coffuf) trabaja en un plano aún más anónimo, su rol es fundamental. Constituida como una organización sin fines de lucro, sus voluntarias trabajaron durante meses para poder propiciar el encuentro amistoso que se realizó en el Nacional. El único motor: el amor por el fútbol, más allá del género.

«La intención era darle rodaje a la femenina para llevarla a Francia 2019. Nos juntamos con la ANFP y los actores, les presentamos los proyectos. Sería ilógico que nos dijeran que no. Y lo que hacemos es generar este tipo de eventos, extendemos una invitación a la selección y otra a la federación», cuenta Romina Miranda, representante de Coffuf.

Miranda explica que han desplegado diversos proyectos para promover el fútbol femenino y que pusieron a la selección local en el centro, esperando que logre concitar apoyo nacional. Para ellas, es vital que se genere una organización a nivel sudamericano que pueda ser un aporte definitivo: «En Europa el tema del deporte y la mujer es de lo más normal del mundo y en Sudamérica falta un poquito de empuje», agrega.

En Chile, las autoridades del fútbol han comenzado a percibir la molestia de las jugadoras. Varias los consideran responsables -especialmente a la administración Sergio Jadue, ex presidente de la ANFP- del declive y estancamiento que ha sufrido el fútbol femenino en el país durante los últimos años, pese al interés creciente de las jóvenes.

En este escenario, a pocas horas del amistoso disputado en el Nacional, se realizó una mesa de trabajo entre el directorio de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional, la dirección técnica y las jugadoras, donde se dio a conocer el plan para potenciar esta disciplina, dividido en dos frentes: campeonatos nacionales y selecciones.

Bárbara Santibáñez es jugadora de la Universidad de Chile y seleccionada nacional. En el último encuentro disputado ante Perú, marcó un doblete y mostró su pasta de goleadora, junto a las destacadas Yanara Aedo (Valencia FC), Francisca Lara (Colo-Colo), María José Rojas (Adelaide University Soccer Club), Camila Sáez (Colo-Colo) y Maryorie Hernández (Palestino). Desde su perspectiva, el fútbol femenino en nuestro país aún está muy por debajo de otros sectores de Sudamérica y el mundo.

«Este año Colombia y México tuvieron por primera vez sus ligas profesionales, y esperemos que en nuestro país vayamos encaminado hacia ese objetivo. En Chile y en nuestra realidad estamos lejos, tenemos que combatir con clubes que deben costearse todo por sí solos, con un nulo apoyo, donde deben realizar bingos, rifas o hasta pagar mensualidades por jugar», detalla.

Es el caso de las jugadoras de Palestino, que no reciben financiamiento alguno de parte del club, sino que solo un permiso para ocupar su nombre.

La atacante, cuyo talento motivó una disputa entre Universidad de Chile y Colo-Colo por su fichaje, agrega que las jugadoras de fútbol deben lidiar con estudios, trabajo y su pasión por la pelota: «Lo único que estamos pidiendo son las condiciones mínimas que una futbolista podría tener, canchas para entrenar, materiales, seguro médico y  apoyo dirigencial».

«Es vital para nosotras que tengamos un espacio en esta sociedad muchas veces machista, que rompamos esquemas y estereotipos y que se nos de la importancia que merecemos», puntualiza.

Las medidas de las autoridades y la omisión de los medios

En 2014, se llevó a cabo el Estudio de la FIFA sobre Fútbol Femenino, que tenía por objetivo reunir información sobre el desempeño y percepciones de las jugadoras al respecto. En la encuesta participaron 177 Asociaciones Miembros de la FIFA, de los que solo un 23% declaró haber dedicado personal al fútbol femenino.

Además, a la hora de evaluar la representación femenina, solo un 8% de las mujeres forman parte de los comités ejecutivos de sus respectivos países. En tanto, en todo el mundo, el 7% de los entrenadores y el 10% de todos los árbitros son mujeres.

La realidad es clara para las jugadoras y ha motivado organización en nuestro país. Así surgió la Asociación Nacional de Jugadoras de Fútbol Femenino (Anjuff), que ha jugado un rol importante en la agitación del debate y la reflexión acerca del apoyo que merecen las futbolistas locales.

Iona Rothfeld, ex seleccionada y presidenta interina de la Anjuff, celebra las medidas que se han tomado respecto del fútbol femenino y su inclusión, pero recuerda que no son suficientes.

«Es un primer paso, que a nosotras nos da mucha ilusión y es una gran luz verde sentir el apoyo de la federación. Se está escuchando e incluyendo a las jugadoras, que es nuestro principal objetivo. Pero es solo el primer paso, esperamos que sea el comienzo de un trabajo mucho más grande a largo plazo», recalca.

Rothfeld asegura que las políticas deben aplicarse y perdurar más allá de las autoridades o directivas del balompié y recuerda: «Hoy al hablarse de fútbol solo se habla de fútbol masculino y queremos que se entienda que también somos parte de este deporte».

Un gran problema en este escenario es el rol que desempeñan los medios en la invisibilización del deporte femenino en general. En el fútbol, ni la selección local se salva de dicha indiferencia. La excusa siempre ha sido el supuesto desinterés del público, aunque hay cifras que lo rebaten: Por ejemplo, la transmisión de la final de la Champions League femenina, hace tan solo unos días, alcanzó en Francia un promedio de 2.700.000 espectadores y el periódico deportivo más importante del país decidió brindar una portada a las campeonas.

En Chile, tras la goleada sobre Perú, solo un par de medios consignaron el encuentro. Una omisión inexplicable, considerando que asistieron casi 10 mil personas y que, según cifras de la Coffuf, un 65% del público eran mujeres, además de un buen porcentaje de niños y familias.

«El problema es que no se está mostrando el cambio cultural», apunta Romina Miranda. «Es más atractivo hablar de las malas condiciones de las jugadoras que de sus triunfos. Ni siquiera se saben la formación de las chiquillas, quiénes son las centrales o las volantes. Ahora supieron que existe Tiane, Yanara, a la Cote Rojas, pero hay chiquillas que son fantásticas», recalca.

Los últimos lineamientos de FIFA y Conmebol al respecto podrían ayudar modificar el escenario: en octubre de 2016, por ejemplo, esta última anunció un cambio en sus estatutos, que obliga a los clubes a desarrollar sus equipos femeninos si desean participar de instancias como la Copa Libertadores o Sudamericana.

 «El solicitante deberá tener un primer equipo femenino o asociarse a un club que posea el mismo. Además deberá tener por lo menos una categoría juvenil femenina o asociarse a un club que posea la misma. En ambos casos el solicitante deberá proveer de soporte técnico y toda la equipamiento e infraestructura (campo de juego para la disputa de partidos y de entrenamiento) necesarias para el desarrollo de ambos equipos en condiciones adecuadas. Finalmente, se exige que ambos equipos participen en competiciones nacionales y/o regionales autorizadas por la respectiva asociación miembro», anunciaron.

«En esta lucha me di cuenta que he sido feminista toda mi vida»

Las jugadoras exigen que la realidad mediática cambie su postura no solo respecto al fútbol femenino, sino al deporte en general que es practicado por mujeres. Ver tenis o volley en la televisión, o lograr que se transmita la liga del fútbol chileno cada fin de semana.

«¿Por qué no tenemos dónde ver los goles?», se pregunta Iona Rothfeld. Mucho menos posible parece seguir la carrera de alguna jugadora, en medio de cientos de videos en YouTube dedicados a rescatar a las «jugadoras más sexies de mundo» que opacan el talento deslumbrante de las grandes estrellas, como Hope Solo, Alex Morgan, Marta o tantas otras.

«Somos futbolistas también y podemos hacer vibrar a la gente. Sabemos que no será un proceso de la noche a la mañana. Vamos por buen camino y hemos generado más ruido en los medios, vamos a ir cambiando ese chip. Ese cambio lo tenemos que hacer con mucha fuerza en las futuras generaciones. Estamos asistiendo a colegio a dar charlas porque nos interesa que se vaya naturalizando que la mujer es parte del deporte y del fútbol», cuenta la representante de la Anjuff.

En la prensa y programas deportivos, sigue siendo muy difícil encontrar a mujeres opinando sobre deportes. Sin embargo, jugadoras y representantes aseguran que el cambio se avecina y nadie podrá frenarlo. En Chile, la disputa de la Copa América el próximo año cumplirá un rol clave.

«Nosotras como seleccionadas, la única tarea que tenemos hasta el momento es trabajar, entrenar y ser comprometidas por nuestra actividad. Por algo hacemos esto sin ser remuneradas en la mayoría de los casos. El representar a nuestro país es el mayor logro que puede obtener una jugadora, y sólo por eso tenemos la convicción y la total responsabilidad de prepararnos de la mejora manera para enfrentar una Copa América en nuestra casa«, recalca Bárbara Santibáñez.

En tanto, Iona Rothfeld, quien se prepara para estudiar y jugar fuera de Chile, esperando retornar a la selección, asegura que esta lucha ha despertado también una visión feminista sobre el mundo que antes creía errada.

«Muchas veces se ha tratado de hablar de feminismo como algo negativo o extremista, una especie de tratar de decir que somos mejores que los hombres, siendo que es todo lo contrario. El feminismo busca igualdad de condiciones, que no existen en Chile y el mundo, menos en el deporte. Desarrollando esta lucha me he dado cuenta que he sido toda mi vida feminista, porque he tratado que me respeten por lo que hago y toda la vida me han tratado y mirado distinto por ser una mujer jugando fútbol», sentencia.

Hoy, jugadoras y fanáticos del fútbol femenino impulsan una lucha que va más allá de la cancha: una disputa por quebrar los estereotipos, por fortalecer el autoestima de las mujeres y su reconocimiento.

La presidenta de la Anjuff destaca la convicción de las jugadoras, porque «sé lo mucho que nos cuesta» y advierte: «Estamos tranquilas y con nuestras convicciones fuertes, vamos a seguir trabajando y esperamos que todos y todas puedan aportar su granito en este cambio, que es cultural, e implica dejar de pensar que las mujeres no podemos dedicarnos a ciertas actividades».

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