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Opinión

Pesos más, pesos menos: La Carrera Docente de ellos no es la nuestra

Por: Rodolfo Lama Tauler | Publicado: 22.08.2017
Pesos más, pesos menos: La Carrera Docente de ellos no es la nuestra Bachelet carrera docente | Agencia UNO
Este proyecto de ley se hizo decididamente sin las y los profesores. Es más, su contenido desconoce completamente las ideas centrales que proponía una de las movilizaciones más intensas, extensas y masivas de las últimas décadas. Lo que ocurrió con la agenda corta en el 2014 y con el rechazo a la Carrera Docente del gobierno en el 2015, demostró que los profes no están dispuestos a ser parte de su propio entrampamiento laboral mediante la intensificación de su agobio y la pérdida de autonomía pedagógica.

Una Carrera Profesional Docente (CPD) es una necesidad impostergable para la proyección y resguardo de la labor pedagógica en cualquier sociedad. Ella debe velar por la mejora y dignidad de nuestras condiciones laborales, salariales, de salud, perfeccionamiento y enseñanza. El problema es que existen diversas y contradictorias concepciones sobre cómo debe ser esta política.

No basta con que un determinado gobierno legisle en función de la creación de dicho sistema para que cantemos victoria. El tema central es qué tipo de CPD se construye, cuál es la que necesita nuestro sistema educativo y nosotros como docentes. La carrera que a fines del mes pasado entró en curso se sostiene en pilares de una concepción neoliberal de la vida y del trabajo, que busca hegemonizar nuestra profesión tanto dentro como fuera del aula. Una CPD que promueve la competencia individual, la flexibilidad salarial dependiendo de reiteradas evaluaciones punitivas y no formativas y, lo que es peor, gratificando la meritocracia por sobre el trabajo inherentemente colectivo de cualquier unidad educativa.

Esta concepción de un trabajo flexible e individualista no es improvisada, cruza la concepción social y política del Estado Subsidiario respecto a los derechos sociales básicos. Mirada fundamentada por los ideólogos del neoliberalismo a nivel mundial, cimentado en Chile por la camada de economistas provenientes de la Universidad de Chicago y avalada por la actual Constitución. He aquí la base ideológica neoliberal de la Carrera Profesional Docente del duopolio.

No hace falta un examen detallado para percatarse de que este proyecto de ley procura ejercer meros “ajustes” a la educación de consumo tan asentada en nuestro país. El problema es que estos “arreglos” van precisamente en sentido opuesto a lo demandado desde el movimiento social. Desde las movilizaciones de los secundarios en 2006 hasta el paradigmático año 2011, las demandas de los estudiantes han ido en busca de la consagración de la educación como derecho social universal y garantizado. Perspectiva holística de sociedad que exige para su proyecto país una educación, salud, trabajo y vivienda fuera de la especulación mercantil de una minoría.

¿Alguien podría dudar que estamos en presencia de un ajuste en la educación de mercado implementada en Chile? La toma de conciencia de esto y la valoración de nuestros derechos sociales como inalienables son el primer paso. El segundo paso concreto es que sus reformas sean discutidas vía mecanismos efectivamente participativos, vinculantes y democráticos que incluyan a toda la sociedad. Instancias de encuentro y reflexión que procuren el espacio para escuchar con real voluntad a los actores directos de cada ámbito en cuestión. Se trata, en definitivas cuentas, de utilizar con sentido histórico las oportunidades de cambio que se nos presentan –que muchas veces forzamos mediante movilizaciones- y no desperdiciarlas entre promesas incumplidas, diálogos de sordos y reformas que no reforman sustancialmente nada.

Como parte del profesorado crítico que se ha ido forjando en este período, hemos sido observadores atentos de los distintos ajustes que en torno al proyecto de Carrera Profesional Docente se fueron desarrollando en los últimos gobiernos. Iniciativas que, desde sus primeros pasos, se gestaban a espaldas de los profesores y profesoras. Un “tire y afloja” entre el mundo gremial y el ministerio que ya cuenta con varios hitos en su bitácora.

Pero no es la forma de su consumación lo que vició esta ley. Desde su gestación, desde sus primeros pasos, ya sobresalían los oídos sordos y la inexistente voluntad de la clase política para llevar a cabo un verdadero proceso de reforma que incluyera una Carrera desde y para los profesores. En pocas palabras: este proyecto de ley se hizo decididamente sin las y los profesores. Es más, su contenido desconoce completamente las ideas centrales que proponía una de las movilizaciones más intensas, extensas y masivas de las últimas décadas. Lo que ocurrió con la agenda corta en el 2014 y con el rechazo a la Carrera Docente del gobierno en el 2015, demostró que los profes no están dispuestos a ser parte de su propio entrampamiento laboral mediante la intensificación de su agobio y la pérdida de autonomía pedagógica.

Aunque pocos lo digan, la Carrera Docente tal como la conocemos hoy y pese al aumento salarial relativo -con el que la prensa burguesa festina-, es una enfermedad condenatoria para la salud del profesorado chileno. Es un cáncer que amenaza con propagarse lenta y peligrosamente por los próximos 30 años. Nuevamente la clase política se ha reído en las caras de quienes los educó de niños.

Durante estos años que, de alguna u otra forma, existió la oportunidad histórica de dar real solución a la situación de agobio, inestabilidad laboral y jubilación incierta, entre las muchas otras problemáticas que los educadores y educadoras vivimos día a día, se ha realizado premeditadamente lo contrario: se ha agravado esta situación denigrante con el acople de principios meritocráticos, individualistas y punitivos a lo largo de nuestro desarrollo docente. Y eso lo veremos con el correr de los años.

Por eso, pesos más o pesos menos, no debemos dejar de demostrar nuestro hastío frente a la indiferencia con nuestra labor fundamental y transformadora. Debemos tener una certeza: el reconocimiento para el profesorado chileno no se reducirá nunca en aumentos individuales de factores variables del asalario. Porque hoy, más que nunca, sabemos con argumentos, propuestas y conciencia que esta no fue ni será nuestra Carrera.

Rodolfo Lama Tauler