Expertos sobre alemán que reivindica la zoofilia: «Es una práctica indefendible desde cualquier punto de vista»

El nombre de Michael Kiok saltó a la fama en 2013, cuando el hombre y otras personas que practican sexo con animales saltaron a impedir la aprobación de leyes contra la zoofilia en el Parlamento alemán.

«Un día mi vecino me dejó a su perro porque iba a mudarse y no podía hacerse cargo de él. Era un rottweiler macho, estuvimos un tiempo jugando y finalmente decidí ofrecerme. Él saltó sobre mi y practicamos sexo anal”, explica por videoconferencia. Además de ser uno de los zoófilos más conocidos de Europa, Kiok es presiente de la asociación ZETA -Compromiso Zoófilo por la Tolerancia y la Claridad- lo que lo ha llevado a recibir amenazas de muerte.

El hombre de 58 años contó que «desde mi infancia, siempre ha habido animales en lugar de personas cuando imaginaba relaciones sexuales. En seguida me di cuenta de que estos sentimientos eran rechazados por la sociedad. Lo que me hizo ocultarlo y supuso que en mi adolescencia muchos pensasen que era homosexual».

Michael revela que «me atraen todo tipo de animales comunes excepto los cocodrilos y los delfines, aunque estos últimos son monos y muy inteligentes». Pasó 10 años casado hasta que sus abusos fueron descubiertos y le incautaron su computador, donde abundaba material de su interés.

«Estuve cinco años con mi primer perro y llevo 12 años con Cessy. Sin embargo, ella no tiene interés sexual en mí por lo que es algo más emocional que físico. Tumbarme con ella es un sentimiento extraordinario de bienestar. Alguna vez he tenido deseos sexuales y he tratado de estimularla, pero después de 30 segundos ella se ha ido», describe.

El director Clínico del Instituto Madrid de Sexologoía, Héctor Galván, explica que esta «es una de las parafilias que suele experimentarse a más temprana edad, dado que las personas no cuentan con ningún tipo de impedimento para poder realizarla mientras cuenten con la presencia cercana de un animal».

Ocurre principalmente con hombres ubicados en zonas rurales y aisladas, aunque la práctica sexual de la zoofilia también ocurre en el entorno urbano, ya que «la mayoría de las personas zoófilas realizan estas prácticas con sus propias mascotas».

Una de las señales de alerta en estas personas es que tienen la firma creencia de que no le provocarán ningún daño al animal, por lo que se sienten incomprendidos. Desde marzo de 2015, la zoofilia está tipificada como delito, con penas de entre tres meses y un año para quien cause lesiones «que menoscaben gravemente su salud o sometiéndole a explotación sexual».

Además, el término es asociado en búsquedas en redes a la pornografía infantil, razón por la que resulta fundamental tomar conciencia acerca del alcance y peligrosidad de estas conductas, según consigna Código Nuevo.

Por su parte, Laura Duarte, vocera del Partido Animalista PACMA, señaló que «es una práctica indefendible desde cualquier punto de vista y fuera de toda ética, decir que ‘o me lo permites o lo haré de peor forma’ no es admisible en una discusión”.