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II Encuentro de Performance Política llega a Concepción: “Nos hemos encontrado con el deseo y la urgencia de crear redes”

Por: core | Publicado: 09.11.2017
II Encuentro de Performance Política llega a Concepción: “Nos hemos encontrado con el deseo y la urgencia de crear redes” performance 4 |
Jornadas reflexivas de arte-acción sobre las luchas territoriales (ancestrales así como actuales) y extractivismo son los temas que durante el sábado 11 y domingo 12 de noviembre abordará el II Encuentro Performance Política (EPP). Tras su primera edición 2016 en Argentina, las organizadoras arriban al Bío Bío para tomar posición y tener como escenario de sus reflexiones e intervenciones al paisaje urbano y ciertos espacios independientes de Concepción y Lota.

Poniendo al arte y la política al servicio de la transformación social, el encuentro iniciado en la ciudad argentina de La Plata continúa irrigando reflexiones punzantes ligadas al feminismo anticapitalista. Este año, la premisa es en torno a «Cuerpos y territorios en resistencias: de la explotación a la acción», lo cual logró convocar a cientos de artistas y colectivos, seleccionando finalmente una veintena de propuestas que formarán parte de la programación este sábado 11 y domingo 12. Pero el EPP no sólo incluye intervenciones en el espacio público, también suma previamente el jueves 9 y viernes 10 dos importantes jornadas colaborativas y ejercicios de taller, tanto en Concepción como en Lota.

La actriz Bárbara Medina Padilla y Carla Cortez Cid, profesora e investigadora feminista, son las organizadoras estables encabezando el EPP. Ambas explican en la siguiente entrevista las características y origen de esta instancia, la cual emerge como un espacio fresco para la circulación de ideas urgentes en la rivereña Concepción, ciudad que debe cuestionarse problemáticas socio ambientales en la que está inmerso su cuerpo natural y social. Actualmente ambos se encuentran amenazados por megaproyectos energéticos que ciernen un daño irreparable sobre el patrimonio natural y cultural de diversas comunidades de la Región del Bío Bío, en sectores costeros y forestales. Esa es la realidad que les interesa mirar desde lo performativo. “La performance es un lenguaje que propone una mayor amplitud de construcciones estéticas y políticas desde las cuales se puede generar una disrupción de la cotidianidad”, señalan.

Luego del encuentro, Carla y Bárbara participarán en el ciclo de verano del programa Activa tu Presente con Memoria durante la jornada testimonial del viernes 19 de enero, la cual está dedicada a la performance y que también contará con el testimonio del artista Guillermo Moscoso, referente de la disciplina.

Gestionan desde la autonomía como convicción: “Nuestro proyecto no tiene una propuesta ligada desde lo ideológico al Estado, nos hemos mantenido hasta el momento al margen del apoyo institucional, trabajando de manera autogestionada y en redes colaborativas”, precisan ambas gestoras en el siguiente cuestionario.

-¿Cómo surge la necesidad de reunirse y fundar el encuentro de performance política?
-A partir de nuestra experiencia como migrantes en Argentina, creímos necesario generar la instancia de encuentro para todos/as los/as artistas que trabajarán lo político de una manera más directa y que tuvieran en sus discursos una crítica clara y consistente en torno a la dictadura y post dictadura, tanto en Chile como en Argentina y Latinoamérica. Pensamos que más allá de realizar una acción independiente, efímera y aislada era necesario encontrarse y trabajar en conjunto para repensar nuevas maneras de posicionarse con más fuerza frente al capitalismo. Debido a la buena acogida y lo significativo que resultó ser para todas/os las/os que participaron en el encuentro de La Plata, decidimos continuar con este encuentro y situarnos de manera crítica contra una problemática que afecta tan fuertemente a la región como es el extractivismo.

-Desde su experiencia como organizadoras de esta instancia, ¿qué perciben del despliegue de la Performance en Argentina y en Chile?
-A partir de la experiencia en otros países, que partió desde nuestra experimentación como creadoras, nuestra inquietud principal al organizar este encuentro, partió desde nuestra propia experimentación como creadoras y siendo partícipes como estudiantes de la primera Bienal de Performance de Buenos Aires. Durante esa instancia pudimos conocer y observar variados trabajos de Latinoamérica y Europa, asumiendo que la performance, en general, no necesariamente se proponía desde una perspectiva crítica o disruptiva, sino que se planteaba a veces como un ejercicio estético de performatividad. En la decisión de generar esta instancia de encuentro, nos proponemos convocar a quienes que trabajen desde lo político y logramos convocar a artistas de México, Colombia, Chile y Argentina lo que nos dio una amplia mirada sobre lo que se realiza a nivel de performance, pero al margen de la institucionalidad, traspasando las fronteras y reuniendo artistas que trabajan el arte-acción desde un enfoque crítico.

Reflexión social y colectiva

¿Cuál es el principal aporte del lenguaje de la performance?

Creemos en la performance como arte liminal, que se mantiene en el borde de las disciplinas artísticas, que propone una mayor amplitud de construcciones estéticas y políticas desde las cuales se puede generar una disrupción de la cotidianidad, aunque sea en un espacio convencional, teniendo al cuerpo como principal soporte. Concebimos al arte-acción como potencialmente portador de un discurso político crítico, no de modo automático, ya que creemos que no todo el arte es político, pero sí como una gran herramienta para provocar la realidad desde nuestros cuerpos, que al accionar afirman un tiempo presente, una urgencia que irrumpe conceptual y corporalmente en lo cotidiano. En ese sentido, la potencia está también en la afectación que puede suscitarse en el otro cuerpo individual y colectivo de quien observa o choca con una acción, en tanto el lenguaje de la performance permite cuestionar y comprender aspectos de la realidad más allá de lo discursivo teórico-racional, es decir, rechazar o conocer con todo el cuerpo.

-En el contexto de la ciudad y también al interior de espacios alternos y no convencionales como pueden ser El Oasis y Casa 916, ¿cómo evalúan la convocatoria de esta segunda edición?
-Es importante señalar que no sólo la convocatoria a nivel de trabajos y acciones fue positiva, sino que primordialmente en el modo en que distintas personas y colectivos mostraron interés en participar de la instancia en su organización, gestión, autofinanciamiento y difusión. Todas las personas involucradas en el EPP nos hemos encontrado con el deseo y la urgencia de crear redes entre lo artístico, lo comunitario y político, procurando que converjan las inquietudes artísticas y políticas. Nuestra decisión, desde el inicio de nuestra primera convocatoria, fue realizar este encuentro en espacios que fueran coherentes con las lógicas que proponemos desde el Encuentro. El año pasado, lo realizamos en Casa Zaragoza, lugar recuperado como espacio de memoria independiente y autogestionado y, este año, alineadas bajo la temática del extractivismo nos propusimos convocar a artistas que trabajan desde lo comunitario y desde un posicionamiento claro con respecto a este tema. Recibimos gran cantidad y variedad de propuestas, priorizamos llevar adelante esta versión con trabajos que fueran de la zona.

Pluralidades y representación política

-Sobre la nueva institucionalidad cultural en Chile, ¿se sienten parte del nuevo ministerio? ¿Qué mirada tienen sobre la política pública en el ámbito de la Cultura?
-Las políticas públicas en el ámbito de la cultura nos parecen importante como mecanismo de promoción y difusión de las artes, pero entendemos que los preceptos culturales están construidos desde el estado, y que reflejan una imagen país a largo plazo,  que hace prioritario que un proyecto que se enmarque dentro de la línea estatal institucional por sobre otro que se mantiene al margen de estas institucionalidades. Nuestra proyecto no tiene una propuesta ligada desde lo ideológico al Estado, nos hemos mantenido hasta el momento al margen del apoyo institucional, trabajando de manera autogestionada y en redes colaborativas.

-¿Qué ideas están propiciando, con qué temática asumen un compromiso?
-Más que una temática en particular, asumimos el compromiso de leer críticamente cada tema/problema cruzando perspectivas feministas, decoloniales, anticapitalistas y ecologistas, sabiendo que lo fundamental de una instancia de encuentro es la de reunirse, discutir, cuestionarse y reflexionar. Por otro lado, también creemos que un tema en el que sería interesante profundizar es el de los desplazamientos forzados y migraciones tanto fuera como dentro de los países, sus vínculos con la economía, la militarización, los estados y el racismo, entre otros aspectos.

-Actualmente existe una creciente fuerza crítica con enfoque de género. A su juicio, ¿cómo debe articularse el movimiento para seguir desarrollándose?
-Pensamos que el feminismo debe estar vinculado a las necesidades y demandas de los territorios y las comunidades y no desvinculado de ellas, en el entendido de que no existe un feminismo, sino que el feminismo debe ser una perspectiva para articularse con otras luchas, organizaciones y movimientos. El tejido de las capas opresivas es múltiple y complejo, por lo tanto, creemos que lo más coherente es realizar una lectura de la realidad interseccional que permita y propicie el debate y accionar profundo.

-¿Cuál es la resignificación más importante en materia de Derechos Humanos y memoria colectiva?
-Concebir que los Derechos Humanos están circunscritos a un periodo histórico específico es asumir que sólo podemos asociar la falta de los derechos asociadas a los vejámenes ocurridos durante la dictadura y omitir todas las violencias y abusos que aplica y continúa aplicando el estado en la actualidad, como por ejemplo al pueblo mapuche. En ese sentido, los trabajos presentados en la primera versión del encuentro dieron cuenta de cómo Estado y democracia no son garantía de los DDHH, pues hubo trabajos que tematizaron las asesinadas/os en represiones en democracia, así como cierres de radios comunitarias, el narco-terrorismo y las fuerzas paramilitares en Colombia, lo que obliga a repensar cuáles son las instituciones que hipócritamente dicen defender los derechos humanos. Pero por sobre todo, preguntarse, ¿qué hacemos nosotras/os para construir una nueva ética y política que subvierta la violencia del sistema?

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