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De la cumbia de Chahuán al mapuche que no quiere más Carabineros: Así se vivió el cierre de campaña de Sebastián Piñera en el Caupolicán

Por: Pablo Álvarez Y. | Publicado: 15.12.2017
Noche de brujas, los discursos de distintos referentes de la derecha continental y las palabras de Cecilia Morel fueron solo la antesala de un discurso de Sebastián Piñera que fue enfático en pedir más herramientas para Carabineros, apuntar dardos contra la Ley de Inclusión y en pedir disculpas por los errores cometidos. Un dirigente mapuche, que tocó la trutruca durante el discurso, se manifestó luego en contra del actuar de Carabineros contra su pueblo.

Cerca de cuatro mil personas en el Teatro Caupolicán. En las dos plateas de arriba, un cartel que decía «Barra Chile Vamos», banderas blancas y azules de Sebastián Piñera -incluso algunas amarillas de José Antonio Kast- y carteles de distintas comunas: Estación Central, Puente Alto, Lampa, Padre Hurtado e incluso algunos personalizados para Mario Desbordes y los alcaldes Rodrigo Delgado y Germán Codina.

En la cancha, los pesos pesados de los partidos de Chile Vamos. En primera fila, los presidentes de partido y los ex contendores presidenciales Felipe Kast, José Antonio Kast y Manuel José Ossandón, que llegó sobre la hora al teatro. También había parlamentarios, personas del comando del presidente y personalidades que iban desde el ex Yingo Cristián «Hardcorito» Jara hasta un tridente de ex futbolistas conformado por Nelson Tapia, Raúl Ormeño y Leonel Herrera hijo.

Fue 10 minutos antes de las 7:00 que subió al escenario Noche de Brujas, el invitado artístico para el cierre de campaña. Llevaron algunas de las canciones más famosas de su repertorio, como «Óyeme», «Me gusta todo» y «Desnudos». Después de dos canciones, el vocalista Kanela aprovechó de agradecer a Sebastián Piñera por la invitación.

A ratos, Kanela preguntaba al público si estaba cansado, porque salvo algunas personas de las barras que cantaron todo el repertorio, el clima estuvo calmo. En la cancha, mientras Felipe Kast bailaba alzando el brazo como si estuviera en una fiesta electrónica, el senador Francisco Chahuán le sacó brillo al piso con sus mejores pasos de cumbia, que luego compartió con la alcaldesa de Providencia, Evelyn Matthei.

Fueron alrededor de 40 minutos de show de Noche de Brujas, que se despidió entre aplausos para dar paso a la siguiente etapa: los videos de saludos internacionales para la candidatura de Sebastián Piñera.

El primero fue Mauricio Macri, presidente de Argentina, quien además resaltó su amistad de larga data con el candidato de Chile Vamos. El segundo apoyo fue del ex presidente de España, José María Aznar, representante del Partido Popular -colectividad que está siendo investigado por corrupción en el marco del Caso Gürtel y el Caso Bárcenas-. Aznar salió del gobierno luego de que, tres días antes de las elecciones de 2004, culpara deliberadamente a la ETA de atentados que hubo en estaciones de trenes cerca de Madrid, siendo que los habían cometido células yihadistas.

También hubo saludos del ex mandatario uruguayo Luis Alberto Lacalle, el ex alcalde de Río de Janeiro César Maia y de los ex presidentes de Colombia Andrés Pastrana y Álvaro Uribe, uno de los principales opositores de la Paz con las FARC en Colombia.

—Tenemos una Venezuela destruida por la tiranía socialista. Ustedes tienen un gran país, el presidente Sebastián Piñera tiene una gran concepción de la democracia. Nos han liderado por un buen camino en América Latina — dijo Uribe en el saludo internacional más aplaudido.

Álvaro Uribe envía saludo a Sebastián Piñera. Agencia UNO

Luego de los saludos era el momento de presentar a Cecilia Morel. Un video de introducción y la canción «I don’t wanna miss a thing» de Aerosmith fueron los elementos que la recibieron en el escenario.

Su discurso fue enfocado en el rol de su esposo, en que estaba preparado para hacer un gobierno mejor que el primero que hizo y en que su sector sabe gobernar con unidad. La barra brava de Rodrigo Delgado en la galería derecha la aplaudía con euforia y le gritaba buscando alguna mención al tema de las viviendas, sin mucha suerte.

Se despidió entre los cánticos de «Se siente, se siente, Piñera presidente».

El discurso

Piñera subió al escenario con los «Se siente, Piñera presidente» aún resonando. Cuando se calmaron, saludó a su familia, y ahí el público pidió «el beso» con Cecilia Morel.

Las anécdotas de Piñera con su esposa son un recurso recurrente en sus discursos. Si para la primera vuelta ocupó una en que ella le preguntaba «¿de dónde sacas tanta energía?», para esta ocasión dio inicio al relato con una de cómo ella lo apoyó para asumir esta nueva candidatura una vez que él le hizo ver que no podrían «dormir en paz» si renunciaban a ese desafío para evitar malos ratos.

Otro de los puntos que reiteró el candidato respecto a la primera vuelta fue el punto de la unidad:

—Voy a ser el presidente de la unidad, voy a ser el presidente del cambio, voy a ser el presidente del progreso, voy a ser el presidente del futuro, voy a ser el presidente de la esperanza.

—¡Salve a Chile presidente! — le gritó la barra de Estación Central.

Fue luego de eso que Sebastián Piñera empezó una enumeración de elementos que caracterizaban los «tiempos mejores». Al hablar del combate a la delincuencia y el narcotráfico, consiguió su mejor aplauso de la noche con unas líneas que no estaban escritas en el discurso original:

—En nuestro gobierno vamos a apoyar y a respaldar a nuestros Carabineros, ¡les vamos a devolver el respeto que se merecen! ¡Y los vamos a empoderar con los instrumentos que necesiten!

Del mismo modo habló de la creación de empleos, de mejores pensiones y de salud. Uno de los puntos en los que más profundizó fue en la educación, donde lanzó indirectamente dardos en contra de la Ley de Inclusión, sobre todo en cuanto al fin del copago y la selección.

—¿Quién es el que más quiere a sus hijos? Sus padres. ¿Quién es el que mejor sabe lo que quieren sus hijos?

—¡Los papás! — respondieron del público

—Y por lo tanto, ¿quién tiene el derecho a elegir la educación de sus hijos y a aportar voluntariamente para aportar en la calidad de esa educación?

—¡Nosotros!

—Sin embargo, este gobierno desconfía de los padres y confía en la tómbola. El Estado no puede comportarse como el perro del hortelano, porque si no es capaz de dar educación de calidad a todos, no puede prohibirle a la sociedad civil, a todos nosotros, a hacer un aporte para que nuestros hijos tengan una educación de mayor calidad.

Al hablar de los valores de la sociedad, Sebastián Piñera —que tuvo palabras para referirse al Caso Luchsinger Mackay y al Caso Iglesias durante su discurso en primera vuelta— esta vez saludó al pueblo mapuche, que tenía algunos representantes entre el público:

—Tenemos que fortalecer nuestra cultura, nuestra identidad, nuestras tradiciones, y por cierto reconocer, valorar y apreciar a nuestros pueblos originarios, que estaban aquí mucho antes que Cristóbal Colón. Tienen una sabiduría que enriquece a nuestra sociedad, su cultura, su historia, sus tradiciones, su cosmovisión, son parte de la cultura de nuestro país.

Mientras tanto, un mapuche empezó a tocar la trutruca ante los aplausos de los asistentes. Minutos después el candidato Piñera empezó a hablar del respeto a padres, profesores, adultos mayores y a Carabineros:

—Respeto de los ciudadanos por nuestros Carabineros. Me da dolor y angustia cuando veo cómo turbas, muchas veces en forma impune, ofenden insultan atacan, hieren e incluso matan a nuestros Carabineros.

La barra de Estación Central seguía pidiendo alusiones a la vivienda, que esta vez sí fueron acogidas por Piñera. Uno de los últimos bloques de su discurso fue hablar desde la experiencia de ser gobierno.

—Nosotros sabemos cómo hacer crecer al país, cómo crear buenos empleos, cómo reconstruir nuestro país después del terremoto, cómo rescatar sanos y salvos a nuestros 33 mineros.

En ese minuto se paró el minero Mario Sepúlveda del público y lanzó un «C-H-I».

Mario Sepúlveda. Agencia UNO

Finalmente, Piñera hizo un mea culpa por los «errores cometidos». Dio agradecimientos a sus contendores del pasado, Felipe Kast, Manuel José Ossandón -quien tuvo un eufórico aplauso- y José Antonio Kast -a quien por error llamó Juan Antonio, excusándose luego de que estaba sentado junto al senador Juan Antonio Coloma-.

Cuando empezó a agradecer a su familia, fue interrumpido por la gente que empezó a gritar eufórica el nombre de Germán Codina, alcalde de Puente Alto. Tuvo que saludar a los alcaldes antes que proseguir con su familia. El agradecimiento final fue para dios, junto a una petición de sabiduría.

Una explosión de miles de challas y cientos de globos tricolores al son del jingle «Agárrense de las manos».

«No podís hacer callar al presidente»

La trastienda del discurso fue con el sonido de los globos reventándose dentro del teatro, con las palabras de los presidentes de partido y del jefe programático, Gonzalo Blumel, quien destacó del discurso los puntos de la unidad, del progreso y las disculpas por los malos momentos de la campaña presidencial.

En el escenario vacío estaban los cinco mapuche que vieron el discurso. Algunas chaquetas rojas se tomaban fotos con ellos. El Desconcierto habló justamente con quien había entonado su trutruca durante el discurso. Se trataba de Bernardo Cariceo, presidente del comité de allegados «Newen Ruka Mapu», que recibió durante el primer gobierno de Sebastián Piñera 948 casas en el marco del proyecto habitacional «Villa Bicentenario» en Cerro Navia. «Nos invitaron al cierre de la campaña y uno tiene que ser agradecido, es lo mínimo agradecerle y eso es todo», dice Cariceo.

—¿Qué le parecen las políticas de Piñera en torno al pueblo mapuche?

—Mm… Tienen que hacer bien las cosas, yo creo que la señora Bachelet se propasó: mucho Carabinero, no se preocupó de que habían niños.

—Uno de los puntos más aplaudidos de este discurso fue respecto a Carabineros.

—Pero es que no podís hacer callar al presidente. Los mapuche somos inteligentes, por eso nunca hemos sido conquistados. Si él sale presidente y no hace bien las cosas hay que hacer marchas.

—¿Cómo evalúa este año para el pueblo mapuche, siendo un año importante respecto al caso Luchsinger Mackay y con una huelga de hambre de otros en el marco del Caso Iglesias?

—Ha habido cosas tristes para nosotros. Por eso creo que a la presidenta Bachelet le faltaron cojones, antes de irse debería haber quedado bien con el mundo mapuche.

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