El productor de eventos del Partido Comunista

Desde que tiene memoria, Fidel Moscoso ha asistido a prácticamente todas las versiones de la mítica Fiesta de los Abrazos que celebra año a año el PC. Proveniente de una de esas familias históricamente comunistas, tenía sólo 13 años cuando entró a militar a las Juventudes Comunistas, lugar desde el cual le tocaría participar en la organización de la fiesta que lo había visto crecer. Hoy, como productor general del evento, no suelta ni un segundo su celular y se dedica 6 meses del año a preparar la fiesta que en esta oportunidad se celebra el 6 y 7 de enero en el Parque O’Higgins.

En 2003 ingresó como miembro del Comité Central de «la Jota» y diez años después, en 2013, coordinó por primera vez actividades de la fiesta. Fue ahí cuando empezó a hacerse cargo de organizar la participación de las juventudes del partido en la fiesta de cada enero. Coordinaba los foros de discusión de temas juveniles, algunos stands gastronómicos y la oferta cultural que ofrece año a año el encuentro y que incluye discursos políticos, comida, una feria de artesanías y libros y bandas nacionales. Su cargo como productor se extendió a 2014 y luego a 2015.

En 2016, con 28 años y cursando la carrera de Ingeniería en administración, dejó su militancia en las juventudes para pasar a las filas del Partido Comunista. “Como yo tenía experiencia en la fiesta, empecé a participar de a poco en la organización general del evento. Al principio fue raro porque era muy joven y había otros compañeros que habían ido a más fiestas, entonces fue un poco extraño que me tocara a mí asumir esa responsabilidad tan alta. Fui asumiendo más y más responsabilidad y en un momento terminé a cargo de casi todo, con un equipo de cerca de 30 compañeros y más de 500 voluntarios. Se ha dado de forma natural seguir coordinándolo”, cuenta.

La tarea no es menor. Es la fiesta más esperada por todos los comunistas y la ambición de cada año es que sea el encuentro más importante de toda la izquierda chilena. Por eso, para esta oportunidad además de invitar a toda la Nueva Mayoría, se preocuparon de enviar invitaciones personalizadas a figuras del Frente Amplio. “Por el actual ambiente de derrota de la centro izquierda, va a ser importante la asistencia de distintos actores. Si se consigue ese encuentro, este va a ser un hecho político que marque este año”, asegura.

Hasta el momento, la asistencia anual se calcula en unas 15 mil personas. Para hacerse una idea: la cifra sobrepasa en 3 mil personas la capacidad del Movistar Arena. Moscoso y su equipo deben hacerse cargo de la parrilla artística, el montaje, qué artesanos y exponentes gastronómicos participarán, la seguridad, la publicidad mediática y de toda la documentación legal necesaria para que autoricen la fiesta. “Esta fiesta está muy ligada al partido, entonces si llega a pasar algún accidente, por ejemplo, lo que está en juego es nuestra reputación y hay que cuidarla. Tomamos la mayor cantidad de medidas de prevención para que no haya riesgos”, explica. Hasta el momento, han salido invictos.

Este año el objetivo es ampliar el público a unas 20 mil personas, así que el trabajo es aún mayor. Para distribuir mejor la carga y profesionalizar la fiesta, por primera vez contrataron a una productora externa –Púrpura Medios- y lanzaron la venta de entradas vía Ticketek. “Este año el objetivo es dar un salto. Tener una parrilla más atractiva y una caracterización más atractiva también. La idea es tener un programa tan bueno que logre convocar a gente más allá del partido comunista, incluso más allá de la izquierda”.

Si no fuera porque no hay sistema de pulseras, el evento se estaría pareciendo cada vez más a un Lollapalooza. Pero un Lollapalooza comunista y a 5 mil pesos la entrada. “Ningún evento de todo el día sale 5 mil pesos en la Región Metropolitana. Es muy barato”, afirma. Aunque no quiere revelar el costo total del evento, dice que “un evento de estas características exige de muchísimos recursos” y que es sin fines de lucro, ya que todo el dinero recaudado va a pagar la producción.

A un día del magno evento, el teléfono de Fidel Moscoso no para de sonar y él no lo pierde de vista ni un segundo. Lo llama desde el compañero de militancia para preguntarle dónde compra la entrada, hasta el encargado de la municipalidad que está haciendo los trámites para darle el visto bueno. “Es una época de harto estrés. Hay que estar pendiente de todo. Pero ya llevo 6 años en esto y es muy entretenido. Le vas tomando cariño, por ejemplo yo no sé si podría producir otro evento. Me gusta este”, concluye.