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Abusos sexuales por parte de su ex compañero de banda: El crudo relato de la baterista de la banda punk Ellas No

Por: core | Publicado: 08.01.2018
Abusos sexuales por parte de su ex compañero de banda: El crudo relato de la baterista de la banda punk Ellas No | Facebook: Ellas NO
Antes de ser integrante de su actual agrupación, Diana No formó parte durante diez años del dúo punk «Por mi culpa» junto a Roy, su amigo y ex pololo de adolescencia, a l que debió poner fin debido a la seguidilla de abusos que sufrió de su parte.

«Diana No» es diseñadora, baterista y una de las tres integrantes de la banda punk «Ellas No», que nació en 2010 para luchar contra el machismo y patriarcado a través de la música.

Los episodios de violencia de género los vivió en carne propia durante la época en que fue parte de «Por mi culpa», uno de los primeros dúos punk de la escena nacional, que integró durante diez años junto a su compañero Roy, y al que puso fin luego de la seguidilla de abusos sexuales que este cometió contra ella. 

En una entrevista con Observatorio Género y Equidad, Diana relató que con Roy se conocían desde los 11 años de edad, y que incluso fueron pareja desde los 15 hasta los 19. Sin embargo, continuaron una amistad que les permitió seguir juntos en la banda, pero luego de que las parejas de Diana fuesen solamente mujeres, Roy pareció frustrarse, pues no las aceptaba y lo llevó a “una serie de cuestionamientos” que desencadenaron abusos sexuales contra Diana durante una década.

«Yo tengo un carácter fuerte, mido 1.80, no tengo características para ser abusable, sin embargo, existen otros lenguajes y tramados invisibles. Él siempre intentó seguir teniendo sexo conmigo, lloraba cuando no lo dejaba acercarse y cada vez que estaba borracho se aprovechaba de su condición. Me tomaba de la cintura como si fuera su polola cuando estábamos en público y en privado todo era peor. Para mí era más simple correrlo que preguntarme por qué me agarraba así. Son límites a los que una va cediendo sin notarlo”, relató.

En la conversación, Diana explicó que muchas veces sentía lástima por él, por haberse enamorado de ella siendo lesbiana y que en muchas ocasiones cedía a lo que él le pedía. “Lo más complicado es que era una persona cercana. En un principio lo normalizaba, pero él se aprovechó de la confianza que le tenía. El abuso sexual durante 10 años no tiene nada que ver con una violación amordazada, son otras lógicas pero el desenlace es el mismo: la dominación. Era mi enemigo pero le resté importancia, porque me costaba ver el abuso y solo veía a una persona deficiente”, agregó.

Recién pudo ver con claridad la relación de abuso que había estado viviendo cuando se encargó de musicalizar la obra de teatro «Otras». «Ahí noté que tenía a un violador cerca. Estaba en un estado de negación hasta que me vi retratada en una escena de la obra. Hay formas en cómo se presentan los abusos en los oprimidos que no siempre corresponden a violencia. Fue fuerte darme cuenta de mi situación en algo externo y sentirme pillada retratándome a mí misma y cuando ya sabes, no puedes pasarlo por alto”, señaló.

Luego de poder internalizarlo, Diana quiso compartir su historia con sus amigos del mundo del punk, quienes le reprocharon la actitud y le decían que «cómo iba a cagarle la vida al Roy». «Hay una construcción de una mujer que está silenciada, casi que adecuada para el abuso. No me da vergüenza asumir que esto pasó durante mucho tiempo y que no dije nada, lo importante es que ahora lo digo. A todos les incomoda que estas cosas se hablen, porque creo que todos esconden abuso sexual en sus cuerpos”, continuó.

Actualmente, Diana se encuentra trabajando en un proyecto personal, que consiste en un cuadernillo con relatos de abuso sexual, idea que surgió cuando se enteró de que una amiga fue abusada por un músico reconocido como el “más progre y resuelto de la escena hardcore punk”. “Con este cuadernillo me interesa ponerle cara al abuso, relatado por alguien que se siente en desmedro. Ellos tienen 30 o 40 años y no se van a morir, van a seguir en sus tronos acumulando coronitas y medallas», explicó.

«Entiendo que la funa es un espacio muy importante cuando se logra comunicar bien y romper la lógica del cagüinillo. El problema no es que nosotras hablemos, es que esto pasa y si ese paradigma no cambia, esto no se va a detener. Lo privado es político y cuando eso se asume, se deja de amparar al abuso”, finalizó.

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