Figari Doig | Foto: La República
Estos son los reportajes que El Desconcierto realizó en relación a los vínculos con Chile del Sodalicio de Vida Cristiana, organización que el propio Papa Francisco anunció que intervendrá. Revisa acá los lazos con el cardenal Francisco Javier Errázuriz, las huellas del líder Luis Fernando Figari -para quien la fiscalía peruana pide prisión- en este país, la autocrítica de uno de los tres sacerdotes sodálites en Chile y el cómo se hicieron con la Universidad Gabriela Mistral y le inyectaron millonarios recursos.
La Universidad Gabriela Mistral, el colegio Saint Joseph, una comunidad en Maipú y otra al otro extremo de Santiago, en La Dehesa. Son parte del patrimonio que tiene en Chile el Sodalicio de Vida Cristiana, una sociedad de vida apostólica fundada en Perú que se ha visto envuelta en una serie de escándalos de abuso sexual y de poder, al punto de que el Vaticano anunció intervenirla a inicios de este de 2018.
El destape de los casos se dio una vez que los periodistas Pedro Salinas y Paola Ugaz publicaran en 2015 el libro «Mitad Monjes, Mitad Soldados», donde recabaron al menos 30 testimonios de abusos del Sodalicio en Perú y relataron la historia del movimiento. Algo que le valió al líder de la agrupación, Luis Fernando Figari, a salir del país y recluirse en Roma. Incluso la fiscalía peruana pidió hace unas semanas la pena de prisión para él.
El Desconcierto hizo seguimiento a los vínculos de esta organización con Chile, te invitamos a leer esa serie de reportajes:
Fue en 1999 cuando el cardenal Francisco Javier Errázuriz invitó al Sodalicio a venir a instalarse a Chile, un vínculo que no perdió ni siquiera una vez que se destaparon los casos, ya que en 2016 viajó a Roma a visitar a Luis Fernando Figari, recluido en esa ciudad por las denuncias de abuso en su contra. «Mucha gente asume el axioma popular que existe de que ‘del árbol caído todos hacen leña’. A mí me parece más cristiano ayudar al árbol caído a levantarse», dijo el cardenal para este reportaje de El Desconcierto.
«No me extraña nada. El siempre está asociado con este tipo de gente», dijo el periodista y uno de los principales denunciantes del caso Karadima, Juan Carlos Cruz, en reacción a este reportaje.
Ex sodálites recuerdan los pasos de Luis Fernando Figari en Chile. Su manipulación mental, sus episodios de acoso, sus reuniones con Fernando Karadima y su desbordante ego. Todos elementos que aparecen relatados en este reportaje. Pero eso no es todo, sino que también se relata el cómo el ex director de la Universidad Gabriela Mistral, Jaime Baertl, obligó a un ex miembro de la agrupación a quitarse la ropa y simular tener sexo con una silla.
La parroquia Madre de los Apóstoles de Maipú alberga la primera comunidad que tuvo el Sodalicio en Chile. Después del destape de los escándalos, su párroco Hernán Álvarez hizo una autocrítica, admitiendo una «complicidad ciega» en lo ocurrido. «Todos o la gran mayoría nos metimos a esto porque queríamos seguir a Dios y queríamos ayudar a la gente, no porque era una secta y “qué bacán ser parte de la secta”, no. Uno se da cuenta que hay cosas raras y criterios malos y cuestiones incluso medio sectarias de las que yo no era consciente. Ahora lo soy y haré todo lo posible para cambiar eso», dice Álvarez.
Al hacerse controladores de la Universidad Gabriela Mistral en 2013, el Sodalicio de Vida Cristiana no recibió precisamente un «regalo» de la familia Romo. En este reportaje se da cuenta de la millonaria deuda que el movimiento tuvo que cobrarle a los fundadores, de los aportes empresariales a través de la Fundación CEC que le facilitaron esa tarea y de los más de $4.256 millones que la agrupación ha tenido que inyectar para mantener de pie una universidad que parecía destinada a caer.
