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«Osorno es un lugar muy chico y no está en el radar del Papa»: Así reaccionó el Vaticano ante caso del obispo Juan Barros

Por: Francisco Parra | Publicado: 16.01.2018
«Osorno es un lugar muy chico y no está en el radar del Papa»: Así reaccionó el Vaticano ante caso del obispo Juan Barros peter saunders |
El británico Peter Saunders visita Chile como parte de un grupo de opositores a Francisco, que denuncian el constante encubrimiento de la Santa Sede a los abusadores dentro de la Iglesia. Sin pelos en la lengua, apunta al chileno Francisco Javier Errázuriz como uno de los principales encubridores en el Vaticano y califica la carta donde Bergoglio reconoció que pidió la renuncia de Juan Barros como «una señal de debilidad de él y de la criminalidad de estos hombres usando sotanas».

Peter Saunders no lo podía creer. Quedó atónito cuando una mujer, miembro de la comisión pontificia contra los abusos sexuales en la iglesia, le dijo en su cara que las denuncias de cientos de abusos de la iglesia norteamericana -que quedaron registrados en la película Spotlight, ganadora de dos Oscar-, eran en realidad «una conspiración de los judíos para destruir al catolicismo».

La comisión contra la pedofilia en la Iglesia Católica fue anunciada por el papa Francisco en diciembre de 2013, como una respuesta a los repetidos casos de abusos sexuales y encubrimiento al interior de la curia. El británico Peter Saunders fue uno de los integrantes, invitado por el propio Jorge Mario Bergoglio.

Fundador de la Asociación Nacional de Personas que Sufrieron Abusos en la Infancia y décadas de activismo contra los abusos en la Iglesia, la postura «radical» de Saunders no fue tolerada por el Vaticano. Al poco tiempo fue expulsado de una comisión que, a tres años de su creación, muestra escasos resultados.

Peter Saunders, al igual que otros activistas contra el abuso a menores, se encuentra en Chile, a propósito de la visita de Francisco al país, con el fin de denunciar y visibilizar su lucha y la de otros «sobrevivientes». El británico dice que está feliz de venir por primera vez a Chile. Cuenta que ayer, en un pub, un grupo de señoras de edad vio la chapita que trae en su polera, que dice «¡Fuera Barros!» y le agradeció a él -y al grupo de laicos de Osorno que lo acompañaba- «por devolverle la dignidad a la Iglesia chilena».

Saunders conversó a El Desconcierto y desmenuzó lo que fue su paso por la comisión, la gestión de Bergoglio al mando del Vaticano y denuncia, sin pelos en la lengua, la impunidad y encubrimiento que opera alrededor de la Santa Sede.

«La Iglesia es el empleador con más abusadores de menores en el mundo», afirma.

– ¿Cómo funciona la comisión contra la pederastía, creada por Francisco?
– Es una buena pregunta, porque desde el principio la comisión, antes de que yo llegara, acordó los términos de cómo actuar, qué es lo que iban a hacer. Después, cuando yo llegué, los estatutos internos, que no habían sido aprobados todavía por el Vaticano, fueron modificados y quedó el propio Vaticano con el absoluto control. La comisión, entonces, no se reúne más de dos veces al año, muy raramente están juntos porque son gente de todo el mundo, de países distintos, es difícil juntarlos, que coincida alguien en California se junte con alguien de Nueva Zelanda.

– Entonces no tiene ningún poder real de incidencia en el Vaticano
– Sí. Para el equipo permanente, siempre fue obvio que la Iglesia era más importante que el problema de los abusos. Eso apareció más de una vez. Llegó, por ejemplo, una mujer que había sido parte de la conferencia de obispos en Estados Unidos, y había sido parte del problema de encubrimiento allá. Entonces los sobrevivientes en Norteamérica me decían que esta mujer, que contrató la comisión, es parte del problema. Es como poner a Drácula a cargo de un banco de sangre.

En otro momento, una mujer me dijo que los abusos en Estados Unidos era una conspiración de los judíos tratando de destrozar la Iglesia. Yo quedé perplejo ante eso, porque no era verdad, pero si lo fuera, ¡bien por los judíos! Porque no es destrozar la Iglesia, es destrozar a los abusadores y encubridores de la Iglesia, que son los obispos, los cardenales y sacerdotes. Esto ya es el siglo XXI, no creo que los judíos estén en guerra contra los cristianos, ellos tienen sus propios problemas en Medio Oriente y no creo que eso sea tema para la sociedad Occidental. Que ella saliera con eso me demostró que la comisión estaba llena de personas que no son malas, pero que tienen un objetivo distinto al que debería tener y que no son independientes de la Iglesia. Y lo que necesitamos es eso, independientes no afiliados, no casados con la Iglesia. La comisión estaba condenada antes de comenzar.

– ¿Cómo se ve el caso chileno en el mundo, particularmente el de Juan Barros, formado por Karadima, como obispo de Osorno?
– Lo que es interesante es que hace dos años fui a Roma con otros miembros de la comisión para hablar con el Papa. No nos dejaron, pero hablamos con un cardenal sobre el nombramiento del obispo Barros y nos dijo: ‘Osorno es un lugar muy chico y no está en el radar del Papa, no importa mucho en verdad’. Y yo dije: ‘Claro que importa, hay niños ahí, cómo te atreves a decir que por no ser Londres, Santiago o París no es importante. Los niños son importante en todo el mundo’. Esa era la actitud del Vaticano. Pero ahora, puedo decir que personas en el Reino Unido saben del caso de Osorno. No todos, pero ha sido muy reporteado en la prensa, gracias a Juan Carlos Claret -vocero de organización Laicos de Osorno- las personas de esa ciudad.

Barros resume el problema, el encubrimiento con que la Iglesia trata a sus personas y cómo se han salido con la suya por cientos de años. Pero ya no, ya no se saldrán con la suya para siempre.

– ¿Qué esperas del papa Francisco en Chile?
– Él es muy impredecible. Y aunque pueda que no diga nada, podría sorprendernos. El tema es su relacionador público, un norteamericano muy conservador llamado Greg Burke. A él le gustaría que no se hable nada, así que también es parte del problema. El papa está rodeado por personas así.

¿Qué personas?
– El Consejo de Cardinales. George Pell, el chileno Francisco Javier Errázuriz, el alemán Reinhard Marx y otros conocidos por encubrir y proteger a abusadores. Es un banda de criminales protegiéndose unos a otros. Juan Carlos Claret dijo el otro día: son los pastores comiéndose a los corderos. Y eso lo resume, esta gente debería ser pastor.

– Hace poco se conoció el contenido de una carta donde el Papa Francisco reconoce que pidió la renuncia de Barros, cuestión que nunca se concretó. ¿En qué situación queda Bergoglio después de esto?
– Es interesante porque es bastante contradictorio. El papa se supone que es el monarca absoluto, pero a veces sus obispos y cardenales le dicen que no y él lo permite. Y no lo confronta, lo mantiene en secreto, entonces él es parte del problema también. Lo que ha pasado es un ejemplo de cómo el Papa ha demostrado su inmensa debilidad y no puedes tener debilidad respecto a la protección de niños. Él es bueno pronunciándose sobre los refugiados, los marginados, los pobres, etc., pero no hace nada respecto del problema más grande: la protección de los más vulnerables. Y esta carta es un ejemplo de su debilidad y de la criminalidad de estos hombres usando sotanas y sombreros chistosos.

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