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Ximena Rivas y su salida de «Perdona Nuestros Pecados»: «Tenía un costo de integridad perpetuar esa estructura con tanta desigualdad»

Por: Greta di Girolamo | Publicado: 24.01.2018
Ximena Rivas y su salida de «Perdona Nuestros Pecados»: «Tenía un costo de integridad perpetuar esa estructura con tanta desigualdad» ximena rivas foto | / Agencia Uno
En entrevista con El Desconcierto, la actriz que acaba de ganar un premio Caleuche asegura que abandonó la teleserie nocturna Perdona Nuestros Pecados por un tema valórico, dice que el machismo actual es incluso más violento que el de los años 50 y está por la creación de un canal financiado por el estado que instale temas que permitan la evolución de la sociedad.

Ximena Rivas está escondida bajo una boina y unos lentes grandes, con la espalda doblada mirando hacia el suelo. Como si quisiera que nadie la reconociera. Una actitud frecuente en actrices famosas, que lo hacen todo por pasar desapercibidas y llevar una vida lo más normal posible. En su caso, es famosa porque lleva 35 años actuando en teatro, cine y televisión, porque acaba de ganar un premio Caleuche a Mejor Actriz de Soporte, por el éxito del reciente papel que hizo en la teleserie Perdona Nuestros Pecados y por su salida abrupta de la producción luego de un desacuerdo con Mega.

A pesar de tanta publicidad, le resulta el anonimato. Le resulta tanto que no la encuentro. Hasta que me manda un mensaje y me dice estoy aquí y entonces diviso su cara metida en un ser humano que había pasado completamente desapercibido a mis ojos.

– Tu salida de Mega, ¿fue por plata?

– No. Para nada. Esa fue la reducción que se hizo.

La salida de Mega: En 2016 Ximena Rivas aceptó formar parte del elenco de la teleserie nocturna Perdona Nuestros Pecados por menos de la mitad de lo que cobra habitualmente, con la promesa de que le ajustarían su sueldo más adelante. Estaba presupuestado que la producción terminara en octubre, pero por su éxito -alcanzó un promedio de 26 puntos de rating- el canal tomó la decisión de alargarla por dos meses, lo que después daría pie a una segunda temporada. Dado el impecable desempeño del elenco, Ximena Rivas pidió un aumento de sueldo que se acercara un poco más a su tarifa. Le dijeron que no. Se fue. Tuvieron que arreglar el guión para matar a su personaje: Guillermina Márquez, la rígida directora del colegio de señoritas de Villa Ruiseñor.

– ¿Por qué te fuiste, entonces?

– No estaba cómoda ni feliz. Pero este no estar feliz tiene que ver con lo profundo del ser humano. Cómo te valoran económicamente es un resultado práctico de una gran reflexión humana sobre la sociedad en la que estamos viviendo. Para mí tenía un costo de integridad quedarme en esa estructura con tanta desigualdad de sueldos. Me da la impresión de que tienen un rango de negociación de sueldos y que van negociando con los protagónicos primero, con sueldos muy muy altos, hasta que llegan con lo que queda a los otros roles. Cuando se filtraron los sueldos, fue más grosero aún. Ahí tuve la certeza de la brecha que existía y cómo yo me instalaba dentro de ella. A veces ni siquiera está la reflexión sobre esta estructura piramidal: ¿cómo sostengo pagarle 30 millones mensuales?, ¿desde las ganancias o a costa del elenco compensando este pago? Es un patrón que hemos repetido año tras año, que se normaliza y se vuelve insostenible.

– ¿Te sentiste liberada al salir?

– Totalmente. Fue una decisión de quererme a mí misma y valorar mi integridad. Yo lo dije en ese momento: ‘Mi alma no me da para seguir sosteniendo esta situación’. Es una responsabilidad de uno con uno. La vida no te lleva, uno elige donde quiere estar y si uno sostiene las estructuras donde se siente menoscabado, está perpetuando el sistema.

– ¿Hubiera sido diferente el desenlace con una negociación colectiva?

– Sin duda, pero legalmente no tenemos acceso a la negociación colectiva y eso es lo que ha generado este devenir. Estamos completamente atomizados, negocias privadamente y no existe conciencia de qué están ganando los del entorno. En cambio cuando existe sindicalización se establecen rangos y tú te puedes poner de acuerdo. Nosotros todavía no somos reconocidos como trabajadores y nos vemos obligados a generar una empresa para cobrar nuestro sueldo como prestadores de servicios. No se hacen cargo de la AFP ni de la salud. Hay un juego muy perverso.

– Cuando saliste de Mega dijiste que habiendo mujeres en altos cargos esperabas más apoyo. ¿A qué te referías?

– El área dramática está a cargo de una mujer, que es Quena Rencoret, y la productora también es mujer, Dani Demicheli. Entonces me esperaba otra cosa. Pero la verdad es que no me sorprende tanto, no hay mala intención, más bien creo que hay un canon repetitivo que ellas siguen. En su momento se me reconoció, me dijeron: “se nos escapó de las manos”. Es parte de la falta de reflexión de la industria que estamos construyendo. Es auspicioso pensar que las mujeres tomen cargos de poder si realmente lo piensan desde este lugar de desigualdad entre hombre y mujer.

El lugar de la entrevista es la sala del Teatro UC, donde Ximena Rivas ensaya hasta 8 horas diarias para la obra Astronautas, recién estrenada en el marco del festival Santiago a Mil y que comienza hoy su segunda tanda hasta el domingo 28 de enero.

Corre el año 2618. Luego de una sangrienta Tercera Guerra Mundial, con las grandes potencias mundiales arrasadas, Sudamérica se consolida como una nueva potencia comenzando su carrera espacial. En una de las primeras misiones espaciales, la nave en la que viaja una astronauta chilena, otra argentina y otro brasileño choca contra un planeta desconocido. El brasileño muere con el impacto, las dos mujeres sobreviven y comienza una trama que, a través de la comedia, induce a reflexionar sobre la incapacidad del ser humano de desarrollar una vida justa en la Tierra.

– La obra, ¿es una invitación a evitar llegar a ese punto?

– Exacto. La obra se instala en una pérdida, en que no fuimos capaces de reconocer lo que teníamos entre las manos, en lo pudimos hacer y no hicimos. El gran mensaje es que estos dos personajes, a pesar de todas las diferencias que tienen, son lo mismo. Hay que darse cuenta de que tenemos que construir algo desde la unidad, atravesando el paradigma del egoísmo es que vamos a entender que nos necesitamos para sostener este mundo.

– La obra se basa en el trabajo de dos actrices, mujeres. Algo cada vez más común en el teatro, tanto en escena como en términos de dramaturgia. ¿Cuál crees que es la posición actual de la mujer en el teatro?

– Pasamos por una época muy machista. Antes los hombres tenían que vestirse de mujer para interpretar los personajes femeninos. En los años 60, te diría que con Nora, de Ibsen, se dio un gran paso histórico donde la mujer se empodera. Hoy es bastante democrático, tiene que ver con que los artistas hemos sido y debemos ser puntas de lanza en relación a los grandes temas sociales. Somos los encargados de poner en la discusión los temas dolorosos, difíciles, para que el espectador se sienta interpelado y haya una transformación cuando salga de la sala. Debe salir con preguntas, reflexiones, con la necesidad de atravesar estructuras y seguir trascendiendo como ser humano. Para mí ese es el sentido del teatro.

– Este rol de ser punta de lanza, ¿también lo juega la televisión?

– Así debería ser, al menos yo he tratado de hacerlo al trabajar mis personajes. La gran responsabilidad y poder que tiene la televisión es ser esta herramienta educativa, generar reflexión sobre los grandes temas. Esa es mi televisión ideal. Pero la televisión actual es muy distinta a la de otra época por la aparición de plataformas de internet que dividen al espectador en nichos. Hay que repensar el sistema de producción. Aquí se ha hecho, por ejemplo, al reducir los elencos de 40 actores a 17. Pero falta una discusión mucho más profunda de cuál es el rol de la televisión abierta en Chile y en eso tiene mucho que decir el Estado.

– ¿Debería haber un canal estatal financiado de manera estatal?

– Sí. Es necesario tener la libertad para entregar contenidos y dejar de pensar en la antigua frase de lo que la gente quiere ver, porque la gente no tiene por qué tener responsabilidad sobre cuáles son los contenidos, lo que hace el público es seguir la línea de lo que ha visto. Hasta que alguien dijo pongamos la homosexualidad en una teleserie, la gente no hubiera pedido ese tema. Para generar cambios hay que tomar la responsabilidad desde la creación, analizar la sociedad en la que estamos viviendo y pensar qué es lo que la gente debe ver, instalar grandes temas y ponerlos en el tapete para que empiece esta reflexión de cambio de paradigma.

– ¿Perdona Nuestros Pecados fue punta de lanza en el tema de la violencia machista?

– Sin duda. La teleserie tiene una violencia implícita a la mujer, que ocurre en 1957, pero lo que más me impacta es la violencia del 2017 en los comentarios sobre algunos personajes por redes sociales. ¡Está todo igual! Incluso más violento. Para mí lo interesante del proyecto fue tener la posibilidad de reflexionar sobre la sociedad que construimos y desde dónde la construimos. Cuando haces teleseries de época vas al origen de cómo se generó la estructura social, las relaciones entre hombre y mujer, el lugar donde la mujer quedó instalada por el aplastamiento del poder patriarcal, la pirámide de poder del latifundio, la codicia, el tener por sobre el ser.

– ¿Cómo se vive esto en la televisión?

Yo hablo de la desigualdad en la tele porque es la industria que conozco, pero la gran reflexión es la desigualdad social, que no tiene que ver con los grandes sueldos de los actores. Quiero que esta discusión se lleve al que trabaja pegando un botón y gana 1 mientras el gerente general gana 10. Cualquier empresa en Chile vive esta brecha. Chile fue merecedor de generar el estudio Desiguales, del programa de la ONU para el desarrollo. Lo que muestra es que debajo de los auspiciosos índices económicos hay una desigualdad soterrada, que no tiene que ver sólo con lo económico, si no con el acceso a la educación, a la salud y al trato que se les da a las distintas personas de acuerdo al lugar donde nacieron y al colegio donde estudiaron. Es un plan social de acuerdo al sistema de libre mercado que establece que tener mucho es valer mucho. La delincuencia, que es uno de los grandes temas de campaña política, es un resultado lógico del sistema que construimos: El que no tiene siente que la única posibilidad de salir de ese lugar es teniendo. No siendo más íntegro. Cuando se haga una nivelación, se acerquen los que están arriba y los que están abajo, vamos a empezar a mirarnos realmente como seres humanos en grandeza.

– ¿Qué tan viable ves esa nivelación con los resultados de las últimas elecciones, que ganó Sebastián Piñera?

– La veo muy lejana. La elección es una gran señal de que para la gente en Chile el tener es mucho más importante que el ser.

El martes 23 de enero, durante los premios Caleuche, la anunciaron como ganadora de la categoría Mejor Actriz de Soporte de Serie por su rol en el capítulo La renuncia de Bielsa, de la serie 12 días. Ximena Rivas no subió al escenario. Estaba exhausta con los ensayos por su obra de teatro, así que dejó una carta. En ella se leía: «Me gustaría instar a todos los artistas a generar historias que vayan en pro de nuestra evolución como sociedad. Miles son los casos sobre abusos que hemos vivido en tantos planos el último tiempo. Sólo el entendimiento que enfocando nuestro vivir y quehacer en la unidad por encima de cualquier forma de división y deseos egoístas nos permitirá acercarnos a la sociedad donde queremos y merecemos vivir. Gracias».

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