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Crítica a «Tengo una deuda» de Ángela Neira-Muñoz: A las mujeres, devolver

Por: Belén Roca Urrutia | Publicado: 02.02.2018
Crítica a «Tengo una deuda» de Ángela Neira-Muñoz: A las mujeres, devolver angelane |
En su tercera publicación, Ángela Neira-Muñoz (Tomé, 1980) le escribe a la mujer afgana, la mujer palestina, la mujer mapuche. Escribe a la mujer desde un reclamo político, afirmando que «Tomaré cada piedra/ cada cárcel/ cada habitación/ y sus esquinas/ para romperlas de una sola vez».

A lo largo de la historia, el concepto de deuda pasó ser una obligación netamente económica, a adquirir una dimensión, además, moral. En nuestro idioma, la palabra contiene tanto la parte que habla sobre restitución, como la que indica una culpa que debe ser reparada para que ésta desaparezca.

En «Tengo una deuda» su autora revisa escenarios e identidades donde las mujeres todas las mujeres, a quienes dedica el libro merecen una compensación. Neira-Muñoz se hace cargo de esta empresa y en los 25 poemas que integran la obra, le da materialidad a distintas deudas silenciadas sólo porque sus acreedoras nacen con la carga de ese otro género gramatical. Te digo que soy una mujer mapuche/ y que tengo el pelo largo y negro/ los pómulos altos/ los brazos gruesos/ y la voz decidida, escribe en «Por la no tierra. Por la no agua». Y que vine a gritar/ para que mis nietas nunca más pasen apuros por la no tierra/ por la no agua. El grito es la palabra. La mujer mapuche que debe enunciarse como tal para ser oída en un país donde, de no mediar un apellido delator, todos somos mestizos.

Para saldar deudas, son necesarios los medios. Neira-Muñoz también refiere a lo que tiene en «Heredé la muerte. La heredé»: Heredé la muerte/ en el suicidio de mi tía/ en el suicidio de mi prima/ en el suicidio de mi hermana/ La heredé. Las mujeres que ya no están vuelven a la vida mediante estos versos. Impresas en el papel, les es devuelta la realidad de su existencia y sacadas del olvido. Mi actuancia es la escritura/ Mi militancia es la escritura/ Me sitúo sujeto en la página en blanco/ y doy cuenta del silencio histórico/ que vivieron mis antecesoras, anota en «Ni gramatical ni aceptable», una declaración de principios que liga y le otorga dirección al resto de los poemas en este libro.

La autora hace del feminismo una militancia y viceversa, asumiendo personalmente una mochila que en estos días toda mujer debe cargar. La responsabilidad para con las que vinieron antes y no pudieron rellenar la página en blanco es lo que Neira-Muñoz pretende saldar con «Tengo una deuda». La resistencia de las mujeres/ siempre ha sido pacífica/ Eso es lo malo de lo bueno. Incendiar los silencios, tal como indica la ilustración de la portada, es lo que queda en evidencia con la agresividad de sus palabras.

Tengo una deuda
Ángela Neira-Muñoz
Editorial Cuarto Propio
73 páginas
Precio de referencia: $7.000

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