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Refundar la izquierda: Los desafíos de la convergencia

Por: Gabriel Rojas Roa | Publicado: 02.02.2018
Refundar la izquierda: Los desafíos de la convergencia fa | Foto: Agencia Uno
La disputa del relato país con la derecha, que nos permita volvernos un impulso constituyente, la recuperación de la iniciativa social y, sobre todo, enfrentar de manera efectiva las elecciones municipales, son elementos que no solo nos invitan a converger, sino que le ponen urgencia al proceso. Para ello, se hace evidente que unidos somos más.

La irrupción del Frente Amplio en medio del triunfo de la derecha no deja de ser paradójica. La importante representación parlamentaria obtenida parece un triunfo prometedor para la izquierda y el progresismo. Sin embargo, tras de él es difícil entender qué pasó. De igual forma, precisamente por las interrogantes que se abren tanto desde el triunfo como las posiciones de poder que se tienen a futuro, hacen más complejo pensar qué va a pasar.

Aunque las elecciones son un avance significativo, aquello no puede ocultar el problema del desconcierto de la izquierda, tanto nacional como internacional, arrastrado desde fines de los años 80 y agudizado por la neoliberalización del Partido Socialista. Sin horizontes, con escasas perspectivas estratégicas, camufladas bajo chapas identitarias, desarraigada de su propia historia e incapaz de conectar y responder a los desafíos de nuestros tiempos, los distintos grupúsculos de izquierda han intentado distintas trayectorias, ensayos y esbozos para sobrevivir.

Por lo mismo, no es menor el salto dado en el parlamento y en la primera vuelta presidencial. Sin embargo, aquello impide eludir el debate de fondo. Si se quiere ser responsables con el país y avanzar en una salida de izquierda al neoliberalismo, es tiempo de dar un salto cualitativo y para ello solo existe un camino: refundar la izquierda para el siglo XXI.

En este sentido, urge abrir discusiones doctrinales, de horizontes, tácticas y estratégicas. La izquierda chilena lleva años de orfandad en estas materias. Luego de la renovación socialista, ningún proceso ha sido capaz de producir una reinterpretación del socialismo, actualizando, cuestionando y ampliando sus márgenes. Incluso, las izquierdas han perdido su capacidad de permear cultural y socialmente Chile, aunque son innegables los esfuerzos del partido comunista, con su viraje político a inicios de los 2000, de los mundos zurdos-autónomos-autonomistas, los mundos libertarios y aquellas organizaciones emergidas de las movilizaciones sociales de los últimos años.

Esto ha significado una profunda incapacidad para enfrentar los desafíos actuales, en línea con la debilidad político-estratégica, así como un fuerte desarraigo social y cultural. Una izquierda que ha perdido su capacidad de dirigir, de permear y permearse de Chile, de construir un relato y prácticas que articulen a los sectores subalternos. En este sentido, las izquierdas de nuestro tiempo deben ser capaces de enfrentar una lucha contra el capitalismo global, en el marco de un poder político cada vez más desplazado de los márgenes nacionales, con predominio del capital financiero transnacional. El problema ecológico, las migraciones en el capitalismo tardío, la transformación de la vida cotidiana a partir de la revolución tecnológica y la producción simbólica en base a ella, son solo algunos de los desafíos que nuestros tiempos imponen a la izquierda.

Asimismo, la carencia de un debate estratégico ha impedido actualizar el socialismo, a la vez que ha abandonado la riqueza y el legado histórico de la discusión. En esta dirección, urge profundizar y recuperar debates. Si la renovación socialista puso en el centro de su redefinición del socialismo la importancia de la democracia formal, superar dicho legado nos exige abordar el desafío de la profundización democrática. Así, se debe superar los márgenes procedimentales de la democracia, recuperando viejas nociones como democracia social y avanzar al entendimiento de que la diferencia es constitutiva de la democracia.

En la misma línea, la refundación de la izquierda debe poner en el centro tres conceptos más: feminismo, ecologismo y anti colonialismo. La relación problemática con estas tradiciones no puede subsumirse en declaraciones de principios, sino que implican un cuestionamiento radical a las formas de constitución de estrategias, las prioridades políticas y las formas de organización.

Pero más allá de los desafíos conceptuales, la superación del neoliberalismo exige la ruptura de las fuerzas del duopolio, reconstruir la relación entre política y sociedad, superar los enclaves autoritarios, ampliar los márgenes institucionales de acción y representación y sobre todo construir una mayoría nacional capaz de mirar el futuro en conjunto, donde los sectores populares jueguen un rol hegemónico.

Aquello choca con el desafío coyuntural de enfrentar a la derecha, su apabullante triunfo y su enorme fuerza política. La debilidad de la centroizquierda y la emergencia del Frente Amplio generan un campo abierto de reconfiguración de actores, del cual puede depender la construcción de una mayoría alternativa.

Sin embargo, actualmente ningún sector parece tener aquella capacidad. Salvo contadas excepciones, nadie ofrece claridades ni tiene capacidad de convocatoria. Por lo mismo, asumiendo los desafíos de las izquierdas y particularmente de los sectores que provienen de una cultura socialista, libertaria y autonomista, están llamados a dar un salto cualitativo. Si actualmente nadie posee las respuestas, la posibilidad de encontrar caminos estratégicos se nutre con la diversidad de los distintos actores.

De igual manera, el tamaño de la derrota nos exige mejorar nuestras filas. Junto a la tarea comprensiva, que busque explicar lo sucedido en las elecciones, perfilando los ejes y núcleos problemáticos, necesitamos actores políticos capaces de abordar las posibilidades y desafíos que aparecen actualmente. La disputa del relato país con la derecha, que nos permita volvernos un impulso constituyente, la recuperación de la iniciativa social y, sobre todo, enfrentar de manera efectiva las elecciones municipales, son elementos que no solo nos invitan a converger, sino que le ponen urgencia al proceso. Para ello, se hace evidente que unidos somos más.

Finalmente, hoy más que nunca se hace injustificable la separación. Más allá de diferencias puntuales, la unidad no solo permite enfrentar de mejor forma al enemigo, sino que manda una señal de madurez, de capacidad de dialogo, de voluntad de construcción y orientaciones para cientos de personas independientes, militantes de viejos partidos de izquierda y dirigentes sociales que hoy miran con simpatía al Frente Amplio, pero son incapaces de distinguir las diferencias entre estos pequeños islotes.

La discusión política abierta, en miras a la convergencia, no solo suma, ante todo multiplica. Por ello, hoy es urgente avanzar sin prepotencia, con generosidad, amplitud y decisión en este proceso. A partir de este momento, hay un país que nos pide respuestas y tenemos que estar a la altura del desafío.

Gabriel Rojas Roa