La última voluntad de Nicanor Parra: Nombró a su hija Colombina como responsable de su testamento

Luego de fallecer el pasado 23 de enero, a los 103 años, el legado material de Nicanor Parra fue objeto de una discusión familiar que enfrentó al sobrino del antipoeta, Cristóbal «Tololo» Ugarte con la hija mayor del autor, Catalina Parra. Una serie de declaraciones cruzadas dejaron en evidencia la compleja relación que han sostenido durante los últimos años los herederos de uno de los revolucionarios de la poesía española.

Mientras Catalina Parra acusó a Colombina, su hermano Barraco y Tololo de haber abusado del trabajo de su padre y adelantó un complejo proceso de repartición de la herencia, el nieto de Nicanor respondió que «me parece de mal gusto hablar de plata a una semana del entierro de mi abuelo». Esta vez, el propio antipoeta parece cerrar la polémica con la última voluntad expresada en tu testamento. 

Doce días después de su muerte, ante lo dispuesto en el Código Civil, se anunció la «apertura de la sucesión de don Nicanor Segundo Parra Sandoval”, un aviso firmado por Colombina Violeta Parra Tuca, «Albacea testamentaria de la herencia»:

La información fue confirmada por el abogado Luis Valentín Ferrada, a cargo de recuperar desde fines del año pasado los cuadernos perdidos de Parra: «Colombina está haciendo el duelo, fueron días muy intensos, entonces con la familia convenimos que sobre esta materia vamos a partir el 1 de marzo próximo», expresó.

Si el testamento, aún cerrado, no es impugnado por uno de los herederos, éstos deberán hacer la posesión efectiva en el Registro Civil o en Tribunales. El antipoeta tenía cuatro propiedades, entre otros inmuebles. Una es su casa en Isla Negra, que adquirió tras ganar el Premio Nacional de Literatura en 1969.

Otro es su hogar en Conchalí -hoy Huechuraba- donde escribió «El hombre imaginario». También se suma su casa en Las Cruces, donde descansan hoy sus restos frente al mar, además del inmueble en La Reina, que mantiene un avalúo fiscal por $518 millones. Además, el antipoeta mantenía terrenos en la comuna de Peñalolén, avaluados en $300 millones.

La primera semana de enero comenzó un operativo que fue encargado por Parra: un inventario que levantará un catastro de sus cuatro casas. También se organiza un inventario de la biblioteca del antipeta, que ascendería a unos 8 mil ejemplares.

Lo más probable es que su casa en La Reina se transforme a futuro en un Antimuseo, sumando la casa de Las Cruces como un posible lugar abierto al público.