Revelan malos tratos y abusos de Cristián Achondo, el histórico formador de gimnastas en Chile

A sus 20 años, Paula Carvajal se convirtió en la primera en denunciar los malos tratos de Cristián Achondo, el histórico formador de gimnastas chilena. La deportista contó que, en días previos a los Juegos Bolivarianos, su entrenador la habría insultado ante sus dudas al saltar: «Cabra de mierda, estás gorda, por eso no haces los saltos», le dijo al oído, pellizcándole el estómago.

De regreso a Santiago tras la competencia, la gimnasta denunció a su entrenador ante la Federación. No es la única: con tal de alcanzar un alto rendimiento, Achondo es apuntado como responsable de malos tratos a los deportistas, que al parecer muchos han vivido aunque prefieran callar.

«La situación que viví la formalicé en una carta a la Federación y para mí es una etapa cerrada. Por eso hice formal mi denuncia, para que las autoridades tomaran las medidas pertinentes y detuvieran este tipo de abusos», explicó Paula Carvajal al respecto.

En tanto, desde la Federación responden con hermetismo: «Este tema es muy importante y a la vez delicado; es por tal motivo que hemos sido muy respetuosos con los involucrados y por supuesto que hemos llevado a cabo los procedimientos definidos para estos casos».

Por ahora, solo queda esperar lo que determine la investigación en curso, aunque Achondo también tiene a sus defensores. Por ejemplo, la seleccionada nacional Franchesca Santi, una de sus actuales alumnas, quien niega las acusaciones.

«Nunca nos ha tocado, ni golpeado. A lo más hay gritos, pero nunca malas palabras. En los Bolivarianos hubo que retar mucho a Paula porque no estaba conectada. Como que tenía una crisis de pánico ante la competencia, estaba bloqueada y entorpecía al equipo. Por eso es que Cristian la retaba. Pero nunca la pellizcó o trató mal, como dice en su carta», recalcó Santi.

Hoy, la denuncia es revisada por el tribunal de arbitraje del Comité Olímpico, donde permanece pausada por decisión de Paula. Sin embargo, el incidente ocurrido es similar a las vejaciones y malos tratos que fueron experimentados por otros gimnastas que nunca se atrevieron a denunciar.

Marcela Álvarez es una de las gimnastas que fue entrenada por Achondo y asegura que su fama de llevar a las gimnastas a los ejercicios más complejas tiene una oscura explicación: «Ése es su fuerte. Lo que no se sabe es que lo logra con golpes, con amenazas, convenciendo a los papás de una realidad que no corresponde. Ahora, con 28 años, me doy cuenta, pero de niña para mí era normal», declaró a La Tercera.

Álvarez recordó otros episodios que reflejan el alto estrés al que estaba sometida bajo sus órdenes: «Hubo una ocasión en que yo no podía hacer un ejercicio en la viga y me pellizcó y me pegó. Me gritó tanto, que me hice pipí del miedo. Me fui corriendo al baño y me persiguió hasta obligarme a salir. Tenía 13 años».

Katherine Soto, de 27 años, también sufrió los malos tratos del entrenador: «Para él, cualquier caída o lesión daba lo mismo. Nos decía: cobardes, gallinas y mediocres. Recuerdo súper bien la última vez, porque en la mañana fuimos a una presentación en cemento y me comenzó un dolor en la muñeca derecha. En la tarde estaba en la viga, pero mal emocionalmente, porque me sentía estresada y más aún con el dolor… Hice el ejercicio y me caí, me apoyé con esa misma muñeca y me puse a llorar de dolor, pero él jamás me creyó. Fui al hospital y tenía fractura», relató.

Por su parte, Felipe Hernández, uno de los pocos gimnastas varones entrenados por Achondo, acusó «exceso de cariño» en su comportamiento hacia los alumnos.

«Cuando estuve en el Gimnasio Andino, en 2009, se daba besos con una niña [de iniciales C.L.], en los entrenamientos de la mañana, cuando no había nadie. Él teniendo 55 y la niña 15. Comenzó por darle masajes en las piernas cada mañana. Ella con short de gimnasia. Pero las manos subían demasiado y no era sólo por masaje. Luego ella ya no entrenaba mucho, porque se quedaba sentada en las piernas de Cristian mientras veía el Facebook en su oficina. Yo los veía mientras me entrenaba. Él tiene conocimiento de gimnasia, pero algo muy oscuro en su cabeza. Es un pervertido», aseguró.

Aunque también sufrió golpes y violencia psicológica, Hernández recalcó que lo más terrible fue presenciar dichas situaciones: «Lo vi dándole besos a la niña en la boca. Los vi por las cámaras de seguridad y también en persona. Ahí fue cuando le grité en la cara que era un viejo asqueroso y me echó del gimnasio», contó.

Marcela Álvarez corrobora su acusación, recalcando que «veía como la masajeaba: la hacía acostarse boca abajo y faltaba poco para que le tocara sus partes íntimas. Ella con calzas cortas. Era muy fuerte presenciarlo. Por lo mismo yo evitaba cualquier contacto con él».

Las acusaciones llegaron a la Fiscalía de Viña del Mar pero no prosperaron: la causa fue sobreseída por falta de pruebas. Él, por su parte, negó todo en entrevista con el mismo medio: «No. Mi trabajo me avala. Sí reacciono ante ataques. Es obvio que si alguien habla mal de mí, reaccionaré. Pero todo lo que te han dicho de mí estas personas es mentira. Nunca he sido castigado por la Federación, ni por nadie. Falta que digan que soy maricón», cerró.