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El calvario de la madre de boliviano sentenciado a morir ahorcado por llevar 450 gramos de cocaína en su estomago

Por: El Desconcierto | Publicado: 28.02.2018
El calvario de la madre de boliviano sentenciado a morir ahorcado por llevar 450 gramos de cocaína en su estomago noticia-pena-muerte-boliviano | / BBC
Víctor Parada fue condenado por tráfico de drogas al intentar ingresar a Malasia, un delito que se paga con pena de muerte. «Mamá, no lo logramos, por favor cuida a mi hijo, dile que lo amo», dijo el boliviano a su madre al enterarse de la sentencia.

La última vez que su madre supo de él fue el pasado 5 de enero. Ese día él la llamó y le dijo: «mamá, no lo logramos, por favor cuida a mi hijo, dile que lo amo».

Las palabras son de Víctor Parada, un boliviano de 30 años que fue condenado a la horca a fines de 2017 luego que ingresara con 450 gramos de cocaína en su estómago a Malasia. Esto porque en el país asiático el tráfico de drogas se paga con la pena de muerte.

Desde España, al otro lado del teléfono, la madre no entendía por qué su hijo decidió viajar con droga a aquel país, pero supone que por falta de dinero y dificultades para trabajar. «Nunca me dijo nada. Solo sé que le pidió a una amiga que por favor le cuidara a su hijo porque tenía un viaje de trabajo, que tardaría unos 20 días», explicó la mujer oriunda de Mineros (en el departamento de Santa Cruz en Bolivia) y que trabaja ocasionalmente como aseadora, cocinera y cuidando ancianos.

Silvia acudió a la Embajada de Malasia en España y a las autoridades en Bolivia en busca de ayuda. Junto a su familia, reunió el dinero para pagar el abogado que lleva el caso de Víctor, según reporta la BBC.

En diciembre, Silvia viajó a Kuala Lumpur para testificar durante una de las audiencias en la corte. «Se arrodilló y me pidió perdón. Me dejaron abrazarlo y luego se lo volvieron a llevar», cuenta. Fue la última vez que vio a su hijo.

Ahora, su esperanza está en la Cancillería de su país; este domingo anunció que la encargada de negocios de Bolivia en Japón «se está trasladando hasta Malasia» para hablar con Víctor y «con los abogados para ver las posibilidades jurídicas», como el recurso de apelación.

La mujer tiene la esperanza de que Víctor pueda salir libre: «Mi hijo cometió un delito, pero merece una segunda oportunidad (…) Es una persona de bien. Sé que quiere salir y ayudar a personas que pasan por una situación como la de él».

En busca de una mejor vida

Mineros queda a 80 kilómetros al norte de Santa Cruz de la Sierra. Desde ese lugar, en 2003, Silvia se llevó a su hijo rumbo a Espáña, donde ella había emigrado hace un año, para darle mejores oportunidades a sus hijos.

En Europa, Víctor fue al colegio y estudió carpintería. Sin embargo, por falta de papeles de migración fue arrestado y deportado a Bolivia un par de años después. De vuelta en Mineros, Víctor trabajó como carpintero, en la zafra en un ingenio azucarero y como soldador.

En 2012, trabajando como soldador, Víctor sufrió un a accidente con el que perdió parte de dos de sus dedos de la mano derecha.

Dos años antes, había tenido un hijo. Hoy su abuela Silvia trata de ocultarle como puede lo que realmente le está ocurriendo a su padre.

“Él no sabe, pero un día me vio llorando en la televisión y comenzó a hacer preguntas”, relata Silvia. “Le tuve que decir que fui a la televisión a pedir que le dieran la bicicleta que él quiere”, finaliza.

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