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Valeria Silva, diputada boliviana: «El mar no le pertenece al pueblo chileno, sino que a un conjunto de familias»

Por: Pablo Álvarez Y. | Publicado: 22.03.2018
Tiene como referentes políticos a dos chilenos que se han manifestado a favor de las demandas marítimas de Bolivia: Salvador Allende y Violeta Parra. En conversación con El Desconcierto, la joven diputada que preside la Comisión de Política Internacional se mostró optimista respecto a las garantías que un fallo de la Corte de La Haya favorable para Bolivia daría a eventuales negociaciones y aseguró que no es negativo el «caudillismo» que se ha generado en torno a la figura de Evo Morales.

Banderas gigantes desplegadas en las calles, marchas multitudinarias e incluso miembros de la fuerza naval enterrando en el Lago Titicaca un pedazo de la bandera de la reinvindicación. Son distintas las actividades que se han desarrollado en Bolivia en la víspera de la conmemoración del «Día del Mar» del 23 de marzo.

En paralelo se desarrolla el juicio por la demanda marítima de Bolivia ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya. «Chile tiene que escoger: la buena o mala vecindad, por los siglos de los siglos», fueron las palabras del abogado español Antonio Remiro Brotons durante la doble jornada de alegatos de la defensa boliviana ante la Corte.

Hoy comienza el turno de la defensa chilena, que se espera que rebata algunas de las citas a las que hizo referencia el equipo jurídico boliviano sobre momentos históricos de acercamientos y, a la vez, mantenga los argumentos que ya fueron planteados por escrito en esta causa.

Los alegatos chilenos se extenderán hasta el viernes, coincidiendo con el «Día del Mar» en Bolivia. «Este será un 23 de marzo muy distinto, ya que las y los bolivianos están absolutamente comprometidos con el tema de la demanda. No hay una sola persona en la calle que no sepa que se están presentando los alegatos o que esté en contra de la demanda. Por primera vez llevamos esta causa justa y noble al tribunal más importante de nuestro planeta», asegura en conversación con El Desconcierto la diputada boliviana del Movimiento al Socialismo (MAS), Valeria Silva Guzmán.

Silva Guzmán llegó al Congreso boliviano en 2014 y hoy, con tan solo 28 años, lidera la comisión de Política Internacional y de Protección al Migrante de la Cámara de Diputados de Bolivia. Desde esa posición, ha estado atenta a cómo se desarrolla el juicio en La Haya, así como a las distintas posiciones de Chile al respecto: «Un diputado chileno (Florcita Motuda) decía esta mañana que lo que estaba pidiendo Bolivia era nada en comparación a lo que ha perdido, y es bien importante que sepamos que Bolivia no era mediterráneo por esencia, sino que lo es fruto de una guerra injusta que no tuvo nada que ver con los intereses del pueblo chileno».

—¿Qué le ha parecido esa divergencia de opiniones que existen en Chile sobre esta demanda?

—Me parece bastante interesante ese contraste. Es necesario recordar que la extensa costa chilena, que ha sido engordada por una guerra injusta, no le pertenece al pueblo chileno, sino que a un conjunto de familias muy vinculadas a los intereses transnacionales. De ahí viene que la consigna que nosotros manejamos de «Mar para Bolivia» ha sido apoyada por distintos ciudadanos chilenos bajo el mensaje «Mar para los pueblos».

—A nivel político en Chile, esas consignas han venido principalmente de los sectores de izquierda de Chile. ¿Han tenido acercamientos con estos grupos?

—Es bastante interesante cómo se proyecta la posición de la ciudadanía chilena de manera diversa. Tanto el Frente Amplio desde sus distintas organizaciones, como el Partido Comunista, no han sido parte de las jornadas de acompañamiento de los alegatos orales que se han instalado en La Moneda. Eso es una señal de que el Estado chileno en su conjunto no tiene una posición desfavorable respecto a la demanda marítima boliviana. Desde las organizaciones sociales y juveniles hemos tenido, no solo ahora, sino que desde 2011, acercamientos bastante intensos y de hermandad con la ciudadanía chilena.

Valeria Silva enfatiza en que los acercamientos son muy anteriores a la coyuntura actual: «Dos militantes de izquierda ejemplares para mí y que constituyen en cierta manera mi identidad política son chilenos y se han manifestado a favor de un acceso soberano para Bolivia en distintas formas. Me refiero al presidente Salvador Allende y a la cantautora y artista Violeta Parra, que además ha vivido en nuestro país e incluso la leyenda cuenta que contestaba el teléfono con el acento chileno pero diciendo ‘Mar para Bolivia’. Esta relación y demanda no es únicamente coyuntural ni de las autoridades, sino que es de los pueblos».

«Ningún presidente se ha tomado tan en serio la cuestión marítima como Evo Morales»

Evo Morales junto a diputadas del Frente Amplio Gael Yeomans, Claudia Mix y Camila Rojas.

—¿Cuáles cree que han sido los principales puntos de la defensa de Bolivia en estos días?

—Primero está la evidencia del respeto absoluto y irreductible de Bolivia con el derecho internacional público. Tuvimos una primera victoria cuando en 2015 la Corte se declaró competente ante esta demanda. El segundo elemento bastante fuerte es lo que en diplomacia se conoce como derecho adquirido, que son las promesas que hace en el marco de la diplomacia un Estado a otro. Y lo que se promete a nombre del Estado debe cumplirse. Un tercer elemento tiene que ver con algo que decía la profesora (Monique) Chemillier, que es que la demanda boliviana es justa, noble, y no gira en torno a intereses corporativos o de transnacionales, sino que en torno a la relación que han tenido los pueblos de manera histórica con sus territorios. Estamos con altísimas expectativas respecto a lo que presentará Chile, ya que según esa defensa la negociación no compromete al Estado chileno a llevarlas a buen puerto.

—¿Qué opina de esa postura?

—Bolivia y Chile ya han tenido momentos de acercamientos en torno a este tema. En los ’50 hubo intercambios de notas oficiales, en los ’70 estuvieron los acercamientos entre Pinochet y Banzer, también hubo negociaciones cuando Lagos y posteriormente Bachelet iniciaron la agenda de los 13 puntos. Esas son las bases de la demanda de Bolivia, porque todas estas negociaciones no han llegado a ningún puerto. Fue precisamente por esto que el presidente Evo anunció que llevaría el tema a la Corte.

—Pero la postura del gobierno chileno ha sido rígida en que las negociaciones no aseguran que se llegue a buen puerto.

—Es que ahora sería diferente porque estas negociaciones partirán del veredicto de la Corte más importante del planeta Tierra, y no de la voluntad de dos Estados, ya que ya hemos visto que esta estrategia no ha funcionado respecto al tema marítimo. A mí me ha sorprendido bastante al escuchar declaraciones de altos representantes del Estado chileno de que no les interesa lo que vaya a decir la Corte porque ya tendrían una postura asentada y punto. Eso le da la espalda a la integración regional.

—¿Qué le ha parecido el rol de Evo Morales en torno a esta demanda? Incluso ha estado presente en la Corte.

—Ningún presidente se ha tomado tan en serio la cuestión marítima, que es una herida abierta que ha dejado la Guerra del Pacífico, como el presidente Evo Morales. Antes se habían confiado las negociaciones en la buena fe de ambas partes, pero hoy al ver que eso no ha funcionado, la demanda se ha tornado histórica.

—Hay sectores que critican cierto «personalismo» en torno a la figura del presidente.

—Yo no puedo dejar de decir que la democracia fundamentalmente es la participación del pueblo en el gobierno. La democracia no es sinónimo de alternancia, que es lo que ha intentado posicionar la derecha. Se dice que la posibilidad de que Evo Morales vaya en la papeleta es antidemocrática porque violaría el principio de la alternancia, pero ese es un efecto de la política electoral. Puede o no puede darse según el resultado de las elecciones. En Bolivia estamos planteando desde el MAS que el ciudadano sea el que decida en las urnas quién gobernará el país, y no ciertas coaliciones entre cuatro muros.

—En esos sectores fue mal visto el hecho de que, luego de que el pueblo boliviano votara en contra del referéndum que buscaba modificar la Constitución y con ello permitir la reelección de Evo Morales, se acudiera al Tribunal Constitucional para reabrir esa posibilidad.

—Tras el resultado del referéndum de 2016, que planteaba la modificación de la constitución política del Estado, ésta no se modificó. Ese resultado quedó garantizado, pero lo que hemos hecho como Movimiento al Socialismo es plantear una iniciativa jurídica en derecho al TC a manera de consulta identificando una controversia, que básicamente se planteaba en torno al límite que planteaba la constitución política para ser elegido. En derecho los tratados internacionales siempre están por encima, en ese sentido el TC ha interpretado que hay que darle prioridad a lo que dice le Pacto de San José de Costa Rica sobre este tema, más allá de la Constitución política. Por eso se ha aceptado el binomio Evo y Álvaro (García Linera), así como puede estar el de cualquier sector. Será el pueblo boliviano el que decida.

—¿Y usted personalmente no ve cierto personalismo? Teniendo en cuenta que incluso las filas de jóvenes del MAS, de las que usted participa, llevan el nombre de «Generación Evo».

—Los pueblos de Latinoamérica han tenido una característica que no es negativa como han querido hacerlo ver la historia oficial, me refiero al caudillismo. Lo que ha sido para Argentina San Martín, Zapata para México, lo que de alguna manera fue Salvador Allende para Chile, lo es también el presidente Evo para Bolivia. Estamos plenamente conscientes que nuestra cultura política está fuertemente marcada por el caudillismo, lo que para mí no es malo. Estamos conscientes también de que un Evo Morales no nace cada día. Fue él quien situó a Bolivia en los principales puestos de crecimiento económico de la región en los últimos años, fue él el que garantizó la participación de las mujeres en política con paridad obligatoria, fue él quien nacionalizó los recursos naturales. No tendremos una persona de ese talante mañana o en tres años, y queremos conservar un proyecto político hacia el 2025 cuando se cumple el bicentenario de la refundación de Bolivia.

Sitio web Cámara de Diputados de Bolivia.

«Acá hay una sociedad patriarcal que todavía no hemos podido desestructurar»

Rwanda, Cuba y Bolivia. En ese orden están los tres países con mayor representación política de mujeres en el cuerpo legislativo. Valeria Silva Guzmán valora los efectos que ha tenido la ley electoral impulsada por su partido que establece la obligatoriedad de que las fuerzas políticas inscriban sus listas con paridad y alternancia al 50%.

—¿Cómo han avanzado los liderazgos femeninos en la política boliviana? 

—Yo soy feminista y he hecho política siempre bajo esa etiqueta. Los avances en favor de las mujeres creo que se han logrado desde la izquierda y el campo popular. Si hoy podemos ejercer un derecho tan básico como el sufragio es porque otras mujeres desde esos campos han entregado su vida y su sangre por que lo logremos. Pero aún nos cuesta, sobre todo con el conservadurismo de derecha, hacer entender que las mujeres seguimos siendo la mitad de la sociedad y que vamos a seguir tomando decisiones en torno del país por más que intenten acallarnos, violentarnos.

—¿Le ha tocado vivir alguna experiencia de esa índole?

—Sí, he sido víctima de acoso político en la asamblea legislativa, particularmente por un senador (Arturo Murillo) que en plena sesión de la asamblea legislativa plurinacional insinuó ciertos elementos que podrían haber sido considerados como acoso sexual. Es precisamente por esto y por otros casos que conozco mucho más intensos de compañeras tanto del oficialismo como de la oposición que nos hemos planteado exigir el cumplimiento absoluto de la ley contra el abuso y el acoso político en contra de las mujeres. Acá hay una sociedad patriarcal que todavía no hemos podido desestructurar y, en ese sentido, las mujeres políticas son asesinadas por su condición primero de mujer y en segundo lugar como políticas de izquierda, como sucedió con Marielle Franco en Río de Janeiro.

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