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Ex estudiantes de Diseño de la U. de Chile apoyan movilización feminista y critican la «cultura de violencia de género»

Por: El Desconcierto | Publicado: 03.07.2018
Ex estudiantes de Diseño de la U. de Chile apoyan movilización feminista y critican la «cultura de violencia de género» ImageServlet |
«En Diseño también» es el nombre de la carta firmada por más de 110 ex estudiantes de la escuela de Diseño, donde repasan cómo históricamente se han replicado lógicas machistas y patriarcales al interior de la casa de estudios.

Al Sr. Ennio Vivaldi Véjar, rector de la Universidad de Chile; al Sr. Manuel Amaya Díaz y la Sra. Marcela Pizzi Kirschbaum, decanos entrante y saliente de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile; Al Sr. Mauricio Vico Sánchez, director del Departamento de Diseño de la Universidad de Chile; a los académicos y académicas del Departamento de Diseño de la Universidad de Chile; a estudiantes, docentes, ayudantes y profesionales del Diseño:

Quienes adherimos a esta declaración somos mujeres cis, LBTIQ+ y disidencias sexuales, ex estudiantes de Diseño de la Universidad de Chile, de diferentes generaciones, unidas por la necesidad de apoyar a nuestras compañeras y actuales estudiantes de la carrera en la movilización feminista realizada en nuestra facultad,con la intención de manifestar nuestro total rechazo a la cultura de la violencia de género y diversidad sexual que se vive y enseña en nuestra Escuela.

La articulación de mujeres a nivel internacional está sentando las bases para una nueva estructura de la sociedad, un cambio de paradigma a través de las luchas por la recuperación de nuestros derechos.  Si bien estas transformaciones se vienen gestando hace décadas, han tenido una álgida expresión durante las últimas semanas. En Chile, la desigualdad y el individualismo –promovidos como formas de vida por el sistema neoliberal– tocan su techo cuando miles de voces se levantan reclamando por más democracia. El feminismo entonces, se vuelve un grito transversal que impacta a todos los espacios.

En tanto se evidencia la necesidad de cambios y transformaciones radicales en la sociedad, se manifiesta también la gran tarea que tiene la Universidad de Chile. Así mismo, sus diseñadores, al ser responsables de crear imágenes y objetos que componen hegemónicamente nuestro espacio público y privado; hacer propuestas y tomar decisiones sobre la representación del entorno y los/las sujetos/as; determinar discursos que contribuyen a la formación de significaciones, hábitos, estereotipos y convenciones sesgadas sobre la «mujer», en tanto caracterización como «sujeta» social; debe insertarse responsablemente en esta labor. Más aún cuando la enseñanza del Diseño en la Universidad de Chile pretende construir una disciplina que genere «valor social, económico y ambiental, para y desde las ciudadanías, las comunidades y la persona»(Perfil de Egreso Diseño de la Universidad de Chile, 2017).

Es por esto que, como diseñadoras y ex estudiantes de la carrera, nos parece urgente denunciar y erradicar las formas de creación y reproducción del conocimiento en base a prácticas machistas, en una Escuela que desde su reapertura en 1996, ha estado dominada por hombres que se han beneficiado al alero de un sistema que avala la radical desigualdad a la que estamos sometidas las mujeres dentro y fuera de las aulas, bajo la incesante multiplicación de represivos, humillantes y/o precarizantes modos de relación hacia estudiantes, ayudantes, funcionarias, académicas y docentes de la carrera. Nos es imperativo cuestionarnos el carácter de esta subordinación que nos ha relegado a un rol secundario en la sociedad, tanto en nuestra cuestionable formación, como en nuestros entornos domésticos y laborales. Por lo anteriormente expuesto, declaramos lo siguiente:

1. La urgencia de una educación en clave feminista

Como ex-estudiantes de la Universidad de Chile creemos firmemente que una educación no sexista es posible, en tanto se fortalezcan las bases de una educación pública democrática. Por ello, es necesario tomar decisiones políticas diferentes, así como hacerse cargo de ejecutar implacablemente dichas decisiones. En este contexto, emplazamos a las autoridades de la Universidad y de la Facultad a escuchar las demandas de las estudiantes, académicas y funcionarias movilizadas; a promover una educación que vaya en la línea de las necesidades sociales y no de los intereses del mercado. Particularmente en Diseño, se deben corregir las décadas de abandono hacia nuestra carrera y generar las garantías «académicas, sociales, económicas, materiales y administrativas» para que la comunidad pueda desenvolverse libre y respetuosamente en los escenarios provistos por el ejercicio de la enseñanza universitaria.

2. No más subjetividades de hombres para hombres

– La carrera de Diseño está innegablemente hegemonizada por las reglas del patriarcado. En todos sus años de funcionamiento, el Departamento de Diseño (DdD) sólo ha sido dirigido por hombres; desde los 22 años de la reapertura de la carrera, solo una académica ha estado a cargo de su jefatura (de un total de 10 autoridades); y la docencia, realizada tanto por académicos del Departamento como por profesores de la Escuela, ha estado compuesta en su mayoría por hombres. Todo esto ha significado la conformación de verdaderos feudos docentes de hombres: un académico del DdD tiene la posibilidad de dictar más de 3 cátedras, descuidando sus otras áreas de desempeño académico y excediendo sus capacidades docentes. Por esto, se deben crear mecanismos de control sobre la cantidad de cátedras que imparte cada académico y docente, en pos de la pluralidad que caracteriza a la universidad.

– Más allá de éstas cifras –inconcebibles en un espacio diverso como lo es la Universidad–, creemos que el DdD desde su fundación en septiembre del año 2010, se ha concebido como un espacio epistemológicamente masculino, patriarcal, heteronormado y hermético. Estos abusos de poder se constatan en: cátedras dirigidas mayoritariamente por hombres, profesores hombres y profesoras mujeres utilizando un lenguaje sexista y misógino en sus clases o instancias políticas bi estamentales, gran cantidad de profesores hombres como guías de título con temáticas disidentes, de las cuales no son expertos (por ejemplo, problemáticas de género); comisiones evaluadoras de título como «paneles de hombres». Para subsanar esta situación se debe corregir la histórica y desproporcional participación de mujeres en el plantel académico, la cual mantiene hoy al DdD con un recurso humano de 29 hombres y 5 mujeres, es decir, por cada 1 profesora mujer, hay 6 profesores hombres, aproximadamente. En este sentido, creemos que es fundamental una reestructuración académica en la enseñanza del Diseño, incorporando a mujeres al Departamento y la Escuela, además de reeducar a los académicos y docentes que ya son parte de ésta, para entender y enseñar el Diseño con perspectiva de género y en pos de una educación no sexista.

– Hemos sido testigos durante años, del hostigamiento, minimización y discriminación arbitraria que padecen las docentes que han ingresado a nuestra carrera. La lista es larga, y es imprescindible que las nuevas autoridades recaben antecedentes sobre el historial de desvinculación de docentes y académicas, para poder sentar precedentes de la permanente exclusión de mujeres dentro de la enseñanza y estructura directiva del Departamento y la Escuela.

– Instamos a las autoridades a no retroceder lo avanzado con la transformación de la Facultad que habilitó la Reestructuración, proceso forjado al calor de las demandas estudiantiles en respuesta a una crisis institucional de la FAU llevada a cabo durante el período del 2007-2010. Respecto a lo anterior, hacemos un llamado de alerta sobre la cantidad de profesores y profesoras que renunciaron en estos últimos 4 años, debido a persistentes malos tratos e irregularidades económicas y administrativas a vista y paciencia de autoridades y la comunidad en su conjunto.

– Históricamente, las mujeres han estado relegadas a roles secundarios dentro de la docencia, perpetuando su lugar de ayudantes por años, sin proyección de carrera académica y docente. Actualmente, el 78% de la planta de ayudantes a honorarios de la carrera son mujeres, de cátedras dirigidas, en su mayoría por hombres, por lo que es urgente crear mecanismos oficiales por parte de la Escuela y Departamento para erradicar estas prácticas de minimización de las diseñadoras, y el abuso de poder implícito al perpetuar este «techo de cristal».

Esperamos que toda esta revisión permita frenar las contrataciones por relaciones de amistad, así como detectar y sellar posibles vicios o vacíos en los procesos de entrega de jerarquías, con el fin de mejorar los procedimientos de evaluación y/o contratación en base a indicadores objetivos, criterios paritarios y estándares de transparencia y probidad.

¿Hasta dónde llegan los límites de la exclusión? ¿Cómo hacer de nuestros espacios de estudio y trabajo un lugar más democrático? ¿Será acaso necesario una revisión del procedimiento de las entregas de jerarquías académicas gestionadas por la Comisión de Evaluación Académica de la facultad -concernientes a Diseño- en las últimas dos décadas?

3. A des-naturalizar la violencia

– Respecto a casos de acoso y abuso en la carrera, es urgente eliminar el ejercicio de poder que profesores ejercen sobre las estudiantes, tales como: lenguaje despectivo respecto a sus habilidades o país de origen; correcciones con desigual nivel de exigencia entre hombres y mujeres; insinuaciones sexuales y comentarios alusivos al cuerpo; evaluaciones no objetivables y empleadas como mecanismos de presión psicológica; cambio reiterado de instrucciones, asignación de tareas sin sentido o imposibles de realizar, con el fin de disminuir el rendimiento y cuestionar las capacidades de las estudiantes; burlas, mobbing y humillaciones mediante la ridiculización pública; mansplaining como la invisibilización de la capacidad intelectual de las estudiantes; persecución, asedio y amedrentamiento como reacción ante los intentos de denuncia de este tipo de situaciones; estigmatización y cuestionamientos a la vida personal de las estudiantes, como la continuidad de estudios en relación a la maternidad y la compatibilidad de los estudios con la vida laboral, entre otras formas que reproducen la cultura del menoscabo a la dignidad de la mujer, perpetradas contra nosotras y nuestras compañeras.

– En cuanto a las reiteradas relaciones sexo-afectivas entre profesores/as y estudiantes en la carrera de diseño, enfatizamos que estas prácticas de dominación vertical van en contra de los principios orientadores de la Universidad de Chile, y que su legitimación por parte de los integrantes de la comunidad FAU no consideran el perjuicio psicológico, moral y material experimentado por las, los y les estudiantes envueltas en este tipo de relaciones. Así, hacemos hincapié en la absoluta responsabilidad del académico/docente frente a estas situaciones, pues es él/ella quien tiene el deber de establecer los límites necesarios con tal de evitar estas prácticas. Por lo anterior, creemos fundamental que la institución no solo fije protocolos, sino que también, cree mecanismos de prevención, y ofrezca redes de apoyo para quienes se vean afectades ante este tipo de vulneraciones.

– Frente a lo expuesto anteriormente, no deja de sorprendernos el fuerte proteccionismo y complicidad de las autoridades masculinas hacia sus pares abusadores: Que no se levanten sumarios ni amonestaciones hacia profesores que han maltratado de forma verbal y pública a profesoras, estudiantes, funcionarias o dirigentas, y que al contrario, sean ellos quienes conserven sus plazas con total impunidad, mientras ellas terminan siendo excluidas de los espacios universitarios. Esto, no es sino una evidencia más de lo patológico que es el machismo en Diseño, un espacio en donde, adicionalmente, se mantiene con horas docentes a académicos que están (o han estado) bajo sumarios por «faltas a la probidad» en su trato hacia pares o estudiantes de otras universidades.

– Creemos que no debemos desaprovechar la oportunidad para cuestionarnos cómo éstas prácticas fueron normando las relaciones al interior del estamento estudiantil a través de: violaciones sexuales o contacto físico innecesario, tocaciones, insinuaciones y petición de favores sexuales, exposición de imágenes o envío de notas sexuales, insultos, discriminación, crítica constante, delegando el trabajo efectivo a las compañeras, etc. Todo esto, validado en las falencias estructurales de la facultad y en las prácticas abusivas que los docentes ejercen, y por tanto, transmiten en el aula a las, los y les estudiantes.

Estas prácticas abusivas, al ser normalizadas en un espacio de formación, tienen como resultado la creación de profesionales del Diseño que reproducen la «cultura de la violencia» en proyectos profesionales, oficinas y espacios laborales. Como mujeres, hemos sido afectadas por actitudes machistas de parte de nuestros colegas hombres a través del menosprecio y la invisibilización de nuestras contribuciones, o que se atribuyan como propio el resultado y reconocimiento del trabajo realizado por nuestras compañeras. Es por ello que requerimos que los diseñadores revisen y se cuestionen las prácticas diarias en sus espacio de trabajo, ya que son participantes activos de una cultura machista y patriarcal.

4. Hoy tenemos una certeza

Con la convicción de erradicar estas prácticas, consideramos impostergable la organización entre las compañeras, mujeres cis, LBTIQ+ y disidencias sexuales, de distintas Universidades, Centros de Formación Técnica, Institutos Profesionales, y espacios de formación y producción, para crear redes de apoyo para encauzar acusaciones y denuncias que ocurran en cada espacio por parte de académiques, compañeres de carrera y colegas profesionales.

Repasar lo vivido en la facultad nos deja con la fría sensación, de que Diseño en la Universidad de Chile se convirtió en un refugio para la misoginia, acoso, abuso y encubrimiento. Es lamentable que este «secreto a voces», no sea, si no, la evasión de esa incómoda realidad, donde un poder dominante masculino nos disciplina y castiga, naturalizando lo que debiera ser extirpado de raíz, al negar nuestra condición humana sólo por el hecho de ser mujeres.

Para finalizar, saludamos a la movilización feminista que nos permitió reunirnos y poner estos puntos sobre la mesa, reencontrarnos con nuestro dolor, pero esta vez para movilizarnos y decir basta. Basta de la cultura de la violencia y del maltrato; basta del permanente discurso de precariedad que justifica el abuso que nutre el sistema represor que fue creado para nosotras. La masculinización de nuestra mirada, es una coordenada opuesta a lo que somos.

Sabemos quiénes son, ya no tenemos miedo.
El Diseño será feminista o no será.

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Invitamos a las Ex-estudiantes de la carrera que deseen adherir a la declaración, a firmar con Nombre, Apellido y año de ingreso a Diseño en el siguiente link:

https://goo.gl/nMPTnd

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