Secretaria de la Conferencia Episcopal denunció ante la justicia abusos sexuales por parte de un sacerdote

Un nuevo caso de abuso sexual dentro de la Iglesia Catolica salió a la luz después de que una secretaria de la Conferencia Episcopal denunciara ante la justicia civil que un sacerdote abusó de ella durante 10 años.

Se trata de Constanza Acuña, quien afirma que el cura Belisario Valdebenito abusó de ella en reiteradas ocasiones mientras ejercía como parroco de Lanco, comuna ubicada a 70 kilómetros al norte de Valdivia. Junto con esto, la mujer de 28 años señaló que su testimonio no fue atendido por la justicia canónica.

Según consigna El Mostrador, Acuña sostiene que el 1 de diciembre de 2017 se comunicó con el obispo de Villarica, Francisco Stegmeier, para hacer la denuncia. Le envió un correo electrónico con copia al obispo Ignacio González, quien en aquel entonces integraba el Consejo de Prevención de Abusos. Tras esto, el vicario judicial de la diócesis de Villarrica, Alejandro Gutiérrez, la contactó para preguntarle sobre la causa, sin embargo, ella rechazó dialogar con él puesto que éste era ahijado de ordenación de Valdebenito.

Tras esto, cambiaron al vicario y le avisaron al sacerdote de las acciones de Acuña y éste la llamó para increparla lo cual generó un sentimiento de persecusión en ella. A pesar de su denuncia, la mujer señala que desde la iglesia sólo le proporcionaron apoyo verbal.

Al no ver avances en su causa Acuña decidió ir a la justicia civil a denunciar los hechos. El 18 de junio declaró por cerca de seis horas ante la PDI. Fue recién en ese momento que el nuevo vicario judicial se contactó con ella para explicarle por qué su caso había avanzado tan lento.

Acuña conoció a Valdebenito a las 11 años cuando éste llegó como párroco a Lanco. Al poco tiempo el sacerdote se volvió una figura íntima en su familia y posterior a esto asumió como su director espiritual.

«Yo me confesaba con él, porque solamente podría confesarme con él y era mi director espiritual y tenía unas actitudes muy raras. Una vez entré al confesionario y me regaló una flor, me sentaba sobre las piernas de él para confesarme, en un espacio ínfimo. Antes de entrar al confesionario siempre me ponía a llorar, porque tú internamente sabes que es algo que no está bien», afirmó.

«Qué haces si el cura te seinta en tus piernas, te regala una flor y te dice que ‘tú estás linda, nosostros hubiéramos sido tan felices juntos’. Yo entraba y salía doblemente llorando. El abuso de conciencia te seca. En la única persona que tú ouedes depositar todo es él y yo no valgo nada», agregó.

Acuña también contó que la cercanía del sacerdote con su familia hacía que éste abusara de ella incluso en su casa donde la tocaba y la besaba sin su consentimiento.