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Debate: ¿Qué tan lejos estamos de la paridad bibliográfica?

Por: Elisa Montesinos | Publicado: 29.07.2018
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El tema es candente, fue parte de los petitorios de las estudiantes movilizadas en todo Chile para terminar con abusos y desigualdad en las universidades. Por lo mismo, muy pocos se atreven hoy a hablar en público en contra de la paridad bibliográfica, aunque en privado no estén de acuerdo o no la justifiquen. ¿Qué tan alejado de la realidad es incorporar más bibliografía escrita por mujeres o incluso feminista a los planes de estudio?

Responden dos académicas de la Universidad de Chile de áreas muy distintas, una de las ciencias duras y otra de humanidades. Julieta Orlando estudia las comunidades microbianas del suelo y los líquenes, y es profesora del Departamento de Ciencias Ecológicas de la Facultad de Ciencias. Kemy Oyarzún es feminista, creadora del Centro de Estudios de Género de la Facultad de Filosofía y Humanidades, y profesora de Estudios de Género, Pensamiento Crítico y Literatura. Dirige desde 1995 la revista feminista bianual Nomadías, adscrita a la misma facultad.

-¿Existe la misma visibilidad para la bibliografía escrita por hombres y mujeres en tu área?

Julieta: En ciencias existen aportes bibliográficos de muchas mujeres, pero la mayoría de las veces pasa desapercibido. Por lo general, la literatura científica comprende a muchos autores y autoras, pero en la bibliografía se colocan solo las iniciales del nombre de pila.

Kemy: Creo que existe demostrable evidencia de la menor visibilidad para la bibliografía escrita por hombres y mujeres en mi área de investigación, Estudios de Género y Cultura en América Latina por dos razones. En primer lugar, el área de estudios de género es relativamente nueva en nuestro país y en nuestra región. En segundo lugar, la producción investigativa sobre América Latina es mucho más invisible en el resto del mundo a raíz de a la colonialidad del pensamiento hegemónico. Los llamados “feminismos del Sur”, los “feminismos de color” o los “feminismos periféricos” hemos debido enfrentar discriminación, subalternidad y segregación en los propios territorios y en el terreno de la globalización norteamericana y/o eurocéntrica. Michel Foucault se conoce muchísimo más en Chile que Julieta Kirkwood en Norteamérica o en Europa, por ejemplo.

-¿Cómo es la relación de paridad o disparidad respecto a la bibliografía escrita por hombres y mujeres en los currículos de tu área?

Julieta: Entre los científicos, de acuerdo a algunos estudios, las mujeres tienden a tener menor cantidad de publicaciones en promedio que los hombres, aunque los impactos de las investigaciones (medidos en citas y descargas de las publicaciones) son similares. La explicación más recurrente tiene que ver con que las mujeres tienden a colaborar internacionalmente menos que los hombres y a que probablemente distribuyen su tiempo entre diversas funciones.

Kemy: Como enseño en estudios culturales de género, he podido constatar la existencia de relaciones patriarcales que se articulan con sexo, género, raza y clase, que inciden en los currícula de la ciencia, las ciencias sociales y las humanidades, por citar algunos campos del saber. No se trata solo de cuestionar la existente disparidad respecto a la bibliografía escrita por mujeres, sino también respecto a aquella producida por hombres explícitamente anti heteronormativos, así como por disidentes del Estado nacional y nacionalista. Me refiero a autores mapuche o aymara, por ejemplo, cuya producción es también dispar respecto a hombres y mujeres de la metrópolis.

-¿Hay menos autoras que publican en tu área en relación a autores hombres?

Julieta: Diversos estudios confirman que existe una disminución de la participación de mujeres a medida que se avanza en la carrera científica, existiendo por lo general equidad de género en la obtención de los grados y/o títulos universitarios. Comúnmente la carrera científica comienza a ser productiva (en publicaciones por ejemplo) una vez que se finalizan los estudios, y allí es donde la brecha entre hombres y mujeres se acrecienta. Si sumamos a ello la menor productividad promedio mencionada anteriormente, muy probablemente hay menos autoras que autores que publiquen en ciencias. ¿Los motivos? Hay varios, pero lo más mencionado tiene que ver con las responsabilidades familiares que asumen principalmente las mujeres en lugar de los hombres.

Kemy: La Revista Nomadías es la primera publicación académica crítica del género y de la normativa sexual patriarcal en Chile; a su vez, es una de las pocas revistas feministas indexadas de América Latina. En la revista publican muchas más mujeres que varones. Sin embargo, no hemos podido acceder a indexaciones mejor “evaluadas” porque, según lo que nos han dicho, no somos citadas en el “Mundo”. ¿De cuál mundo, pensamos? ¿Cómo vamos a ser citadas si expresamos identidades disidentes que no siempre acceden al “Mundo del canon de indexación”?

-¿Cuál es la importancia de equilibrar el género de los autores de la bibliografía en los planes de estudio como están pidiendo las y los jóvenes?

Julieta: Me he dado cuenta que muchas veces, tanto estudiantes como colegas, asumimos la autoría como masculina, por ejemplo refiriéndonos a «el autor» de algún trabajo, sin verificar si es hombre o mujer. Lógicamente el contenido de la bibliografía citada me parece lo más importante, pero entiendo la importancia de destacar el género para visibilizar el aporte realizado por las mujeres en el desarrollo de la ciencia, el cual no es poco y crece día a día. Respecto a la solicitud de fomentar el equilibrio entre autores hombres y mujeres en la bibliografía de los planes de estudio, la principal motivación expuesta por las estudiantes con las que he conversado es que ello les permitirá contar con referentes femeninos para trazar sus propias carreras académicas.

Kemy: Por allí se parte, porque llegar a la conciencia del desequilibrio hegemónico es el punto de partida. Pero creo que no basta. Debemos llegar a comprender cómo se establece y reproduce el canon, a qué intereses responde, con qué instrumentos se reproduce, qué alianzas debemos emprender para desmantelar sus privilegios y valores, así como también centrarnos en qué tipo de valoraciones creemos necesarias para producir cambios radicales y estructurales del patriarcado capitalista actual.

-¿Cuál es la relevancia o no de incorporar bibliografía feminista a los planes de estudio? 

Kemy: Las miradas feministas han sido excluidas durante siglos, tanto en Europa o Norteamérica, como en Chile o en el resto de América Latina. Incorporar miradas críticas de las formas en que se construyen las bibliografías patriarcales, racistas y clasistas es ese primer paso. Pero las bibliografías no se van a pluralizar fácilmente. Son instrumentales para excluir, disvalorar, segregar, discriminar. A las feministas nos importa transformar las instituciones que alimentan las inequidades. Aspiramos a desentramar los dispositivos invisibles que convierten a las bibliografías en entes naturales, inofensivos y neutrales. Y esos dispositivos nos llevan a profundizar la escuela, la familia, la industria del libro, la universidad. Porque es en esos agenciamientos que podemos ir despojándonos de nuestras propias complicidades con el poder patriarcal y sus economías de valor.

Julieta: Desconozco mayormente la bibliografía feminista, y por ende mal podría evaluar su relevancia. Sin embargo, considero que es oportuno repensar los planes de estudio desde una perspectiva de género. Aunque por lo general las ciencias se consideran ajenas a tales temas, en el último tiempo me he percatado que esa perspectiva podría incluso permitir la construcción de nuevo conocimiento. Considerar la experiencia, necesidades, ideas, conocimientos, sensaciones, y un largo etcétera, de las mujeres como partícipes del desarrollo científico y tecnológico sin lugar a dudas enriquecerá los planteamientos, las problemáticas, las innovaciones, y otro largo etcétera que abarca los diferentes ámbitos del quehacer científico.

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