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«Horizonte vertical» de Álvaro Ruiz: Un libro nuevo con materiales antiguos

Por: David Bustos | Publicado: 26.08.2018
«Horizonte vertical» de Álvaro Ruiz: Un libro nuevo con materiales antiguos Ruiz |
En el itinerario poético que propone Horizonte Vertical, nos vamos dando cuenta que debido a la manera de titular del autor, podemos fijar con certeza el tema. A la vieja usanza, título y contenido se funden bajo una dimensión inequívoca. Por eso quizás tiene especial sentido esta antología, porque Ruiz trabaja el poema como unidad y como objeto. Entonces Horizonte Vertical es un libro nuevo con materiales antiguos que resplandecen en la lectura. Como dice su Arte poética, “La idea es la columna vertebral del poema”, la chispa que Ruiz hace sonar como artillería o melodía.

Horizonte Vertical de Álvaro Ruiz (1953) es una antología compuesta por poemas de los libros Dieciocho poemas (1977), A orillas del canal (1982), Es tu cielo azulado (1989), Casa de Barro (1991), La Virgen de los tajos (2001), Cola de Gallo (2010), La virgen de Andacollo (2012), Poemas de Chile (2014) y poemas inéditos.

El título de la selección proviene de Un poema fatal del libro La virgen de los tajos, “y señalaban la semicurvatura línea de un horizonte vertical”. Título que también se tiende asociar a Horizon Carré escrito en 1917 por Vicente Huidobro. Pero ese horizonte cuadrado está escrito completamente en francés y tiene aire cubista, ya que de alguna forma con ese libro Huidobro buscaba humanizar el horizonte.

No me atrevo a ensayar una respuesta respecto a la verticalidad del horizonte de Ruiz, lo que sí me despierta son algunas nociones respecto a qué está arriba y qué abajo. Y en esa diferencia quizás esté el significado de esta poética. Una obra compuesta por distintos modos de escritura.

Horizonte vertical de Ruiz se inicia con un poema denominado Introducción. Un poema que alude a la poesía como parte de los elementos: la piedra, el polvo, las caras, los dientes, la arena. La poesía es parte de todo. Finaliza con el verso: “recogiendo las uvas de toda la tierra, que recuerda a Neruda. O la novela de John Steinbeck Las uvas de la ira. Ruiz tal vez con este primer poema quiere situar al poeta como un recolector. Como alguien que compila y compone a través de los elementos que nos rodean. Como diría Robert Duncan un grand collage. Esta suerte de poética la encontramos también en el poema El fabricante de lámparas:

Y el hombre reproduce las formas

Contenidas en la naturaleza

Ya no está oscura la tierra

Separados los elementos.

El poeta como recolector, teniendo obviamente a la naturaleza como protagonista, pero también la ciudad, pueblos e iconografía que encontraremos con el pasar de las páginas. Menciono iconografía o, para ser más preciso, debería decir figuras religiosas, como el caso de las vírgenes. En esta selección aparecen por primera vez en la página 16, con La virgen de Cartagena. Un poema descriptivo que busca rescatar la figura desde su materialidad, “figura de bronce”, para luego abrirla hacia su capacidad sobrenatural de protección “ilumina la noche con el fuego/de alma penitente”. La Virgen de Cartagena está frente al poema Las Horas; con epígrafe de Armando Rubio, habla de Adelaida la blanca, que quiere viajar. Ruiz propone un diálogo con el texto de Rubio, y también busca una aproximación a su figura. Un poema díptico que tiene como eje al poeta. Armando Rubio, joven promesa de la poesía chilena, murió en 1980. Probablemente la composición de este poema responda a esa conmoción trágica, que por la fecha de publicación está muy próxima (1982). Interesante ver que en la edición de este libro, se producen estos encuentros entre textos vecinos, que provocan pequeñas conversaciones dentro del conjunto.

Otro poema de vírgenes que a mí entender se roba la película del libro es La virgen de los tajos: “…Esta es la virgen de los tajos, /la insurrecta,/la madre de los suicidas/”.

Una suerte de virgen en negativo que tiene un lugar protagónico en esta selección. Otro poema que a mi juicio es primordial dentro de la obra de Ruiz es Un poema fatal, elaborado en tres partes: “Quería verme suicidado. Eso quería/. Regalarme manojos de flores marchitas./ Ahorcarme, cortarme las venas,/ clavarme agujas infectadas de malos agüeros/”. Un poema tríptico escrito a contrapelo de la vida, pero precisamente por esa fuerza contraria tiene la vitalidad de la destrucción que Ruiz logra capturar incluso en su belleza.

En el itinerario poético que propone Horizonte Vertical, nos vamos dando cuenta que debido a la manera de titular del autor, podemos fijar con certeza el tema. A la vieja usanza, título y contenido se funden bajo una dimensión inequívoca. Por eso quizás tiene especial sentido esta antología, porque Ruiz trabaja el poema como unidad y como objeto. Entonces Horizonte Vertical es un libro nuevo con materiales antiguos que resplandecen en la lectura. Como dice su Arte poética, “La idea es la columna vertebral del poema”, la chispa que Ruiz hace sonar como artillería o melodía. Todo según venga el caso. Llegando incluso a poemas breves como Fototropismo :

“Crece el brote y se arrastra

Sin sol en la quebrada

Se extiende y no hay cielo

Hasta el rayo de luz que lo levanta.”

Poemas que con una economía verbal logran su objetivo de belleza, pero también poemas extensos. Decir que muchos de los poemas de Horizonte Vertical son parte de la vida nómade de Alvaro Ruiz, donde su poesía se impregna culturalmente de los lugares. Es en esa riqueza de registro que podemos apreciar como el lenguaje muta, transformando su poesía en un instrumento que logra penetrar lugares disímiles. Poemas como cantos ceremoniales, poemas como haikus orientales, poemas observacionales, poemas delirantes, poemas surrealistas, poemas bucólicos, poemas confesionales, poemas antropológicos, etc. Ruiz en su labor de poeta es como un artesano, alguien que elabora cada poema como si fuese el primero.

Horizonte Vertical

Álvaro Ruiz

Ediciones Moneda

124 páginas

Precio de referencia $10.000

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