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«Mono» González a 50 años de la Brigada Ramona Parra: «Pintamos por los muertos que nos gritan que debemos luchar»

Por: Camilo Pinto | Publicado: 06.09.2018
«Mono» González a 50 años de la Brigada Ramona Parra: «Pintamos por los muertos que nos gritan que debemos luchar» _MG_3566 | Foto: Camilo Pinto
A 50 años de la Brigada Ramona Parra, su compromiso artístico y político sigue vigente en el imaginario colectivo y en las paredes de Chile. El histórico trazador y uno de los fundadores de esta brigada, Alejandro «Mono» González, conversó con El Desconcierto e hizo un repaso por la historia, la importancia y el legado de esta agrupación.

En el sexto Congreso de las Juventudes Comunistas de Chile de 1968 se concretó la idea de conformar destacamentos de propaganda que intervinieran los muros del país. Corrían tiempos de efervescencia política, la guerra de Vietnam desplegaba amplios movimientos de solidaridad, y la posibilidad de un primer presidente socialista movía a los jóvenes a ocupar su creatividad y arte al servicio de los pueblos oprimidos. De ahí nace la Brigada Ramona Parra (BRP), un colectivo de jóvenes comunistas que con la influencia del muralismo mexicano decidió «pintar hasta el cielo», llenando de consignas y colores todos los rincones del país.

A 50 años de la Brigada Ramona Parra, su compromiso artístico y político sigue vigente en el imaginario colectivo y en las paredes de Chile. El histórico trazador y uno de los fundadores de esta brigada, Alejandro «Mono» González, conversó con El Desconcierto e hizo un repaso por la historia, la importancia y el legado de esta agrupación.

Archivo: Agencia Uno

Tiene 71 años pero tiene la energía de uno de 20. Ha pasado medio siglo pintando los muros del país pero sigue con ganas de pintar aún más. Su ropa y sus manos están manchadas de pintura de quizás cual mural que pintó en estos días que está en Santiago. Aprovecha estas fechas de conmemoración, porque en Octubre viaja de nuevo al norte invitado a pintar un nuevo mural. Carismático y bondadoso, un obrero del arte, responde cada pregunta preocupado si se le entiende todas las cosas que intenta explicar. Acaba de inaugurar la obra «De la mente al vuelo» para el curso de Embajadores de la Paz que organiza el programa de Bachillerato de la USACH. Está trabajada en fierro, recuerda a la escultura del «Che» Guevara que se encuentra en la Plaza de la Revolución en La Habana, pero con toda la impronta de la BRP que el «Mono» representa.

«Para mi la escuela siempre ha sido en el arte urbano, la calle. Y en la calle son las Brigada Ramona Parra. Ellas han sido como una bitácora de la línea de tiempo de este país», comienza con su declaración de principios. Es que las brigadas han sido parte de la historia de este país, en los momentos de esperanza democrática y hasta en los horrores de la tiranía, su estética fue parte del desarrollo creativo y programático de la Unidad Popular y sirvió de protesta contra la Dictadura de Pinochet. «Nuestra escuela es la impronta, el trabajo colectivo y social. A través de consignas en la calle invitar a la gente a participar en los cambios sociales, influyendo este nuevo pensamiento con posiciones políticas que reflejaran estos tiempos de compañerismo y unidad» señaló.

La Unidad Popular fueron los tiempos en donde la brigada pudo reflejar su estética en las paredes de Chile, ya no solo eran consignas a favor de un candidato, sino que era generar una conciencia de transformación para el país. En este tiempo de amplia creación llegaron a tener más de 100 brigadas por todo el país. El «Mono» recuerda que este fue «un proceso creativo donde eran las bases quienes definían todo esto, no era alguien que llegara y dijera «esto se va a hacer así», era un proceso participativo, con una conciencia de colaboración y compromiso».

«En la calle expresábamos lo que queríamos decir, los muros eran las pizarras del pueblo. Como no teníamos acceso a los medios de comunicación, el muro se transformaba en nuestra posibilidad de diálogo con la gente. Para nosotros era importante defender el proceso y la peleábamos y la seguimos peleando. Quién cuenta la historia son los vencedores y nosotros somos parte de los vencidos. El estilo y cultura de la BRP viene de esos vencidos que lucharon para tener una identidad. Mira lo que te estoy diciendo, quizás es muy pretencioso pero es parte del quehacer y de la lucha por colocar una iconografía, un estilo y una impronta que viene de esa lucha, siempre que los movimientos sociales en la medida que avanzan van creando su cultura. La canción chilena y el diseño gráfico fueron parte del crecimiento y desarrollo del triunfo del gobierno de la unidad popular. No es que se haya dicho que así tenían que ser las cosas, por el contrario, estaban involucrados y comprometidos con esa historia. Eso es cultura popular. Y es cultura popular en la medida que estás pensando en esos cambios sociales y en esos sueños», agrega el «Mono».

Para González esta época que abre Allende, se cierra de golpe con Pinochet, «hubieron muchos brigadistas que fueron fusilados, desaparecidos y exiliados. En ese tiempo me quedé clandestinamente, y los trabajos de la Brigada tuvieron esa característica. El anonimato, lo oculto, escapando de las garras de la dictadura. Podías ver el mural terminado, pero no quien lo había hecho, con que materiales o cuando. Eso también marcó el imaginario colectivo de la brigada».

«Hay una estética de los 60 o 70 que a veces cuando he estado pintando me dicen ‘este es muy setentero’, y lo dicen en forma peyorativa. En el sentido de que vivo con nostalgia, pero yo no soy una persona que vive con nostalgia del pasado, con tristeza por las muertes de los compañeros y con honor a ellos. Pero pintamos por los muertos que nos gritan que debemos luchar, y por eso debemos seguir luchando por lo que crearon ellos», agrega González.

Arte y Política

La dictadura en Chile no solo afectó la política en Chile, sino que destruyó la cultura de este país. Muchos de los murales de la Brigada fueron removidos por la Dictadura. El más emblemático de ellos fue un mural realizado junto a Roberto Matta en el año 1971 llamado «El primero gol del pueblo chileno», que fue tapado por capas de pintura e intentado pasar al olvido, pero que fue recuperado hace solo unos años atrás.

La dictadura y el poder económico instalaron una cultura hegémonica en el país, vacía de contenido y que promueve el individualismo. El arte se desligó de a poco de lo político y hoy en día convivimos con expresiones vacías e inertes. «La Dictadura mató, cerró y masacró este país. Hoy en día vivimos en una entre comillas ‘democracia’, en donde todos tenemos libertad de las cosas, pero es el poder económico quien define esa libertad. Vivimos en una sociedad de la información, pero sale elegida la derecha. ¿Cómo pasa eso? Porque ellos poseen los medios de comunicación, controlan la cultura hegemónica. Nosotros no tenemos ese control, por eso vuelvo a las calles, al papel que se pega, al rayado en la micro. Tu puedes publicar en Facebook o Instagram, pero a quien no le interesa lo pasa, en cambio en la calle golpeas y provocas la vista del espectador», señaló González.

«No todo el mundo tiene que ser artista, pero a través de estas expresiones el ser humano no se quede callado. Yo soy partidario de la creación, de la espontaneidad, del trabajo, de la sinceridad, de la verdad y de la inclusión. Estoy en contra de estas diferencias sociales tan radicales que se producen de la pobreza. Vengo de una familia pobre y pude estudiar para romper el cerco, sin embargo todavía me hubiera gustado ser más profesional, haberme educado más, haber tenido un acceso mayor a esas cosas, por eso tengo que luchar para que otros tengan acceso a eso que es fundamental para el ser humano. Yo no soy sólo artista, también soy político», sostiene el «Mono».

– El gobierno de Piñera está llevando adelante una Ley Antigraffiti que busca penalizar esta expresión artística. Mucha gente considera que estos son solo rayados vacíos de contenido y que ensucian el paisaje. ¿Cual es tu opinión respecto de esta ley  y sobre los graffitis?

– ¿Qué es eso de controlar la cultura a través del Congreso? De regular por ley esta situación, lo que la gente pinta en la calle, si siempre lo hemos hecho así, lo vamos a seguir haciendo. Es el temor a la divergencia de la derecha y de algunos que se dicen progresistas. Las paredes tiene una impronta popular y por eso yo sigo pintando ahí, es el lenguaje popular, lenguaje del pueblo desde la época de Recabarren y los movimientos sociales donde los viejos escribían su poesía, su obra de teatro, hacían de actores e imprimían sus diarios. Eso lo tenemos y no lo debemos perder. Porque nosotros debemos seguir luchando por una libertad plena, no estamos hablando de esa libertad que todo lo regula y todo lo determina en el espacio publico. Tener que pedir permiso con mucho tiempo de anticipación, presentando bocetos a personas que no tienen pico (sic) idea de arte, eso también a uno le da rabia. Porque de repente uno improvisa es espontáneo, el pensamiento nuestro es de un grito.

Murales ubicados en el Metro Bellas Artes. A la izquierda el del graffitero chileno «Inti», y a la derecha el del «Mono» González.

«El arte siempre esta ligado a lo político, aunque sea una muralla pintada de blanco, todo está ligado. Es una expresión política, incluso la del que no quiere que la pared esté rayada. Esa cosa pura y virgen es una actitud política. Lo que yo discuto con los graffiteros, para mi todas las expresiones hay que abrirlas, no limitarlas. Pero sí, yo siempre cuido una cosa, esas culturas hegemónicas también vienen e invaden de otra manera, te estoy hablando  de que muchas veces los cabros miran a Estados Unidos, a los que pintan en la calle, en el Bronx, pero acá no estamos en el Bronx. Es otro contexto en Latinoamérica. Lo mismo pasa con los que miran a Francia, a Europa, que imitan culturas de afuera. Busquemos nuestra identidad, no hablo de patriotismo, ni nacionalismo propio, sino que de todo lo latinoamericano, todo lo nuestro. Lo que me dan sabor las comidas, cuando uno come comida peruana la reconoce de ese país. Entonces busquemos cual es el sabor de la comida chilena y de ahí como manifiesto en mi arte ese sabor, esa cultura, ese olor y colores. La sombra que me da La Habana al medio día no es la misma que tengo acá. Los colores de las camisas que usan allá, la forma de vestirse es muy distinta a la de acá, nosotros somos más apagados, entonces la atmósfera también va creando un estilo y una forma».

Muralismo en el Chile del siglo XXI

– ¿Cómo se puede recuperar esa experiencia y trabajo colectivo en el arte y la cultura en Chile? Antes los artistas eran políticos, pero ahora tenemos artistas que no lo son, o políticos que no son artistas. La creación de arte en Chile parece ser solo una extracción de la estética del pasado. ¿Cómo se puede trabajar una estética del siglo XXI?

-Me parece una tremenda pregunta, siempre es una interrogante. ¿Tú que crees? ¿Por qué es así?

– Bueno, la dictadura llevó a una derrota cultural…

-Pero, ¿por qué sucede eso con los artistas? ¿por qué tienen esa costumbre?

– Por una necesidad de recuperar…

-(Interrumpe)Una cosa es recuperar, pero existe también una apatía en participar con la obra creadora de los cambios sociales, porque también hay una formación académica que dejó como huella la dictadura hasta el día de hoy, en el sentido de separar el creador de los procesos sociales. ¿Por qué? Por prejuicios políticos, puede ser, me entiendes, porque la obra puede transformarse en panfleto, y no es así, para mi Balmes no es panfleto, ¿me entiendes? O la obra de Julio Escamez o Venturelli, o Carlos Hermosilla, que muchas veces desconocen las nuevas generaciones. A lo que voy, es que a eso también tenemos que apuntar, pelear en las mallas curriculares la formación de la gente, esta sociedad ha formado a la gente para servir a esta sociedad, a este sistema económico, a este sistema neoliberal. No te forma de otra manera, no hay clases de muralismo, de las brigadas o de la calle.

Tampoco se trata de invitar a todos los creadores y sacarlos a la calle, no es como la época o el periodo de los guardias rojos en China donde salieron todos a trabajar al campo y a vivir. No, se trata de sensibilizarlos y olfatear el tiempo que viven y que quisieran vivir, no seguir al tiempo que les están imponiendo. Ahí está la diferencia, yo puedo crear a medida que me voy relacionando con la vida, a medida que voy viviendo, estoy aquí conversando contigo y entiendo por olfato porqué se reúne toda esta gente alrededor.

– ¿Que opinas de la estética de los partidos y organizaciones sociales en la actualidad? ¿Que diagnóstico puedes hacer de experiencias muralistas como la de la Unidad Muralista UMLEM?

-Me encanta, de hecho, no digo amigo, pero los conozco, los he visto y me he encontrado con ellos en distintos lugares de Chile, y me gusta mucho lo que hacen. Incluso por aquí al fondo hay un mural que me encanta con esa estética. Me gusta porque hay más contemporaneidad, muchas veces, de lo que yo pueda hacer, además en un lenguaje de los jóvenes y eso es lo que me parece interesante.En eso tenemos que ser abiertos, nosotros no somos los poseedores de la verdad, la verdad también la podemos encontrar en la diferencia cuando hay un punto en común de lucha por estos cambios sociales. Yo no puedo construir una sociedad solo, la tenemos que construir entre todos, el Frente Amplio, la izquierda, todos, tiene que ser así y para eso hay que trabajar, sincerarnos y buscar los acuerdos y transformar esta sociedad.

Archivo: Umlem Chile

«Tampoco estoy hablando de hacer la revolución y arrasar con todo, estoy hablando de hacer justicia, con equidad, entregando oportunidades al ser humano. En eso yo creo que coincidimos mucho. En cultura, no estoy diciendo que todos tengan que pintar como la BRP, todo lo contrario, está bien que sea distinto, no pensar con la nostalgia de pasado, pero sí, no perder nunca los sueños. Ese sueño que nosotros tuvimos de un Chile que sea creador, equitativo, de oportunidades. Pero no de oportunidades para que ganemos plata o nos hagamos ricos, como lo que habla este hueón de Piñera, es otra cosa, es un problema de valores humanos, de una sociedad justa, es un problema de ética, que también es un punto que se ha perdido. De eso estamos hablando».

¿Cómo se proyecta el trabajo de la BRP, ahora que cumple 50 años, pensando en unos 50 años más?

– Luchando por los cambios sociales, ocupando todos los soportes, pero creadoramente, no panfletariamente. Entendiendo por panfleto esa cosa que es muy obvia, literal con respecto a las cosas, que no aportan. Tiene que aportar, ¿me entiendes? Un Neruda con un Canto General te está aportando, incluso los poemas sobre sangre derramada cuando matan a la Ramona Parra y él le escribe unos versos, «como la sangre derramada se florece». O un Venturelli con sus obras o un Pedro Lobos.

«La movilización en contra del Ministro Rojas fue creadora, positiva, inspiradora. Un conglomerado de artistas que se unió, para sacar a un ministro negacionista. Porque es cierto que es así, estos hueones la tratan de encubrir de alguna manera que fue ‘fuera de contexto’, pero perdóname, estos vienen de la campaña diciendo estas barbaridades. Y es verdad que a veces los artistas estamos medios dormidos, pero eso como que nos despertó. Debemos seguir trabajando  porque la derecha viene a instalarse por mucho tiempo y no soltar la teta. Hemos tenido puntos débiles, no han sido los mejores que nos han gobernado, incluso de hecho no los más progresistas, y que además han continuado con el sistema neoliberal. La dictadura refundó un país con una falta de ética, con valores distintos, con individualismo, egoísmo, nosotros tenemos mucho que hacer. Ojala tener mucha fuerza para seguir, pero a través de la cultura lo podemos hacer porque entregamos valores solidarios, cambios de actitud, sensibilizar a la población a través de nuestro trabajo creador», finaliza el «Mono».

 

 

 

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