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El testimonio de Teresa Camiletti, la ex secretaria del Congreso destituida por Marisela Santibáñez: «Ella me hacía llorar»

Por: Equipo El Desconcierto | Publicado: 03.10.2018
La ex funcionaria del Congreso relata la historia que la llevó a salir del Congreso después de 25 años trabajando para la Corporación. La Asociación de Funcionarios de Parlamentarios ha presentado su caso ante las máximas autoridades de la institución y estudia llevarlo a tribunales. «Es la primera vez de los 22 años que llevo en el Congreso que como dirigente gremial tengo que enfrentar una situación como esta, de este nivel de acoso laboral», dice Dimitri Morales.

Ese lunes eran pasadas las 13 horas cuando, después de terminar las tareas de la mañana, decidió tomarse una pausa y tomar almuerzo. Bajó las escaleras del sexto piso de la Cámara de Diputados y se dirigió hasta el comedor de los funcionarios de la Corporación. Sacó su bandeja con la comida y cuando la iba a colocar en la mesa le advirtieron de que no se podía sentar porque la diputada por la que trabajaba había dado órdenes explícitas por correo electrónico de retirarle su derecho al almuerzo. Avergonzada por el golpe que acababa de recibir delante de sus colegas y compañeros, se fue sin almuerzo, un beneficio al que tienen derecho por contrato dos funcionarios por cada parlamentario.

Teresa Camiletti (55), funcionaria del Congreso desde 1993, fue despedida a finales del pasado mes de agosto como secretaria de la diputada Marisela Santibáñez (PRO). Este fue uno de los episodios que recoge la carta formal que el presidente de la Asociación de Funcionarios de Parlamentarios (Afunpar), Dimitri Morales, envió a finales de la semana pasada a la presidenta de la Cámara, Maya Fernández. La misiva denunciaba que Camiletti habría sido maltratada y hostigada laboralmente por parte de la parlamentaria y anunciaba su intención de trasladar los presuntos hechos a la Comisión de Ética para que se tomaran las medidas pertinentes.

Este martes, mediante una declaración pública, la diputada negó las acusaciones y argumentó que “la desvinculación laboral de la secretaria de mi equipo parlamentario fue notificada y acordada de mutuo acuerdo por las partes, el pasado 23 de agosto de 2018”. Santibáñez detalló que el contrato de Camiletti se mantuvo por todo septiembre para «garantizar el cobro íntegro del sueldo del mes» y que le permitieron trabajar media jornada «con el fin de que pudiese conseguir un nuevo espacio laboral dentro o fuera del Congreso». Según ella, estas condiciones “fueron otorgadas de buena fe, para beneficio de la secretaria”, sostuvo.

De acuerdo al relato de la legisladora del PRO, el 13 de septiembre la funcionaria se despidió de manera oficial de todo el equipo parlamentario, diciendo que después de Fiestas Patrias no los volvería a ver. Por eso, “se procedió a solicitar mediante correo electrónico, que de los dos cupos de almuerzo asignados para todo mi equipo, se cancelara la opción de uso comedor de la funcionaria, dado que dejaba de ser miembro activo«. Según ella, «la solicitud se rectificó inmediatamente, en cuanto se conversó con la Asociación de Funcionarios”.

Teresa Camiletti habla con El Desconcierto sobre su versión de los hechos que la llevaron a hacer pública, junto con la Afunpar, una acusación de presunto maltrato y hostigamiento durante su desempeño en la diputación de Marisela Santibáñez. La funcionaria explica que justificaron su despido atribuyéndolo a una falta de recursos para sustentar su salario y confirmó que aceptó salir del Congreso a finales de septiembre para recibir el bono de Fiestas Patrias y no irse «sin nada». Asegura también que el 13 de septiembre se despidió de sus compañeros porque «no sabía si después de Fiestas Patrias los vería», pero precisa que no era un «despido oficial» porque ella tenía que seguir trabajando en el Congreso después de los feriados, ya que su término de contrato era el 30 de septiembre, como sabía la diputada.

Elecciones en Venezuela, el detonante

En la historia que relata la ex secretaria del Congreso, la brecha con Santibáñez se abrió el pasado mes de mayo, a raíz de las elecciones en Venezuela, donde la diputada acudió como observadora junto con otros parlamentarios del Frente Amplio y miembros del PC. Según la funcionaria, Marisela Santibáñez se fue si pedir permiso a la Cámara, un requisito indispensable para los parlamentarios que salen del país como representantes políticos.

«Yo me enteré [que se había ido] cuando ella iba volando a Venezuela. Se lo hice saber a su jefa de gabinete, quien me dijo: ‘Nunca más pasa eso’. También avisé a su mamá porque cuando empezamos me dijo que cualquier cosa que a le pasara, se lo comunicase a su mamá . Yo pensé que lo habían tomado de buena manera, por mi experiencia, pero cuando llegó me retó y me dijo si yo me creía la mejor. Yo le respondí que tendría que haberme avisado no porque yo quiera saber, sino porque es un tema netamente de la Cámara”, explica.

Para Camiletti este episodio marcó un antes y un después en la relación con su jefa. Después de ese roce, todo fue precipitándose. Cuenta que la diputada Santibáñez le retiró el celular oficial y desde junio la destinó como secretaria de su jefa de gabinete, Xiomara Serrano, muy cercana a Santibáñez y con experiencia en el gabinete del senador Alejandro Navarro. «Las dos me empezaron a hacer bullying: me decían de reportear a las 6 de la tarde todo lo que hacía en el día (llamadas, correos…), no me hablaban, no me saludaban», relata. Dice que la situación empezó a provocar efectos en su salud: «Me dio una alergia nerviosa y no dormía bien. Todo el día hablaba de ella», recuerda. Y agrega: «Ella me hacía llorar. Fue un tema de bullying terrible«. 

dimitri morales

A la derecha, Dimitri Morales, presidente de la Afunpar / Agencia Uno

«Nunca me había pasado antes»

Como secretaria del Congreso, Teresa Camiletti se desempeñó en los gabinetes de los diputados DC  Sergio Ojeda (DC) (1993-2018), Rodolfo Seguel Molina (1993-2012) y Jorge Sabag (2012-2016).  «Nunca antes tuve problemas con ninguno de los jefes que he tenido», aseguró la ex secretaria, quien destaca como sus potencialidades las relaciones públicas, «planear la agenda al diputado, audiencias con ministros y esas cosas», dice.

A finales de agosto, Camiletti, que se trasladó a trabajar a la oficina de la diputada Loreto Carvajal (PPD), enfrentó el anuncio de su destitución. Fue ahí que se produjo un desacierto que perjudicó su situación: «Cuando me despidieron, sin mala intención, mandé un correo para buscar trabajo desde el correo de la diputada. Fue una cosa que no pensé, lo mandé pensando que no era de mayor importancia. Entonces me quitó el correo y el cable de impresión y cuando llegaban minutas para imprimir, no tenía nada. En el fondo, iba allá a sentarme», lamenta. 

La tensión llegó a ser insostenible en septiembre, sobre todo después del retiro del almuerzo, que ocurrió el día 24 de septiembre. Tras los acontecimientos, intervino el presidente de la Afunpar: «Me acerqué a la diputada para confirmar que eso fue así. Quería evitar que eso pasara a mayores porque, al final de cuentas, uno trata de que las cosas empiecen a encausarse y no se cometa ningún tipo de error», explica Dimitri Morales

Cuando al día siguiente Camiletti llegó a la oficina, se encontró con el efecto de las palabras del dirigente de los funcionarios. «[Santibáñez] comenzó a acusarme, pero yo no sabía de lo que estaba hablando porque no sabía que Dimitri [Morales] había hablado con ella. Me dijo ‘ladrona’ y empezó a decir ‘cuidado con las carteras y con las billeteras, que roban’«, recuerda. Según explica, el descalificativo se refería a una carpeta que era parte de un juego de escritorio que Camiletti había recibido como obsequio de su ex jefe el diputado Sergio Ojeda: «Con toda la buena onda, cuando ella llegó se lo coloqué en su escritorio, pero cuando me negó el almuerzo, se lo saqué. Le dije que yo no le robaba nada, pero que ella no se merecía eso. Me sacó de mis cabales porque nunca me habían tratado de ladrona», contó la ex secretaria. De ahí, según su versión, la discusión fue subiendo de tono hasta que Camiletti decidió que desde ese martes no volvería a la Cámara. 

Desde entonces, no ha pisado más el Congreso, donde aún permanecen sus objetos personales: «Tengo ahí incluso una muñeca, mi muñeca de la suerte, que la compré en el 1993 y nunca la he sacado de mis oficinas», detalla. 

«No es un caso habitual»

El comunicado de la diputada Santibáñez cerraba asegurando que “todos los funcionarios con los que convivo a diario en el Congreso son testigos de que siempre me he relacionado con ellos sobre la base del respeto y cariño (…) Estoy firme y convencida de que siempre actué con buena fe. Y si en mi ritmo de trabajo llegue a incomodar a alguien, pido las disculpas del caso”.

El caso de Camiletti está hoy encima de la mesa de la presidenta de la Cámara, Maya Fernández, del secretario general de la Corporación, Miguel Landeros, y de diversos diputados «que tenían que tomar conocimiento de esto», dice Morales. El presidente de la Afunpar destaca que estos casos de supuesto hostigamiento laboral «no son habituales». Y precisa: «Es la primera vez de los 22 años que llevo en el Congreso que como dirigente gremial tengo que enfrentar una situación como esta, de este nivel de acoso laboral». Sin embargo, el dirigente reconoció: «Sí hemos recibido algunas informaciones (no denuncias directas) de que habrían otros parlamentarios que, en épocas anteriores, habrían incurrido en este tipo de faltas, pero que producto de conversaciones entre equipo y parlamentario se evitó que pasara a mayores porque, evidentemente, pueden existir malos entendidos». Además, apuntó: «Esto es un tema transversal», en referencia a que afecta a diputados de todo el arco parlamentario.

El poder que concentran los diputados sobre sus funcionarios y trabajadores no es menor, y avala gracias a una estructura administrativa muy jerárquica al interior de los gabinetes, que se despliega en torno a la figura del parlamentario. Morales es enfático en subrayar la responsabilidad de los legisladores en su actuar: «El estándar que se les exige es muy alto porque son ellos los que preparan las normas que van a regular las relaciones laborales al interior de cualquier empresa o institución, incluido el Congreso Nacional. Tienen que entender que no pueden estar al margen de aquello». Y agrega: «No hay ninguna persona, incluida los parlamentarios, al margen de la ley».

Teresa Camiletti espera poder reincorporarse lo más pronto al Congreso como secretaria parlamentaria de alguno de los diputados -«para un reemplazo o algo», invoca-. Mientras, el caso seguirá su curso. De momento, desde la Asociación de Funcionarios de Parlamentarios están dispuestos a llevar esto a los tribunales «para que no vuelva a repetirse».

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