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Sobre el asesinato de Camilo Catrillanca y la interculturalidad crítica para una radicalización de la democracia

Por: Francisca Quiroga | Publicado: 20.11.2018
Sobre el asesinato de Camilo Catrillanca y la interculturalidad crítica para una radicalización de la democracia temucuicui |
Desde estas líneas queremos no sólo solidarizar con la comunidad de Temucuicui y con la familia de Camilo Catrillanca, sino poner de relieve el rol, el aporte de Camilo, tanto para la interculturalización de la sociedad como para el logro de la democracia radical que ello supone, que es lo que nos moviliza en el trabajo que, desde nuestros lugares, hacemos cotidianamente en pos de la garantía (real) de los derechos humanos y la educación intercultural.

Hace 7 años Camilo Catrillanca era dirigente estudiantil. En 2011 participó, junto a otras compañeras y compañeros secundarios, en la toma de la Municipalidad de Ercilla exigiendo el fin de la violencia y el hostigamiento policial en las comunidades mapuche, la liberación de comuneros presos procesados por la ley antiterrorista entre quienes se encontraban vecinos y familiares de la comunidad Temucuicui. Además, sus reclamos apuntaban a demandar una educación pública, gratuita e intercultural en Wallmapu. Después de 13 días de toma estos jóvenes entre los que se encontraba Camilo, lograron poner en el centro del debate algo que ningún adulto había logrado: la necesidad de un liceo Intercultural en Ercilla.

Imaginamos a Camilo pensando el tipo de educación que quería recibir, construir, refundar… Un espacio educativo en el que se considerara la historia colonial del territorio mapuche, la memoria sobre el despojo que pervive en sus familiares directos. Un lugar en el cual se hablase sobre el impacto de las empresas extractivistas, forestales y latifundistas, y el daño que se le causa a la naturaleza, itrofill mongen. Una escuela bilingüe en mapudungun-español, donde tuviese sentido hablar de interculturalidad. Un lugar seguro donde vivir su juventud, llena de proyectos personales y colectivos.

El asesinato de Camilo Catrillanca en manos de la policía militarizada el pasado miércoles, aún nos tiene conmovidas hasta la fibra más íntima y sensible. Su muerte nos impulsa a colectivizar estas letras, al igual que lo han hecho en los últimos días muchas personas que conocemos. Las que escribimos nos desempeñamos en distintos espacios académicos y profesionales, y en distintas latitudes vinculadas a la interculturalidad y la educación antirracista. Hemos investigado, escrito, formado a otros y otras y estudiado sobre interculturalidad. Esta inquietud de usar la interculturalidad como un instrumento de nuestro quehacer nos ha llevado a reflexionar qué significa una escuela intercultural, qué implica en la formación docente y, más allá, sobre el rol que ella puede jugar en la construcción de una sociedad con un horizonte de radicalización de la democracia.

Desde este lugar en el que trabajamos y pensamos, convocamos a nuestros interlocutores, sean estos/as adultos/as o jóvenes estudiantes, a ser actores activos (la redundancia es intencional) en el develamiento de las políticas que criminalizan especialmente a los cuerpos racializados y a las luchas territorializadas, geopolíticamente territorializadas. Porque la interculturalidad crítica desde la que nos posicionamos no es “el reconocimiento y la ‘inclusión’ en un Estado que reproduce la ideología neoliberal y el colonialismo interno” (Walsh), sino un profundo “discurso de crítica social” (Tubino). Coincidimos con Catherine Walsh cuando señala, desde su lucha en Ecuador, que la interculturalidad crítica es una herramienta, un proceso y un proyecto surgido como demanda de los pueblos de Abya Yala, que “apuntala y requiere la transformación de las estructuras, instituciones y relaciones sociales” que reproducen y sostienen la estructura colonial-racial.

Situarnos desde la interculturalidad crítica implica hacernos parte de una disputa en la cual es fundamental el reconocimiento de que las desigualdades sociales se siguen asentando sobre “una estructura y matriz colonial de poder racializado y jerarquizado, con los blancos y ‘blanqueados’ en la cima y los pueblos indígenas y afrodescendientes en los peldaños inferiores” (Walsh).

Desde estas experiencias y convicciones nos animamos a escribir juntas, pues nos sentimos interpeladas a hacernos parte de alguna forma, a salir de la quietud y manifestar nuestra rabia y nuestra pena por el asesinato de un activista. Con esas emociones escribimos. Escribimos con pena y rabia. Con una pena y una rabia que venimos acumulando. Porque no es la primera vez que observamos con impotencia lo que sucede en territorio mapuche, la forma en que el Estado criminaliza una demanda histórica del pueblo mapuche, al convertirla en terrorista.

Su demanda nos empuja a hablar, escribir, reflexionar. Una demanda por una injusticia histórica surgida de un acontecimiento de despojo y violencia brutal como la “conquista y colonización”, que sin embargo es presentada por el Estado como una lucha terrorista; que se juzga desde una ley antiterrorista. Esto es, a nuestro entender, una estrategia eficaz para invisibilizar el hecho de que seguimos estando frente a un Estado que, al menos en su actuar respecto del pueblo mapuche, sigue siendo un Estado terrorista. Un Estado que, con “la aplicación de la violencia a víctimas inocentes, contribuye precisamente a reforzar la ‘eficacia’ del terror” (Garzón, 1991).

Desde estas líneas queremos no sólo solidarizar con la comunidad de Temucuicui y con la familia de Camilo Catrillanca, sino poner de relieve el rol, el aporte de Camilo, tanto para la interculturalización de la sociedad como para el logro de la democracia radical que ello supone, que es lo que nos moviliza en el trabajo que, desde nuestros lugares, hacemos cotidianamente en pos de la garantía (real) de los derechos humanos y la educación intercultural.

Invitamos a otras y otros colegas a manifestar su posición frente a lo ocurrido, a no quedarnos indiferentes ante estos hechos que atentan contra las libertades de muchos/as que confiamos en un proyecto intercultural crítico, surgido y amparado desde las bases, respetando los trasfondos culturales de las comunidades con las cuales trabajamos, lejos de las lógicas extractivistas y del componente asimilador que aún persiste en la academia, un lugar de disputa hoy, e históricamente. Creemos que la necesaria transformación de la sociedad, con miras a la colaboración mutua entre personas con diferentes conocimientos, prácticas y proyectos, pasa por la refundación del Estado y sus instituciones de raigambre profundamente colonial y patriarcal.

Y esa transformación es hoy, con pequeños gestos de solidaridad activa.

Referencias

Catherine Walsh, « Las geopolíticas del conocimiento y colonialidad del poder », Polis [En línea], 4 | 2003, URL : http:// polis.revues.org/7138

Ernesto Garzón Valdez, “El terrorismo de Estado. El problema de su legitimación e ilegitimidad”, Dianoia, 37 (37):89-118, 1991.

Tubino, Fidel, “La praxis de la interculturalidad en los Estados Nacionales Latinoamericanos Cuadernos Interculturales”, vol. 3, núm. 5, julio-diciembre, 2005 Universidad de Playa Ancha Viña del Mar, Chile

Firman:

  • Leonora Beniscelli y Victoria Maliqueo, Docentes Optativo de Interculturalidad, Migraciones y Antirracismo Universidad Alberto Hurtado
  • Fernanda Stang, Doctora en Estudios Sociales de América Latina, Programa Interdisciplinario de Estudios Migratorios.
  • Andrea Salazar, Organización Kom Kim Mapudunguaiñ
  • Sara Joiko, Socióloga, Estudiante de Doctorado, UCL Institute of Education
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