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Qué se lee: Selva Almada, libros sobre femicidio

Por: Elisa Montesinos | Publicado: 14.12.2018
Qué se lee: Selva Almada, libros sobre femicidio Selva Almada |
La narradora argentina se encuentra en Chile para participar en La Furia del Libro, donde presentará la edición local de su primera novela El viento que arrasa (2012) que publica con Editorial Montacerdos. Aquí nos cuenta cómo se pasó de la novela a la no ficción con Chicas muertas y recomienda dos libros sobre el asesinato de mujeres:

Desde que empecé a escribir, escribí relatos, así que El viento también fue una sorpresa para mí. Empezó como el germen de un cuento, un relato que no podía resolver, que abandonaba y regresaba cada tanto en el transcurso de un año tal vez. Pero cada vez que volvía aparecían elementos nuevos, los personajes crecían (o yo empezaba a conocerlos), se volvían más complejos. Siempre había creído que nunca podría escribir una novela. Me parecía un proyecto de largo aliento, algo que no tendría la paciencia de abordar. Es una novela pequeña en todo sentido: es breve, tiene una unidad más cercana a la del cuento que a la de la novela, pocos personajes, un solo escenario, algunos flashbacks; un lenguaje muy económico. Una historia simple: un pastor evangelista y su hija adolescente viajan en un auto que se descompone en el medio de la nada, alguien los remolca hasta un taller mecánico también en el medio de la nada… allí viven el mecánico y su hijo. Los cuatro personajes estarán obligados a convivir varias horas: la discusión acerca de Dios y de la fe versus la fuerza de la naturaleza está muy presente. También la familia disfuncional, la relación entre padres e hijes.

A diferencia de Chicas muertas (mi otro libro que circula en Chile) esta es completamente una ficción, mi pastor evangelista le debe a los pastores de las películas y a los de los relatos de Flannery O´Connor más que a un pastor de carne y hueso. El viento que arrasa es una novela de la imaginación, del devaneo de la escritura. Chicas muertas, que es posterior, supuso investigación, entrevistas, un largo trabajo de campo.

Recordaba con mucha nitidez el femicidio de Andrea, una chica que asesinaron en un pueblo vecino al mío cuando yo también era una adolescente. Siempre me sentí interpelada por la violencia de género, más a medida que crecía, y más a medida que las noticias de femicidios se iban sumando en los diarios. Decidí escribir sobre casos ocurridos antes de que en Argentina los llamáramos por su nombre: femicidios. Casos impunes, olvidados. Recuperar la memoria de esas chicas asesinadas porque sí, por ser mujeres. Investigué, hice trabajo de campo, revisé archivos, expedientes, entrevisté a personas cercanas a ellas. Con ese material y con material de mi propia biografía escribí el libro.

Me gustó mucho una novela de la escritora uruguaya Marisa Silva Schultz, que se llama Siempre será después. Aunque es ficción, el disparador fue un caso real que Silva Schultz leyó en un diario: un taxista que asesinó a su ex esposa en la calle, delante del hijo de ambos. Es un libro demoledor, escrito con una pluma filosa, sutil, tremenda. También me gustó mucho Racimo, de Diego Zúñiga, que, casualmente, también parte de un caso real. Las recomiendo porque son dos acercamientos al tema, desde la ficción, pero que no se quedan en la mera exposición de un problema terrible, urgente, como es la matanza de mujeres a manos de varones; sino que también son dos obras literarias preciosamente escritas.

 

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