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Venezuela: ¿Cómo llegó el país a tener dos presidentes en ejercicio?

Por: Francisca Quiroga | Publicado: 31.01.2019
Venezuela: ¿Cómo llegó el país a tener dos presidentes en ejercicio? Juan Guaidó |
El conflicto en Venezuela, más allá de ser un problema interno, se posiciona como uno de los más complejos escenarios geopolíticos internacionales, donde las grandes potencias económicas luchan por mantener a su “aliado” en el poder. No es un secreto que, con Maduro al mando, Rusia y China obtienen mayores beneficios económicos en materia de petróleo; mientras que, si Guaidó asume el liderazgo del gobierno, Estados Unidos los tendrá.    

El pasado miércoles 23 de enero, las televisiones de todo el mundo mostraron como un –hasta ese momento- desconocido diputado de Venezuela, se autoproclamaba como “Presidente Encargado”, entre lo que se ha definido como la segunda marcha más grande realizada en Latinoamérica, con miles de venezolanos en las calles, pidiendo la salida del presidente Nicolás Maduro. Movimiento popular que tuvo réplicas en diversos países, como Chile, Argentina, Perú, España, Estados Unidos, Colombia e, incluso, Australia.

Entender la situación política en Venezuela es bastante complejo. Los cientistas políticos y expertos en política internacional, señalan que NUNCA hemos estado en presencia de un país con dos presidentes en ejercicio. Quizás, lo más similar que podríamos recordar en la historia reciente, ocurrió en Argentina, que vio pasar a cinco presidentes en 11 días, luego de una crisis que provocó en 2001 una arremetida social en contra de la Casa Rosada.

Pero, ¿quién es Juan Guaidó, el autoproclamado Presidente Encargado de Venezuela? Se trata de un diputado opositor, que hace sólo dos semanas había asumido la presidencia de la Asamblea Nacional (lo que en Chile sería la Cámara de Diputados). Cabe señalar que el gobierno de Maduro había declarado a esta institución “en desacato”, tras desconocer en reiteradas oportunidades la autoridad del ejecutivo, lo que dio pie a que se implementara una Asamblea Constituyente.

Lo cierto es que esta autoproclamación, para los opositores a Maduro, se sostiene bajo el artículo 233 de la Constitución de Venezuela, que enumera las “faltas absolutas del Presidente” y que le darían autoridad a la Asamblea Nacional o al Tribunal Supremo de Justicia de “destituir” al mandatario. Si bien el escrito no señala explícitamente cómo, sí menciona como una opción la “revocación popular” de su mandato.

Fue así que, entre las miradas esperanzadas de los miles de opositores a Maduro que repletaron las calles ese día, Guaidó tomaba el poder y era reconocido por un creciente número de países, entre ellos, Chile. De hecho, el presidente Sebastián Piñera fue uno de los primeros en llamar al “Presidente Encargado” para felicitarlo y entregarle su “total apoyo por la restitución de la democracia en Venezuela”.

¿Cómo tomó esto Nicolás Maduro? Como “una traición, una falta de respeto, un golpe de Estado y una arremetida del Imperio Yanqui para invadir Venezuela”. Desde ese momento, ante la opinión pública, el país caribeño contaba con dos mandatarios.

Los siguientes días estuvieron marcados por las demostraciones de poder y apoyo de ambos “presidentes”. Rusia y China, junto a Bolivia, Nicaragua, Honduras y Turquía, fueron enfáticos en entregar su respaldo al gobierno de Maduro. Mientras que, en la vereda del frente, los países miembros del Grupo de Lima, compuesto por 14 naciones latinoamericanas, junto con Estados Unidos, reconocen y respaldan a Guaidó.

Dinero vs Poder

24 horas después de la autoproclamación de Guaidó, los comandantes en jefe de todas las ramas de las fuerzas armadas de Venezuela expresaban su apoyo a Maduro. Esto se sumó a los ejercicios militares que encabezó el sucesor de Chávez ese fin de semana, que demostraban que los grupos militares estaban de su lado y dispuestos a defender la revolución socialista. Como también, se “recordó” el Acuerdo de Defensa Mutua firmado con Rusia, poniendo en la palestra el poderío militar de la nación euroasiática.

Por otro lado, pese a los esfuerzos de los grupos opositores por convocar a parte de las fuerzas armadas, ofreciéndoles “amnistía”, no lograron ningún respaldo (al menos públicamente). En lo que sí tuvieron éxito es en tomar el control de las arcas fiscales del gobierno, a través de dos grandes golpes junto a Estados Unidos: el manejo de todas las cuentas bancarias de Venezuela en el exterior fue entregado a Guaidó y se bloquearon 7 mil millones de dólares en activos de la petrolera del país (PDVSA), a la que el gobierno de Maduro ya no podrá acceder. Además, todo el resto de las ventas de petróleo a través de la estatal, quedarán dentro de una cuenta restringida.

Visiones contrapuestas

Cuesta entender cómo un país llega al punto de tener dos presidentes en ejercicio. Esto no tiene más explicación que la extrema polarización “política” que se ha visualizado en los últimos años en Venezuela.

Desde la muerte de Hugo Chávez, en pleno apogeo de la “revolución socialista” en el país caribeño, la popularidad del “chavismo” (que superaba el 80%) ha ido en franco deceso. Según diversos analistas, esto se debió a una mala ejecución de algunas políticas públicas por parte de su sucesor, Nicolás Maduro, y a una cultura venezolana que no estaba acostumbrada al beneficio social por sobre el individual. Así fue que, por ejemplo, a pesar de que el Estado promovió el crecimiento y diversificación de las industrias nacionales, extendiendo créditos a emprendedores y pequeñas empresas, nunca obtuvo el retorno esperado. Gran parte de esos créditos nunca fueron devueltos y nunca se transformaron en empresas reales.

Ello, sumado a una inflación descontrolada (cifrada en más de 1millón% al año), un sueldo mínimo que alcanza sólo para comprar una lata de atún (a pesar de aumentarlo 25 veces durante el mandato de Maduro y que, sólo en agosto de 2018, contempló un incremento de 3500%) y una inseguridad latente en las calles, ha generado el descontento de una gran parte de la población. Incluso, provocó la salida de más de 3 millones de venezolanos del país.

En el último tiempo, el capital político de Maduro se fue desmoronando. El principal apoyo histórico del chavismo (la clase trabajadora) es la que hoy sale a la calle a pedir su salida, puesto que han sido los más impactados por el hambre y la escasez. Una pobreza extrema que ya no cree en el modelo socialista.

Además, una serie de acciones y movimientos políticos del gobierno de Maduro, cuestionados por la oposición (y por parte de la comunidad internacional), han hecho que se catalogue como una “dictadura”. Esto, principalmente, por la concentración de los poderes del Estado, la expropiación y estatización de industrias, el control cambiario, la represión de las expresiones de rechazo a su mandato, la poca transparencia de las elecciones y el cierre de medios de comunicación; entre otras.

Finalmente, desde la vereda oficialista, gran parte de lo anteriormente expuesto lo atribuyen al intervencionismo político y económico de Estados Unidos. Como también, consideran que la autoproclamación de Guaidó no es más que otra acción agresiva de “los yanquis” para manejar la riqueza de Venezuela (especialmente su petróleo).

Posibles salidas al conflicto

El conflicto en Venezuela, más allá de ser un problema interno, se posiciona como uno de los más complejos escenarios geopolíticos internacionales, donde las grandes potencias económicas luchan por mantener a su “aliado” en el poder. No es un secreto que, con Maduro al mando, Rusia y China obtienen mayores beneficios económicos en materia de petróleo; mientras que, si Guaidó asume el liderazgo del gobierno, Estados Unidos los tendrá.

La situación cada vez se pone más tensa. Las arremetidas económicas de Estados Unidos para otorgarle el manejo fiscal a Guaidó dejan en una encrucijada al gobierno de Maduro, quien sigue realizando muestras de poder en ejercicios militares, dando señales de estar dispuesto a todo por mantenerse en el poder y “hacer respetar la voluntad del pueblo”, refiriéndose al 87% de votos que obtuvo en la última elección presidencial (cabe destacar que, en ella, la oposición hizo un llamado a no votar, puesto que “no habían garantías de transparencia en los comicios”).

Lo cierto es que la comunidad internacional sigue presionando a Maduro, exigiéndole la realización de nuevas elecciones.

¿Guerra civil? ¿Intervención armada de Estados Unidos, Brasil u otro país aliado de la oposición? ¿Refuerzo militar de parte de Rusia al gobierno de Maduro? ¿Militarización y represión de la oposición de parte del chavismo? Todas ellas son tesis que han salido en los últimos días y que podrían concretarse en los próximos días.

¡Fuerza Venezuela!

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