«No me interesa hablarle a las élites, sino a mis ‘sinmonea’ que me escuchan claramente», comentó la diputada frenteamplista.
Durante las 133 sesiones celebradas en la Cámara de Diputados durante el 2018, la diputada del Partido Humanista (PH), Pamela Jiles, nunca pidió la palabra para intervenir en el debate en sala. De esta forma, se transformó -por decisión propia- en la única parlamentaria que guardó completo silencio en las instancias formales del hemiciclo.
Uno de los momento más recordados ocurridos en el parlamento durante el año pasado fue la reclamo de Jiles al actual diputado de Acción Republicana, Ignacio Urrutia. Allí la periodista se acercó al ex gremialista y lo increpó duramente por su referencia a los sobrevivientes de la dictadura como «terroristas con aguinaldo». Sin embargo, este intercambio no cuenta como una intervención legislativa.
Según explicó la diputada, su silencio tiene un significado político. «Atravesar el hemiciclo a paso decidido y zamarrear a quién acaba de ofender a las víctimas de tortura es elocuente», explicó Jiles.
«Como Rosa de Luxemburgo yo hablo a través de la acción política. No me interesa hablarle a las élites, sino a mis ‘sinmonea’ que, le aseguro, me escuchan claramente«, agregó a La Tercera.
Jiles cree que el pueblo «no se identifica ni respeta ni se siente representado por los discursos de ‘tribunos’. Lo que requerimos desde el Frente Amplio es poner el cuerpo en ese lugar ajeno, siempre de espaldas al parlamento y de cara a los oprimidos».
Las nulas intervenciones de la diputada frenteamplista contrastan con la participación de Marcelo Díaz (PS) y Alejandra Sepúlveda (FRVS) en el debate parlamentario, liderando el número de intervenciones, con 146 y 132 respectivamente.
